Название: Modelando el emprendimiento social en México
Автор: Группа авторов
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная деловая литература
isbn: 9786079380793
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La empresa privada ha asumido igualmente la parte que le corresponde, no solo desde la perspectiva de crear valor económico y generar empleos, sino cumpliendo con la responsabilidad social con otros actores, a fin de procurar bienestar a las comunidades que más lo requieren.
El gobierno federal y los gobiernos locales, trabajando con las empresas y la sociedad en general, pueden crear y desarrollar programas de colaboración conjunta a fin de propiciar las condiciones para mejorar lo índices de bienestar de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Esto permitirá a las organizaciones, eventualmente, ejercer influencia en políticas públicas.
TOSEPAN TITATANISKE, COOPERATIVA EXITOSA Y PUJANTE[2]Elaborado por el profesor Raúl Franchi Martínez MoreiraAgosto de 2017En la sierra nororiental de Puebla, donde en 30 municipios habita algo más de medio millón de personas, donde la mayoria de la población (72%) pertenece a los grupos originarios nahua y totonaca, existe un movimiento cooperativo llamado Tosepan Titataniske (Unidos venceremos, en náhuatl) que literalmente ha cambiado la vida de al menos 35,000 familias, formadas en promedio por cinco integrantes, es decir, unas 175,000 personas. |
Gracias a Tosepan, la mayoría de los campesinos, cuyo patrimonio se reduce a una hectárea de suelo fértil, en un bosque tropical, ahora siembran distintos cultivos orgánicos. Entre estos, destacan el café y la pimienta, que se dan bien en esa zona en extremo lluviosa, y exportan a Japón, Alemania y Holanda con esquemas de comercio justo.La mitad de esas familias, 16,233 (hasta 2016), tienen una vivienda nueva y aspiran a lograr un hogar sustentable; las casas que se han logrado construir cuentan con una estructura sólida, con servicios sanitarios, electricidad y agua corriente; la búsqueda de sustentabilidad incluye el aspecto alimentario, energético y el reciclaje de agua. Tosepan les da acceso a capacitación, a una cooperativa de ahorro y préstamo, a servicios de salud, escuelas y, sobre todo, les infunde confianza en que unidos y organizados sus integrantes pueden alcanzar incluso los sueños más ambiciosos. |
“Desde que nació Tosepan, aprendimos que solo organizados podemos avanzar hacia la construcción de un proyecto de vida buena (buen vivir) para nuestras familias y que eso solo se logra con el trabajo”, dice Aldegundo González Álvarez, uno de los actuales directivos de la cooperativa.La Tosepan Titataniske se formó en 1977; en 2017 cumplió 40 años y la llaman cooperativa madre, porque hace unos años se constituyó la Unión de Cooperativas Tosepan, que agrupa y cobija a ocho entidades con diversos fines complementarios y cuatro programas que atienden asuntos varios. (Anexo 1) |
La Tosepan nació entre campesinos del municipio de Cuetzalan; al principio, la formaron habitantes de cinco comunidades y ahora está presente en 430 comunidades o pueblos. Los iniciadores del movimiento fueron en su mayoría indígenas nahuas y algunos totonacos, desesperados y hartos de la explotación y abusos de caciques y acaparadores. En la actualidad, 78% de los afiliados son de origen indígena y el resto, población mestiza.Dos propósitos guían a la Tosepan y a sus filiales desde el comienzo: |
• Mejorar la calidad de vida de los socios cooperativistas y de las comunidades donde habitan, para lo que están abiertos a toda innovación agrícola, tecnológica o del tipo que sea, siempre y cuando favorezca la producción de acuerdo con los principios agroecológicos, la alimentación, la salud, la vivienda o la educación.• Mantener su identidad, conservar su lengua, cultura, tradiciones y preservar los recursos de su territorio, de todo lo cual se sienten sumamente orgullosos. “El día que olvidemos nuestras raíces perderemos nuestra identidad”, decía uno de los fundadores. |
El poder de los sin poderLas familias indígenas de la zona sembraban, hasta mediados de los años setenta del siglo pasado, maíz, algodón y caña, producción que escasamente alcanzaba para comer todo el año; los pocos excedentes se los compraban unos cuantos acaparadores a precios irrisorios.La situación obligaba a muchos campesinos a dejar sus comunidades para ocuparse como albañiles en las ciudades de Puebla o de México, con el consecuente desarraigo y desajuste familiar. Los que permanecían en la sierra derribaban bosques para abrir tierras de cultivo y potreros, con lo que una zona de vegetación exuberante se estaba convirtiendo en un yermo. |
En 1974 llegaron a la zona diez ingenieros agrónomos enviados por el Plan Zacapoaxtla, para enseñar a los campesinos a emplear fertilizantes y semillas, y a cultivar “café de sombra”, una variedad que se da en zonas arboladas. Al reforestar la sierra, podrían cultivar el grano con mejores rendimientos y agregar otros cultivos para apoyar su economía.El Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), les daba anticipos para financiar las cosechas y compraba la mayoría del producto. Aunque los precios no eran muy buenos, mejoró un poco la situación para los agricultores que poco a poco cambiaron sus cultivos por la siembra de café. |
Pero padecían otros problemas serios. Pululaban en la zona comerciantes acaparadores, coyotes y usureros, dueños de las tiendas de abarrotes y materiales de construcción, de los camiones y las bodegas; ellos controlaban el mercado del café, la pimienta, las maderas y artesanías. Compraban barato los productos de los campesinos y les vendían caro todo lo que necesitaban; a eso le llaman la “ley del garabato: te venden caro y te compran barato”.Los agricultores conocían la enorme distancia entre el precio que pagaban los consumidores de café y lo que recibía el productor, así que en 1977 empezaron a organizarse para que alguien los representara. Necesitaban hacer acopio de su café en bodegas, financiar el traslado y saltarse a los intermediarios para obtener mejores precios, pero todo ello requería financiamiento. |
No faltaban opositores al proyecto, campesinos desconfiados, hartos de ver cómo unos pocos se hacían cada vez más ricos mientras el resto de la población se quedaba en los umbrales de la supervivencia. “Si entramos a eso, vamos a hacer al coyote más gordo”, decían.Ese mismo año surgió otra contrariedad: los comerciantes de Cuetzalan les vendían muy cara el azúcar para consumo doméstico y, además, condicionada a que adquirieran 50 pesos de otros productos. En aquel entonces, a diversos alimentos de primera necesidad el gobierno les asignaba un precio oficial; el precio del azúcar era 2.15 pesos por kilo y ellos debían comprarla a 12.50 pesos. |
Inconformes, los campesinos empezaron a reunirse para buscar soluciones, tocaron varias puertas de autoridades, pero al no obtener respuesta, tomaron por la fuerza unas bodegas azucareras de Zacapoaxtla. Hasta entonces la autoridad atendió su demanda y les envió una tonelada de azúcar a un precio justo. Más adelante, reunieron dinero y lograron comprar primero una tonelada de azúcar que vendieron en sus comunidades y, después, con aportaciones de 50 y 100 pesos de los participantes, que empezaron a llamarse a sí mismos cooperativistas, lograron comprar 20 toneladas cada mes y distribuirla a 3 pesos entre sus comunidades.Por ello, a esta época le llaman “dulce comienzo”, aunque la tarea de romper las cadenas de los acaparadores y superar prejuicios de sus vecinos no estuvo exenta de dificultades. Más adelante, al ver resultados positivos, se organizaron para adquirir otros productos básicos y crear pequeñas tiendas cooperativas. “Nos dimos cuenta de que juntos podíamos hacer cosas y que si nos manteníamos unidos, seríamos fuertes”, dice don Luis Márquez Tirado, socio fundador. |
El progreso huele a caféCerca de 250 campesinos decidieron formalizar una cooperativa para solucionar sus problemas y la llamaron Tosepan Titataniske. Querían “desarrollar las capacidades y conciencias de los habitantes de la sierra nororiental de Puebla para que puedan ser sujetos de su propio desarrollo”. El entusiasmo creció conforme se unían voces que pedían crear una marca propia de café y vender directamente a las grandes cadenas comerciales e incluso al consumidor.Parecía una utopía enfrentar a los acaparadores locales, a las autoridades nacionales en algunos casos y a los mercados internacionales, pero los impulsó el anhelo de mejorar y conseguir que los jóvenes no se vieran obligados a emigrar a otras regiones en pos de una vida mejor. En 1980, la cooperativa se instituyó legalmente y se fortaleció al lograr el acopio, procesamiento y comercialización de los productos más rentables de la zona: café, pimienta y miel. |
Mientras que en la mayor parte del país los bosques retroceden y tienden a desaparecer, en esta región de Puebla el proceso se ha revertido. Los cooperativistas aprendieron a cultivar “cafetales de sombra diversificada” —los árboles protegen el suelo y favorecen el cultivo— y supieron que en condiciones de sombra es posible producir cítricos, caña, hongos, palmas, plantas ornamentales, flores, miel y mucho más.Los árboles fomentan la aparición
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