Название: En unión sagrada con un pastor
Автор: Somerville Mary
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781629461519
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Dios siempre sabe lo que es mejor. No puedo exagerar esta verdad. Debemos descansar. Es por el bien de nuestro cuerpo y alma, y para tener una mayor productividad que debemos seguir el patrón establecido por Dios. Es especialmente importante debido al peso constante de las responsabilidades del ministerio sobre nuestros hombros.
Entender nuestras limitantes físicas es parte del cuidado de nuestro cuerpo, el cual es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). No hay duda de que tener el tiempo adecuado de descanso debe ser una prioridad.
Ya que el domingo no es un día de descanso para nosotros en el ministerio, como debe serlo para los demás en nuestras iglesias, sería sabio el tener otro día libre de ser posible. El personal de nuestra iglesia toma los viernes como descanso. La razón para tomar este día es porque toda la preparación para el domingo está terminada, y los pastores pueden relajarse de una mejor manera que si descansaran los lunes. Algunos pastores eligen descansar el lunes porque necesitan reposo después de un día en donde han estado muy ocupados enseñando y predicando. Nos hemos percatado de que es importante hacer algo divertido y relajante durante nuestro día libre, cosas como conducir a la montaña, leer en nuestras sillas de patio, hacer una caminata o jugar tenis. Un cambio de ritmo es importante para nuestra salud emocional y espiritual—especialmente porque estamos rodeados de gente casi todo el tiempo. Las actividades al aire libre parecen particularmente refrescantes, debido a que nuestros esposos pasan la mayor parte del tiempo en una oficina.
Una meta que tengo es tener las tareas de la casa hechas, para que Bob no tenga que ayudarme con ellas en su día de descanso. Hay ocasiones en que las hacemos juntos, si ha sido una semana muy ocupada para mí. Entonces, el sábado lo usamos como la mayoría de la gente. Hacemos tareas en casa, trabajo de mantenimiento o vamos de compras. Es parte de los seis días en los que debemos laborar y hacer todo nuestro trabajo. Cuando nuestras tareas del sábado están terminadas, entonces podemos tomar algo de tiempo para recreación.
¿Qué debe hacer una esposa cuando su esposo no toma un día libre? Se sabe de un pastor que dijo, “El diablo no toma un día de descanso, así que ¿por qué debería hacerlo yo?” a ello le respondieron, “No sabía que el diablo era nuestro ejemplo.” Eso es muy cierto. Dios es nuestro ejemplo en que Él descansó en el séptimo día.
Desafortunadamente, algunos hombres en el ministerio no toman tiempo para dedicar a sus familias. Su vida es el ministerio y a la familia, si acaso, apenas se le da el tiempo sobrante. Una esposa expresó, “Para poder pasar un momento con mi marido, tendría que tener un problema a solucionar. Entonces podría hacer una cita para que me dé una hora de su tiempo.” Esto es muy triste, ya que el primer ministerio que un ministro tiene es su familia.
Si tu esposo no descansa, deberías apelar a él con espíritu de mansedumbre y orar para que Dios le haga sensible a tu preocupación. Podrías decir, “quisiera tener la oportunidad de preguntarte algo. ¿Puedes en este momento?” Si puede, entonces procede a decirle algo así: “¿Cómo crees que podamos planear tomarnos un día a la semana como día de descanso? ¿Qué podría hacer yo para que esto ocurra? Debido a que llevas una carga muy pesada en lo que haces, creo que es importante que descanses. Sé que yo lo necesito también.”
Esto debería iniciar una buena plática sobre tus preocupaciones. Si tu esposo no está convencido sobre la importancia del descanso, tienes dos opciones. Puedes pedirle a Dios las fuerzas necesarias para seguir apoyando a tu esposo (1 Pedro 4:8), o puedes confrontarlo bíblicamente siguiendo el proceso que indica Mateo 18:15-29. Sea lo que sea que hagas, no debes dejar que el odio y el resentimiento se aniden en tu corazón. Dios puede darte paciencia y perseverancia, a medida él trabaja en el corazón de tu esposo.
La razón por la que puedes decidir seguir el proceso de Mateo 18 es porque tu esposo también es tu hermano en Cristo. El pasaje dice “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra (Mateo 18:15-16). Si le pides a un líder de la iglesia que te acompañe a hablar con tu esposo sobre este asunto, muy probablemente tu esposo atenderá antes de que el problema avance más. La mayoría de los líderes se preocupan por las necesidades de la familia del pastor, por lo que con gusto animarán al pastor a tomar un día de descanso. El mismo principio aplica para cualquier persona a la que tengas que enfrentar sobre un pecado.
8) Cuidar de tu cuerpo
Aceptémoslo, el ministerio nos pasa factura físicamente. Nos cansamos y agotamos. Pablo comparó nuestro cuerpo a un tesoro en un vaso de barro. Un vaso de barro es frágil y fácilmente se astilla y rompe. Nos cansamos y enfermamos y estamos sujetos a padecimientos que limitan nuestra capacidad en el ministerio.
A veces, al estar tan ocupadas, no comemos, descansamos o nos ejercitamos lo suficiente para estar en condiciones óptimas. Bob y yo nos hemos percatado que nos sentimos mejor y tenemos más energía cuando nos ejercitamos varias veces en la semana. El ejercicio mejora nuestra energía, resistencia y bienestar físico.
Si estamos sobrecargados, necesitamos encontrar el motivo, debido a que la sobrecarga añade mayor tensión a nuestros cuerpos. Si tenemos un desorden alimenticio, debemos de someterlo al control del Espíritu Santo. El estar en el ministerio, a menudo significa que nos ofrecerán comidas que incluyen ricos postres. En nuestra primera iglesia, las mujeres creían que su tarea era engordar a su joven pastor. Debemos de encontrar respuestas amables para rechazar alimentos que pueden ser dañinos para nuestra salud. Pablo dijo, “sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:27).
Somos llamados a ser buenos mayordomos de nuestros cuerpos y eso incluye pedir a Dios que nos provea de auto-control y crear disciplina para la piedad (1 Timoteo 4:7). Aunque nuestra apariencia física no es el factor más importante de nuestra vida, debemos de cuidar de nosotros mismos en una forma que refleje positivamente a Dios y le traiga gloria.
Del gran reformador Juan Calvino, se dice que fue a su tumba a una edad temprana, a los 55 años, debido a la vida sedentaria que llevaba y aunado a su enorme carga de trabajo, lo que finalmente lo llevo a ser víctima de enfermedades.4
Dios mediante, con un cuidado apropiado de nuestros cuerpos, podremos disfrutar de un largo y saludable ministerio para la gloria de Dios.
9) Tomar Vacaciones
Algunos pueden ver las vacaciones como un lujo, pero es una obligación para las familias del ministerio. La mayoría de las iglesias reconocen la necesidad de un descanso completo de las presiones del ministerio y permiten que el pastor tome un mes o más de vacaciones. Nosotros tomamos cinco semanas de vacaciones y aprovechamos parte de ese tiempo para ir a conferencias en donde Bob y yo generalmente servimos como expositores. Pero cuando hacemos esto, el propósito de las vacaciones no se cumple debido a que no tomamos un descanso completo de nuestras responsabilidades en el ministerio.
¿Es extravagante el viajar o tomar vacaciones? No lo creo. “(Dios) nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Tim 6:17). El mundo es nuestro como creyentes y es para explorarlo y disfrutarlo. Las vacaciones puedes ser comparables a las fiestas del Antiguo Testamento, las cuales Dios le ordenaba a Su pueblo celebrar durante el año. Estaban la fiesta de la Luna Nueva, la fiesta de Pentecostés, la de Purim, la de los Tabernáculos, la Pascua, la fiesta de las Trompetas, las fiestas de Aniversario, la del Año Sabático y la del Jubileo. Él era tan generoso en darles ocasiones para detener el trabajo y celebrar como familias y pueblo de Dios.
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