En unión sagrada con un pastor. Somerville Mary
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Название: En unión sagrada con un pastor

Автор: Somerville Mary

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781629461519

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СКАЧАТЬ debemos saber que no todos estarán de acuerdo con nuestros planes. Hermanas, es necesario agradar a Dios antes que a los hombres. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).

      Ahora bien, habrá personas que proveerán críticas constructivas que nos ayudarán a cumplir las expectativas de Dios para nosotras. En ese caso, no debemos intimidarnos por la confrontación, sino estar agradecidas por la ayuda. ¡Admitámoslo, no somos perfectas! Necesitamos que no piensen que lo somos. Es importante ser la mujer que Dios espera de nosotras, sin miedo a lo que piensen los demás. Vivimos bajo la misericordia y gracia de Dios. Si fracasamos, admitimos nuestra falla y obtenemos perdón de Dios y de aquellos a los que hayamos ofendido. ¡Hay libertad radical en la gracia de Dios! “Estad, pues, firmes en la libertad con la que Cristo nos hizo libres” (Gálatas 5:1). Así que, aclaremos nuestro rol como esposas de pastor, salgamos con confianza y seamos la mujer para lo cual Dios nos creó.

       Claridad en nuestro rol

      Algunas iglesias se sorprenderían de saber esto, pero la Biblia no enseña que la esposa del pastor debe tocar el piano, estar a cargo del ministerio de mujeres y ser anfitriona de todos los eventos sociales. En realidad, la Escritura no da una descripción de los quehaceres de la esposa de un hombre en el ministerio. ¿Entonces, qué sabemos acerca de lo que Dios espera de nosotras? Lo que Pablo establece son cualidades de carácter de los diáconos y esposas de los diáconos. “Las mujeres así mismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo” (1 Timoteo 3:11).

      Como esposas de un hombre que está en el ministerio, debemos estar seguras que exhibimos esta clase de carácter ejemplar. Pero, ¿a qué se refiere este pasaje cuando dice que debemos ser fieles “en todo”? La Escritura es clara en decir que nuestro llamado debe ser como el de cualquier otra mujer en la iglesia: ser una mujer piadosa, esposa, madre y fiel miembro del cuerpo de Cristo.

      Echemos un vistazo de cerca a un pasaje clave de la Biblia que define el rol de las mujeres dentro de la iglesia. Conforme vayamos examinando esta instrucción práctica, podremos ser capaces de ver nuestro rol con mayor claridad.

      Las ancianas así mismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñan a las mujeres jóvenes a amar sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. (Tito 2:3-5)

       Cualidades de carácter para tu rol

      Nótese que, sobre todas las cosas, Dios está interesado en el carácter de la mujer ejemplar en la iglesia. Si tus hijos ya son mayores, entonces la enseñanza a mujeres mayores aplica directamente a ti. Pero no importa qué edad tengas, como esposa de pastor, eres vista como un ejemplo. Así que, debemos valorar las cualidades de carácter de una mujer mayor.

      La primera cualidad de carácter en la que nos enfocaremos será la de ser reverente. El término reverente es tomado de la palabra reverenciar, lo cual significa observar con afectuosa admiración o veneración. Dios desea que modelemos actitudes que exhiban afectuosa admiración a Dios. Una forma en que podemos mantener este enfoque es meditar en los atributos de Dios y Su Hijo. Es sencillo dejar que las demandas de esta vida y la cultura alrededor nos distraigan de nuestro más grande privilegio, conocer y reverenciar a Dios. La obediencia fluirá naturalmente del respeto amoroso. Necesitamos constantemente tener nuestros ojos puestos en el grandioso Dios al cual servimos.

      Una mujer mayor, de la cual quisiera seguir su ejemplo, es mi querida suegra, quien tiene 97 años de edad y aún demuestra su reverencia a Dios, buscando crecer en el conocimiento de Su Palabra y obedeciéndola. Le pedí que escribiera sus peticiones de oración en mi diario, hace como un año. Esto es lo que ella escribió:

      Ora por mi actitud, que pueda ser amorosa, amable, considerada y sabia en mi forma de hablar. Ora que pueda ser agradecida por mi salud, el lugar donde vivo y por mis queridos hijos. Que pueda ser un buen ejemplo para ellos y mostrar aprecio en todo lo que hacen por mí. Que Dios me ayude a ser paciente, a saber ceder y renunciar y estar contenta cuando debo estar satisfecha y ser sabia si debo de estar en desacuerdo con algo, poder ser amable y amorosa cuando estoy en desacuerdo. Ora para que nunca olvide quién está en control.

      Dios ha respondido a esa oración. Es evidente que esta mujer ha caminado con Dios y le ha reverenciado por muchos, muchos años, y ¡quiero ser como ella!

      La siguiente cualidad es que debemos asegurarnos de controlar nuestra manera de hablar y de nuestros apetitos. Ser calumniadora o esclava del vino podría derrumbar nuestras vidas y nuestros ministerios. Es sencillo crear chisme usando la excusa “te lo digo para que ores”, y así pasar información confidencial de lo que otros han hecho o dicho.

      Esto puede dañar el nombre de Cristo y lastimar el ministerio de nuestro esposo. ¡Qué daño tan grande puede hacer una lengua desenfrenada! Dios puede manifestar su fruto del Espíritu, específicamente el auto-control, sometiendo esta área a Él. A medida Él nos da una lengua y deseos controlados, esto nos hará sobresalir del mundo y nos preparará para el ministerio.

       El rol de las ancianas

      Continuando en Tito 2:3, podemos observar que Pablo se refiere a las ancianas como aquellas que primordialmente ejercen el liderazgo en el ministerio de la iglesia. Si estás libre de la responsabilidad de la crianza de tus hijos, entonces caes en esta categoría, igual que yo. Este no es el momento de la jubilación, es tiempo de “enseñar lo que es bueno”. Ponte tu uniforme de trabajo y prepárate para usar toda la sabiduría que acumulaste en tu vida y en tu hogar durante años. Alienta a las mujeres más jóvenes a que se enfoquen en su ministerio principal, que es su hogar. Involúcrate en los ministerios de mujeres, ya sea los que son personales o en grupos más grandes. No podemos excusarnos de no servir, pensando que las mujeres más jóvenes no querrán escuchar nuestras opiniones. Las mujeres más jóvenes necesitan aliento de aquellas que ya pasaron por ese camino. Ellas necesitan ser disciplinadas por aquellas que son más maduras en la fe. Como esposa de pastor, probablemente este trabajo caerá naturalmente en ti. Así que dedícate a ello y recluta a todas las ancianas piadosas en tu iglesia para que se involucren junto contigo. Ahora presta atención a cómo me dirijo a las mujeres más jóvenes, porque esto es lo que tú como anciana estarás enseñándoles.

       El rol de las jóvenes

      Pablo nos enseña que el ministerio de la mujer joven se debe enfocar en su hogar. Así que incluso como una esposa de pastor, tu rol principal es amar a tu esposo e hijos, guardar tu pureza, ser trabajadora (una trabajadora amable) en casa y ser sujeta a tu propio marido para que la Palabra de Dios no sea blasfemada. Cualquier otro ministerio que realices en la iglesia no debe de interferir con tus prioridades.

      “Trabajar en casa” simplemente significa ser ama de casa. Así es como debemos cumplir con nuestro llamado de amar a nuestro marido y a nuestros hijos. Nuestra prioridad como esposa y madre es que nuestro hogar esté preparado para ellos. El mejor ministerio que puedes tener dentro de la iglesia es la provisión de un hogar para el pastor donde él pueda recibir el descanso y rejuvenecimiento que necesita para ser capaz de servir eficazmente como su pastor espiritual.

      Amo profundamente a las personas de nuestra iglesia, pero creo que deberían entender que mi relación con Bob tiene mayor prioridad que cualquier otra relación. Mi primer ministerio va directamente dirigido a él, antes que la iglesia y todas sus demandas. Mi familia es el trabajo de Dios.

      Creo que nosotras como esposas y madres somos la esencia de nuestros hogares. Nuestra presencia en él, para cuidar a nuestra familia, es lo que constituye un hogar. Un miembro de nuestra iglesia, quien perdió a su esposa, comentó conmovedoramente: “Nuestra casa СКАЧАТЬ