Violencias que persisten. Francisco Gutiérrez Sanín
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СКАЧАТЬ Estado colombiano no ha sabido indagar, reconocer y sistematizar este tipo de experiencias en el contexto nacional, que se constituyen, junto con lo expuesto en el aparte sobre cultivos de coca en territorios colectivos y resguardos indígenas, en verdaderos puntos de partida para elaborar una experiencia replicable en zonas con más dificultades para su sostenibilidad, por medio del fortalecimiento de las capacidades del control social.

      En la necesaria reformulación de las inoperantes formas de transacción individual a cambio de la sustitución de los cultivos de coca, el Estado debería apostar un voto de confianza con las comunidades organizadas, al intervenir directamente y en acuerdos con ellas para fortalecer iniciativas locales y regionales de desarrollo con base en procesos reales participativos de planeación, los cuales deben involucrar al conjunto de entidades privadas y públicas de esos niveles. Todo en el marco de un tratamiento especial de política económica sustentado en el favorecimiento de las economías campesinas y las apuestas socioeconómicas y culturales en territorios colectivos y resguardos indígenas; a la vez que se apoyen iniciativas de protección y uso razonable del medio ambiente.

       A modo de síntesis: Colombia marcha en disonancia con los avances conceptuales y políticos de orden internacional del desarrollo alternativo

      Para D. Brombacher y Westerbarkei la orientación persistente a escala global de buscar reducciones a corto plazo de los cultivos ilícitos, incrementar incautaciones y otros indicadores de impacto más mediáticos que eficaces en la medición de resultados, sigue siendo un gran desafío frente a la búsqueda de una mayor financiación o el ejercicio de pruebas piloto con enfoques innovadores del desarrollo alternativo en el terreno, y que busquen un cambio en el mediano y largo plazo. No obstante, este desafío no es nuevo: ha existido desde los primeros proyectos de desarrollo alternativo hace décadas, y no ha sido un obstáculo decisivo para que el desarrollo sea un elemento universalmente aceptado, contra todos los pronósticos, en el control mundial de drogas45.

      Tanto la experiencia sintetizada de Tailandia como los aportes conceptuales que se nutren de la evaluación de otros procesos a escala mundial sirven de soporte para contrastar el recorrido del DA en Colombia. En el debate mundial del tema, expertos sobre procesos internacionales de DA y que buscaron poner en común una nueva conceptualización en el tratamiento del problema sintetizan las siguientes conclusiones, las cuales se nutren de experiencias como Tailandia y Afganistán, principalmente46:

      • Los proyectos de desarrollo alternativo con enfoques basados en la seguridad y otros problemas distintos del desarrollo normalmente no son sostenibles, y podrían dar lugar a la propagación de cultivos ilícitos, o a la reanudación de esos cultivos, o a la manifestación de otras condiciones adversas, incluida una menor seguridad.

      • El desarrollo alternativo requiere un marco jurídico y de políticas apropiado que permita tratar a los productores de cultivos ilícitos como candidatos para el desarrollo y no como delincuentes.

      • El Desarrollo Alternativo es más eficaz y más sostenible como parte de un plan de desarrollo más amplio, cuyo objetivo sea mejorar los medios de subsistencia de las poblaciones rurales marginales.

      • La erradicación de los cultivos para producir drogas ilícitas en los asentamientos de los campesinos que carecen de alternativas viables socava el desarrollo.

      • La eliminación de los cultivos ilícitos debe estar condicionada al mejoramiento de la calidad de vida y de los medios de subsistencia de los hogares. No se debe establecer como una condición previa de la asistencia para el desarrollo47.

       Sobre el concepto desarrollo/seguridad

      Experiencias internacionales sobre contextos de posacuerdos de paz muestran un incremento de violencia, tanto por continuidades del conflicto precedente como por los cambios generados en los procesos de paz, incluyendo la adaptación de los perpetradores de violencia a los nuevos escenarios48. No obstante, los altos niveles de inseguridad son síntomas de las fallas en la transición de la guerra hacia la paz y, a su vez, revelan los tropiezos del éxito en la implementación de los acuerdos de paz49.

      Para Steenkamp, la persistencia del conflicto se relaciona con la interceptación de la guerra precedente, junto con los efectos del inicio de los procesos de paz. Los altos niveles de violencia política durante el conflicto crean condiciones que conducen a otros tipos de violencia. La violencia política engendra cambios estructurales y alimenta el incremento de los actores que usan la fuerza durante la guerra. Estos dos factores apuntalan la violencia en general.

      Observemos algunos factores estructurales que contribuyen a dar continuidad al conflicto:

      • Los actores de la violencia con capacidad y voluntad de continuar ejerciendo el uso de la fuerza.

      • Las continuidades por razón de una cultura del ejercicio de la violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad50.

      • La proliferación de armas.

      • La pobreza y continuidad de las desigualdades sociales.

      • La fuerte conexión que se ha desarrollado entre actores criminales y políticos que han sido protagonistas, desde diferentes facetas y funciones, de actividades típicas de economías ilegales encaminadas a obtener beneficios privados.

      Los resultados del nexo criminalidad-violencia se expresan en la vigencia de redes y mercados que sobreviven a la confrontación y dan continuidad al ejercicio de la violencia aun después de que han sido firmados los acuerdos de fin del conflicto. En el caso colombiano, el eventual desorden causado por el compromiso de las FARC de abandonar su relación con el narcotráfico en el marco de los acuerdos de paz fue rápidamente resuelto por medio del ingreso de estructuras que en su posicionamiento en los territorios han venido ejerciendo el uso de la violencia, con un fuerte impacto en las comunidades, principalmente indígenas.

      En consecuencia, allí se expresan unos legados de uso de la violencia privada como factor de orden y regulación de la vida en los territorios que introduce continuidades de su ejercicio aun en condiciones de escenarios de paz.

      La ocurrencia de una violencia continua después de la guerra se debe también a las condiciones, procesos y dinámicas de la construcción de paz. Debe reconocerse, además, que existe una relación entre el cambio de condiciones políticas y el incremento de la criminalidad. En el contexto de las experiencias internacionales, un caso típico es el proceso del fin del conflicto en Sudáfrica51.

      Existe una perspectiva analítica para el balance de estas experiencias internacionales y la obtención de logros o generación de fracasos que resultan en la persistencia de los conflictos violentos. Más que un balance sobre los acuerdos con grupos en armas para el fin del conflicto, la reflexión apunta a desentrañar las estrategias de construcción de paz, entre las que se incluye la cooperación internacional. Este es el contexto en que se expresa el modelo de paz liberal y que busca crear, en espacios de posacuerdos, dinámicas económicas, institucionales y políticas hacia una pronta inclusión de esos territorios en economías de mercado insertas en la transnacionalización.

      El paradigma de construcción de paz liberal promueve un modelo que se desenvuelve en escenarios en los que se reconocen y resuelven los conflictos y se establecen reglas de juego para la vigencia de competitividades, fenómenos ambos inherentes a la democracia y a la economía de mercado. Esta es sin duda la más deseable estrategia para prevenir violencias futuras en sociedades de posconflicto, СКАЧАТЬ