Название: En unión sagrada con un pastor
Автор: Somerville Mary
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781629461519
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Tú quisieras tener la vida enfocada y simple de la cual hablamos en el primer capítulo, pero no encuentras la manera de evitar que tu vida sea envuelta por las demandas del ministerio. Así es que, en este capítulo quiero darte doce consejos prácticos para enfrentar las demandas físicas del ministerio. Si tú sigues estos consejos, los cuales hemos descubierto a través de los años, encontrarás que tu vida en el ministerio puede transformarse en una vida más balanceada y enriquecedora.
Doce maneras de aminorar las demandas físicas del ministerio
1) Enfócate en tu rol en el Cuerpo de Cristo
Encontraremos nuestro mayor gozo cuando usemos adecuadamente en la iglesia los dones que Dios nos ha dado.
“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén (1 Pedro 4:11).”
¿Qué posiciones están abiertas para nosotras como mujeres que buscamos utilizar nuestros dones en la iglesia? Dios nos ha instruido a través del apóstol Pablo que primero debemos aprender en la iglesia con una actitud de sumisión hacia nuestros líderes (1 Timoteo 2:9-15). Así como para todos los creyentes, nuestra responsabilidad es someternos y brindar apoyo a aquellos a quienes Dios ha puesto en liderazgo en la iglesia.
Dios también nos ha instruido a no “enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre” (1 Timoteo 2:12), es decir, sobre el pastor y los demás líderes, cuyo rol es el pastorear al rebaño. Podemos servir en cualquier área de la iglesia de la que la Escritura no nos excluya.
Hay muchas áreas de vital importancia abiertas para nosotras. Como hemos visto, a las mujeres maduras se les ordena enseñar a las más jóvenes en la fe. Podemos tener un rol muy especial en enseñar, aconsejar y consolar a las mujeres y niños. Podemos así mismo involucrarnos en el ministerio de la música, trabajo de oficina, ministerio de mujeres, ayudar con las visitas y demás.
Sólo mira a la iglesia primitiva. Se nos han dado ejemplos de mujeres que tenían roles clave y que trabajaron con gran poder para Dios. Febe era una sierva en la iglesia, a quien Pablo alabó y a través de ella hizo llegar su carta a la iglesia en Roma (Romanos 16:1-2). Priscila participaba en el evangelismo junto a su esposo Aquila. Eran amigos cercanos a Pablo y expusieron sus vidas por él (Romanos 16:4; Hechos 18:2). Lidia era una exitosa mujer de negocios en Filipo y una de las fundadoras de la iglesia local. Cuando ella llegó a conocer a Cristo como su Salvador, ella abrió las puertas de su casa para el equipo misionero y para la iglesia (Hechos 16:14,40).
Si no estás segura de cuáles son tus dones, estudia los pasajes bíblicos que hablan sobre ellos (Romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:1-14:40). Después pide la ayuda de tu esposo para lograr identificar tus dones. Puedes también considerar la opinión de tu círculo de amigas. ¿Cuáles son tus intereses o gustos? ¿Qué necesidades te producen más carga? ¿Cuáles son las áreas de servicio en donde produces más fruto? Estas son probablemente las cosas que disfrutas hacer más y esa es una señal fuerte de las áreas en las que Dios te ha dado dones. Estoy segura que si tú oras y le pides al Señor que te muestre cuáles son tus dones, Él lo hará. Ahora, ¡usa esos dones!
Cualesquiera que sean tus dones espirituales, trabaja para desarrollarlos a su mayor capacidad. Muchas esposas acuden a conferencias sobre consejería y liderazgo para prepararse y equiparse con más herramientas para el ministerio. Mi entrenamiento en el seminario fue una gran bendición mientras Bob y yo entramos en el ministerio y yo usé ese entrenamiento en mi rol de una esposa de pastor. Muchas otras mujeres de Dios, a través de sus consejos o libros que han escrito, también me han enseñado.
Enfócate en las áreas donde tienes dones. No gastes tu energía en otras áreas. A pesar de que puede ser difícil, debemos confiarle al Señor aquellas cosas que no son nuestra responsabilidad. Si el hablar en público no es tu don, confía en que el Señor traerá personas que puedan enseñar y liderar grupos. Yo he visto que eso sucede aún en iglesias pequeñas. Yo nunca he dirigido el ministerio de mujeres en nuestras iglesias, pero he alentado a otras mujeres a que usen sus dones para dirigir esos programas. Esto me ha ayudado a enfocarme en mis fortalezas: hacer visitas con mi esposo Bob y usar mis dones para administrar y aconsejar. Sólo en estos últimos años he estado escribiendo e impartiendo pláticas de una forma más regular.
Por 14 años, mi esposo me ha alentado a usar mis dones para desarrollar y administrar el programa Young Life (Vida Joven) para asignar mentoras a madres solteras adolescentes, con el propósito de presentarles el evangelio y hacer discipulado. Las mentoras no son sólo de nuestra iglesia, sino también de otras iglesias de nuestra comunidad, lo que me provee de un gran número de amigas. Es un gozo para mí, el usar mis dones dos veces a la semana al servicio del Cuerpo de Cristo. Estimo en gran manera el apoyo que mi esposo me brinda en el ministerio.
Si servimos en el área que involucre nuestros dones, ¿significa que debemos rechazar las oportunidades de servir en otras áreas? No siempre, ya que hemos sido instruidas así: “…según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).
En nuestra primera iglesia en Nueva Jersey, serví en la guardería por un tiempo considerable. Nuestros hijos eran pequeños, así que era muy natural estar en este lugar. A pesar de que no es una de mis áreas fuertes, la ayuda era necesaria. Gracias a Dios no me perdí los sermones de Bob, ya que podía escucharlos a través de un sistema de sonido que instalaron en el cuarto de cunas.
Cuando vinimos a California a comenzar una iglesia de ocho familias, la oficina de la iglesia estuvo en nuestra casa durante 10 años. Eso significa que tuve una gran cantidad de oportunidades para hacer muchas cosas que no se relacionaban directamente a mis dones o a mi educación. Tenía que atender el teléfono para que mi esposo dedicara tiempo al estudio. Los niños eran pequeños y eduqué en casa por varios años.
¿Fue un reto el tener un balance entre hogar, escuela, oficina y el ministerio? ¡Sin duda! Muchas veces dije “estoy exhausta” y me sentí abrumada en muchas ocasiones. A menudo, nos vimos obligados a clamar por la promesa que se encuentra en Isaías 40:31, esperando en Él, momento a momento, y Su fuerza siempre estuvo ahí para nosotros. Yo doy testimonio de que Dios nos dio su fuerza sobrenatural y su poder durante esos años frenéticos.
¿Te has percatado de que al ser llamado a dar más allá de tus recursos y a esperar en el Señor, Él te da el poder para hacerlo? Es una experiencia de “levantar alas como las águilas”. Dios nos lleva a través del camino y, al mirar atrás, preguntamos, “¿Cómo hicimos todo eso?” ¡Fue Dios!
2) Reclutar y entrenar a otros
A pesar de que Dios te fortalece para hacer cosas más allá de tus habilidades y posibilidades, si ellas se encuentran en áreas que no van acorde a tus dones, deberías ver el servicio en ellas como un rol transicional. Busca constantemente a alguien que sea más adecuado para la tarea. Entonces puedes incorporar a esa persona y enseñarle a usar sus dones en esta área. Cuando ella esté lista, puede quedar a cargo y de esta manera tú СКАЧАТЬ