La Princesa del Palacio de Hierro. [Gustavo Sainz
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Название: La Princesa del Palacio de Hierro

Автор: [Gustavo Sainz

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Biblioteca Gustavo Sainz

isbn: 9786077640134

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СКАЧАТЬ o se había fugado con una de las putas, vete a saber, y yo no quería oírlo, pero al mismo tiempo me interesaba ¿no? El caso es que la comunicación se cortó. El aguacero era terrible, como los que salen en la Biblia ¿no? Y de pronto que suena el teléfono otra vez y digo ay, acompáñenme, porque aparte se fue la luz. Y les digo a Alexis, a las sirvientas, a todos, ay, acompáñenme a contestar. Entonces empezó a hablar Gabriel. Era Gabriel.

      Con él, bueno, existían muchas cosas que nos unían. No amor, desde luego, no amor, sino más bien que él me platicaba. ¿Fuiste tú quien dijo que el amor es la más conversadora de todas las pasiones? Porque entonces sí era amor. Yo dejaba que él me platicara cuando estaba drogado hasta lo máximo ¿no? Y me platicaba, vaya si me platicaba. Hasta tuve unos problemones por su culpa, tremendos, porque vivía con dos mujeres, se lo compartían dos mujeres. Y de una estaba muy enamorado y de la otra sacaba mucho dinero. Entonces, de la que él estaba muy enamorado ¿como te diré? Bueno, era putísima, pero putísima, al grado máximo que te puedas imaginar. Entonces estaba muy enamorado de ella, pero fíjate que ella le decía que no podía vivir nada más para él, que a ella le gustaba ir con otros hombres ¿no? Él sufría muchísimo. Como el capitán peludo, tú, que hasta después supe que se llamaba Tarcisio y que se había fugado con Carmelita la Piernudita. La había raptado ¿no? Y vivían juntos escondiéndose de la pandilla. Y como él ya no podía regresar al restorán se hizo taxista. Bueno, eso decían, porque lo andaban buscando como desesperados ¿no? Parece que se había robado mucho dinero o unos papeles que podían llegar a valer mucho dinero. Y también decían que se quería casar con Carmelita y que ella le decía no te convengo, soy puta de corazón, de hormonas a flor de pubis, me da lo mismo hombre, mujer o mueble, te voy a engañar y no vas a poder soportarlo. Y que tenía una tarántula grabada, tatuada, en la cara interior de uno de los muslos, grande como una mano. Y el guapo guapo cuando salía con ella dice que se ponía calzoncillos erizables encima del cinturón de castidad, porque era devoradora, de sexo prensil. En fin.

      Entonces Gabriel me estaba contando que la señora que le daba dinero le había hecho un drama espantoso, y que él le había pegado y que casi le había sacado un ojo. Entonces que le había ido a contar a su mamá. Esta señora le había ido a contar a su mamá, y su mamá era amante de no sé qué señor importantísimo. Bueno, y así. Fíjate que otra vez que me había hablado por teléfono habíamos quedado en que ya nunca más me iba a volver a hablar, porque ya me tenía atormentadísima ¿no? Entonces decidí quitármelo de encima porque me estaba enfermando de tantas cosas que me platicaba. Entonces el día de la lluvia y la tormentísima, quiero decir, el día de la lluvia y del apagón, que me habla, y cuando yo contesto, mi mamá estaba en el teléfono de arriba ¿no?, esperando que contestara para colgar ¿no? Entonces, cuando llego digo Gabriel, tú dijiste que nunca ibas a volverme a hablar. Entonces me dice es que necesito hablarte, acabo de tener un problema horrible con fulana, fíjate en lo que hizo fulana. Y me contó un drama espantoso. Entonces fíjate que mi mamá estaba oyendo todo por la extensión, y en eso que llega mi papá y me grita: sube corriendo. Entonces subí ¿no? Mi papá apenas se estaba desabrochando la gabardina y me dijo ahoritita mismo me dices quién es ese Gabriel. ¿Qué Gabriel? Pues el que te habló ahorita porque lo voy a ir a matar. ¿Cómo que lo vas a ir a matar? En este instante, porque tú sabes perfectamente bien que el honor se lava con sangre. Fíjate nada más. Era más bueno que el pan, pero insistía en que tenía sangre siciliana ¿no? Por eso el honor se lavaba con sangre, porque así acostumbraban sus antepasados ¿verdad?

      Bueno, Gabriel me estaba platicando que esta muchacha le había ido a contar a su mamá que él era drogadicto, que siempre estaba drogado, que ella lo mantenía, que ella trabajaba en una casa de citas para poderlo mantener ¿no?, para poder darle el dinero que necesitaba. Total, aparte llegó deshecha de la cara por la golpiza que le había dado. Terrible ¿no? Y entonces imagínate la familia de esa muchacha que era superimportante ¿no? Y la mía. En cuanto oyeron esto imagínate el drama. Entonces él me hablaba para contármelo ¿no? Y para darme un recado para su otra vieja por si le pasaba algo ¿no? Pero aparte me habló para contármelo cuando estaba hasta las manitas… Se drogaba con cocaína y marihuana, porque en aquel tiempo no había lsd. Con cocaína y marihuana. Era un muchacho muy, muy inteligente. Aparte es muy guapo, tiene muy buen cuerpo, y es un muchacho que ganó una vez el campeonato nacional de carreras de automóviles. Ganó muchísimo dinero ¿no? Pero era de los de ¡Viva México! Verdaderamente no le importaba nada. Inclusive decía que prefería vivir cinco días drogado que veinte años de pendejo. O sea que era un drogadicto verdaderamente de corazón. Entonces mi papá, en cuanto supo de él, juró que lo iba a matar. ¡Urólogos despeinados!

      Imagínate, para mi papá había dos clases de mujeres, nada más dos clases, categorías o géneros: las muchachas buenas y las prostitutas ¿no? Una muchacha buena, como yo, por ejemplo, nunca podía tener amigos que no conociera la familia, tenía que salir sólo y exclusivamente con un hombre de quien tenía que mantenerse alejada sin, como decían las sirvientas y uno que otro cuate, caldear. A mis amigos los tenía que conocer en reuniones familiares, y nunca debía ir sola al cine, ni a bares, ni a fiestas. Para eso estaba mi hermano, para acompañarme. Incluso cuando salía con un muchacho me acompañaba mi hermano, tú. Mi padre oía música de Agustín Lara, y antes se iba a bailar con mi mamá al Ciro’s. También imponía la idea de los placeres masculinos y algunas noches se esfumaba porque había box o porque era viernes y tenía parranda con sus ruidosos amigos: Los Chicos Malos… Entonces me dijo que iba a matar a Gabriel. Juró y perjuró que lo iba a matar. Entonces fíjate que yo me sentí muy deprimida, terriblemente defraudada por mi papá y por mi mamá. Porque además nunca quise decir quién era ¿no? Ellos lo habían visto un par de veces, hasta habíamos salido juntos, pero eran muy olvidadizos para los nombres y muy confusos para relacionar nombres y caras. Esos muchachos serían siempre “mis amigos” y nada más. Total, Alexis se fue y nunca dije. Sabían que se llamaba Gabriel Infante pero no tenían idea de dónde encontrarlo ¿verdad? Entonces me sentí tan mal, tan mal, pero tan mal, tú, que me encerré en mi cuarto y empecé a llorar, a llorar a lágrima chapoteante, a llorar con los senos, con el cuello, a chorros por la nariz, por el ombligo. Y nadie me peló y seguí llorando toda la noche.

      Entonces al otro día, en la tarde, yo seguía sin salir de mi cuarto, sin comer y llorando ¿no? Había abierto las compuertas del llanto y no había podido dormir en toda la noche. Entonces, cuando vi que toda mi familia se había ido, decidí tomar una pastilla para dormir… Esto que te voy a contar, por Dios que es como te lo voy a contar ¿eh? No trato de tapar nada, de cambiar nada. Así fue, creémelo… Entonces fui y tomé un fenobarbital, y eran como las tres de la tarde. Entonces tomé dos al mismo tiempo, pensando que así me harían efecto hasta el otro día ¿no? Para dormir y descansar. Entonces fíjate que a las dos horas vino una amiga mía a darme una invitación de su boda. Vino, me la dio, lloramos un rato. Porque era una muchacha con la que había vivido muchísimos años, y estábamos muy separadas por mis nuevas amistades. Cuando yo me hice amiga del guapo guapo y de Tito Caruso y de esas gentes, ella se separó de mí ¿no? Entonces cuando ella se fue pensé que se me había pasado el efecto, decidí que se me había pasado el efecto de los fenobarbitales ¿no? Y entonces me eché otros dos y me volví a quedar dormida.

      Por cierto… Fíjate que esta muchacha ¿sabes quién? Mercedes, la que había sido novia de mi hermano… Bueno, iba un día con sus hijos por la carretera de Acapulco. Venía para México ¿no? Tenía dos gemelitos, preciosos, de cinco años, muy risueños y muy bonitos ¿no?, con dientes de conejo. Y de repente, tú, que aparece un tráiler en sentido contrario, apareció un camionzote en sentido contrario y que se va a estrellar sin remedio ¿no? Los embistió sin misericordia ¿verdad? Su coche era esport, chaparrito, de ésos, quién sabe cómo se llamen. El caso es que quedaron degollados, ella y los dos muchachitos. Para qué te cuento. Yo no quise ir al entierro ni al velorio ni nada. Fíjate que los enterraron en una sola caja y que soldaron la caja. Bueno, la atornillaron, la cerraron y encima de eso la soldaron. ¿Por qué a la gente le gusta mirar a los muertos? ¿Por qué dejan un hueco en la memoria, un agujero en la memoria?

      Entonces, al rato, desperté. Me sentía perfecta, me sentía СКАЧАТЬ