Violencias que persisten. Francisco Gutiérrez Sanín
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СКАЧАТЬ Figura 3. Muertes por sobredosis de cocaína en Estados Unidos de 2000-2015

      Fuente: Elaborado con información de McCall et al.

      Mientras tanto, la cocaína asociada con muertes por sobredosis, pero que no está relacionada con mezclas de opioides, se incrementó de 0,89 a 1,59 entre 2000 y 2006, para luego mostrar una tendencia sostenida a la baja, hasta alcanzar 0,78 en 2015.

      En conclusión, el grupo de opioides, y en primer lugar la heroína y los opioides sintéticos, han estado jalonando la reciente tendencia al alza de la cocaína que suele asociarse con muertes por casos de sobredosis. Esta situación guarda una relación directa con el fuerte incremento de la oferta de heroína (y que hoy en día procede principalmente de México) y la producción ilegal de China y México así como la distribución dentro de Estados Unidos del opiáceo sintético conocido como fentanilo15.

      Estas son algunas de las consecuencias que se derivan de este hallazgo para la situación descrita sobre cocaína:

      • Toda la presentación que la DEA desarrolla sobre la situación del consumo de cocaína en Estados Unidos parte de indicadores como el número de usuarios o de exámenes de orina en el sitio de trabajo para establecer tendencia del uso, e introduce a la vez un relacionamiento causal y directo con el crecimiento de las áreas de hoja de coca en Colombia. Esta relación causal cobra su máxima expresión en los datos en los que se observan los incrementos letales del uso de cocaína. No obstante, para este fin, la DEA solo toma en cuenta la sumatoria de uso de cocaína sin opioides y cocaína usada con opioides sintéticos; es decir, sin diferenciar rigurosamente las dos modalidades de consumo. Este tipo de manejos permite la generación de imaginarios dramáticos de muertes por sobredosis que se le endilgan directamente a Colombia por ser productor del 92 % de la cocaína que entra a Estados Unidos.

      • Con este tipo de presentación que fue luego retomada en el informe de la Casa Blanca en su informe de junio de 2018 para demandar las fumigaciones aéreas a Colombia, eluden la principal responsabilidad del fenómeno de las muertes por sobredosis, el cual recae directamente sobre las instancias de salud y control de medicamentos de Estados Unidos, y los organismos de inteligencia —incluyendo la misma DEA—, para establecer qué sucede con la distribución de medicamentos producidos partir de opiáceos sintéticos como el OxiContin, el Actiq o el Subsys, dentro de Estados Unidos. Dicha situación se relaciona con las deficiencias en el control del desvío de opiáceos sintéticos legalmente usados como medicamentos, lo cual toca directamente con el modelo neoliberal de impedir la intervención del Estado y permitir que las grandes empresas y distribuidoras sean quienes tengan la responsabilidad de determinar comportamientos irregulares en el uso o demanda de drogas de prescripción. Este tipo de manejo está permitiendo un enriquecimiento exponencial de estas empresas, que se están lucrando de la dramática situación en que han caído sectores empobrecidos y marginados de Estados Unidos que recurren a este tipo de consumo16.

      • Un hallazgo interesante en el ejercicio de contrastación es que mientras efectivamente se observa un incremento de consumo de cocaína a partir del 2013, la tendencia de los usuarios sin ligar el consumo de opioides sintéticos no resulta comprometida dramáticamente en casos de sobredosis, sino que se mantiene una relativa tendencia hacia la baja. Es decir: los nuevos usuarios de cocaína están desarrollando un conocimiento en el uso, de modo que no presentan incrementos exponenciales de demanda de tratamiento o de hospitalización. Esta evidencia debería ser objeto de más investigaciones científicas. Mientras tanto, como se ha observado, resulta alarmante el uso de cocaína ligado con heroína (speed ball) o de opioides sintéticos.

      • Lo anterior indica que la amenaza a Colombia de una descertificación por un incremento de las áreas de coca oculta las fuertes responsabilidades que existen en Estados Unidos frente a las políticas preventivas y de manejo de la reducción de daños para el uso de drogas. Del mismo modo, relativiza el volumen de incidencia del alza de la producción de coca en Colombia frente al mercado de Estados Unidos, situación que es fuertemente propiciada por medios de comunicación colombianos que suponen que toda la cocaína colombiana es para ese mercado, sin hacerse preguntas sobre los nuevos mercados. Este imaginario, a su vez, sirve de base a la preocupación de los impactos por la hipotética descertificación de Colombia como parte de una supuesta responsabilidad compartida con Estados Unidos.

      En general, la información que se deriva de las incautaciones transnacionales se considera una buena pista de las dinámicas de los mercados en el ámbito global. En este sentido, Suramérica es hoy el espacio más activo, con el 61 % de las incautaciones, tanto por la importancia de Brasil como primer punto de exportación hacia Europa vía África, como por los incrementos en la demanda, principalmente en el Cono Sur (tabla 2).

      El porcentaje de la demanda de cocaína en el último año (índice de prevalencia) a escala mundial es del 0,4 %. Para Norteamérica, el promedio de uso es del 1,6 %. En Suramérica, el promedio alcanza el 1,5 %. Veamos la discriminación de los porcentajes por países.

País%
Uruguay1,8
Brasil1,75
Chile1,73
Argentina0,73
Colombia0,70
Perú0,69
Venezuela0,64
Bolivia0,36
Paraguay0,25
Ecuador0,08
Promedio1,5

      Fuente: UNODC, Informe Mundial, 2017.

      Los cuatro países que lideran el consumo de cocaína en Suramérica viven hoy una situación difícil de emergencias hospitalarias; ello genera que esta sea la región en el mundo con más casos críticos de salud asociados con el uso problemático de ese psicoactivo. Por otro lado, allí mismo se observa que Colombia no tiene un problema epidémico de consumo de cocaína, pues su demanda está por la mitad del promedio suramericano y muy por debajo de Uruguay, Brasil y Chile. Esto, a pesar de que el precio por gramo de cocaína en Colombia es el más bajo de Suramérica17. No obstante, para este país se ha impuesto una narrativa sin evidencia confiable de incremento exagerado de la demanda de cocaína, en razón a una supuesta sobreoferta que se deriva del alto nivel de incautaciones en el territorio colombiano, con 435 toneladas en 2017 y 414 en 2018.

      Así mismo, los datos de incautaciones de cocaína procedente de Colombia (el 80 % del total) se incrementaron de tal modo que los reportes emitidos por Venezuela (12 %) y Ecuador (12 %) involucran a Colombia como el país de origen18.

       Los interrogantes sobre el caso de Brasil

      En este contexto, un gran interrogante es el tipo de conexión que hoy en día existe entre núcleos de traficantes colombianos con Brasil, país que hoy constituye el primer punto de (re)exportación mundial de cocaína, al cual le sigue Colombia. De hecho, Brasil recibe alijos en tránsito desde Perú y Bolivia, pero no se conoce su peso específico, al igual que las cantidades que se envían desde Colombia.

      La información de la UNODC sugiere que Brasil se ha configurado como un punto de embarque que estaría atendiendo como mínimo una tercera parte del mercado mundial de cocaína, cumpliendo un papel importante en envíos directamente a Europa, Asia y Oceanía, e indirectamente a través de África. La circunstancia en que se ha puesto Brasil genera movimientos en las estructuras del crimen organizado y nuevos arreglos entre redes ilegales, СКАЧАТЬ