Название: El Cristo Universal
Автор: Richard Rohr
Издательство: Bookwire
Жанр: Религиозные тексты
isbn: 9781951539191
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Ninguna etnicidad tiene el monopolio de tal esperanza.
Ninguna nacionalidad puede controlar o limitar este Fluir de tal amor universal.
Estos son los dones ubicuos del Misterio de Cristo, escondidos adentro de todo lo que alguna vez vivió, murió, y nuevamente vivirá.
Espero que esta visión se esté volviendo más clara. Es, de cierto modo, sentido común y tan simple que es difícil de enseñar. Mayormente es una cuestión de desaprender, y aprender a confiar en tu sentido común cristiano, si me lo permites decir. Cristo es una metáfora buena y simple para la compleción absoluta, encarnación absoluta, y para la integridad de la creación. Jesús es el humano arquetípico simplemente como nosotros (Hebreos 4:15), quien nos mostró cómo podría lucir el Humano Completo si pudiéramos vivir plenamente en él (Efesios 4:12-16). Francamente, Jesús vino a mostrarnos más cómo ser humanos que cómo ser espirituales, y el proceso parece seguir estando en sus primeras etapas.
Sin Jesús, la auténtica escala y el significado de nuestra profunda humanidad es simplemente demasiado, y demasiado bueno, para que nuestras mentes ordinarias lo puedan imaginar. Pero cuando integramos a Jesús con Cristo, podemos empezar una Gran Imaginación y un Estupendo Trabajo.
1. Romanos 1:20 dice lo mismo, por si te estás preguntando cómo esta autocrítica aparece en la biblia misma.
2. Por esto es que el título para la primera parte de este libro dice muy deliberadamente “cada cosa” en vez de “todo”, porque creo que el Misterio de Cristo aplica específicamente a la cosidad, materialidad, fisicalidad. No pienso en ideas o conceptos como Cristo. Podrán bien comunicar el Misterio de Cristo, como yo trataré de hacer aquí, pero para mí “Cristo” se refiere a ideas que específicamente “se convirtieron en carne” (Juan 1:14). Ciertamente eres libre de no estar de acuerdo conmigo en eso, pero al menos sabes desde dónde estoy partiendo en mi uso de la palabra Cristo en este libro.
3. Ver tanto Romanos 8:19ss. como 1 Corintios 11:17ss. donde Pablo deja en claro, y de manera convincente para mí, su noción expansiva de la encarnación. La mayoría de nosotros nunca lo escuchamos de ese modo.
4. Para un abordaje más completo de esta noción, mira mi anterior libro The Divine Dance (New Kensington, PA: Whitaker House, 2016), que cuenta como una precuela para este libro.
5. Entrada del escocés, Enciclopedia de Teología, ed. Karl Rahner (Londres: Burns and Oates, 1975), 1548.
DOS
Aceptando Que Eres Totalmente Aceptado
Estoy haciendo nueva toda la creación… Se hará realidad… ¡Ya está hecha! Soy el Alfa y el Omega, soy tanto el Principio como el Fin.
—Apocalipsis 21:5-6
Les aseguro que, antes que Abraham naciera, YO SOY.
—Juan 8:58
En estas dos referencias bíblicas ¿quién piensas que está hablando? ¿Es Jesús de Nazaret, o alguien más? Tendríamos que concluir que quienquiera que esté hablando aquí, está ofreciendo un arco grandioso y optimista para toda la historia, y no está simplemente hablando como el humilde carpintero de Galilea. “Soy tanto el Primero como el Último”, dice la voz en Apocalipsis 22:14, describiendo una trayectoria coherente entre el principio y el fin de las cosas. Esta segunda cita, del Evangelio de Juan, es aun más deslumbrante. Si Jesús fuese el único hablando aquí —llamándose Dios a sí mismo estando en el templo insignia de Jerusalén— ¡la gente que ahí se encontraba hubiese tenido todas las buenas razones para apedrearlo!
Si bien no creo que Jesús haya dudado jamás de su unión real con Dios, durante su vida Jesús de Nazaret no habló generalmente con las declaraciones divinas del “YO SOY”, que se encuentran siete veces a lo largo del Evangelio de Juan. En los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas Jesús casi siempre se llama a sí mismo “el Hijo del Humano”, o tan solo “un hombre Cualquiera”, dando uso a esta expresión un total de ochenta y siete veces1. Pero en el Evangelio de Juan, fechado en algún año entre el 90 y el 110 a. C, la voz de Cristo da un paso adelante para realizar casi todo el discurso. Esto ayuda a encontrar el sentido en algunas de las declaraciones que parecen atípicas viniendo de la boca de Jesús, como “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” (Juan 14:6) o “Antes de que Abraham fuese, Yo soy” (Juan 8:58). Jesús de Nazaret probablemente no hubiese hablado así, pero si estas son las palabras del Cristo Eterno —entonces, “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” es una declaración muy justa que no debería ofender ni amenazar a nadie. Después de todo Jesús no está hablando de unir o excluir a algún grupo; más bien, está describiendo el “Camino” por el cual todos los humanos y todas las religiones deben permitir que la materia y el Espíritu operen como uno.
Una vez que veamos que es el Cristo Eterno aquel que habla en estos pasajes, las palabras de Jesús acerca de la naturaleza de Dios —y de aquellos creados a la imagen de Dios— parecen estar llenas de una profunda esperanza y una amplia visión de toda la creación. La historia no carece de rumbo, no es el mero producto de un movimiento aleatorio, o una carrera hacia un final apocalíptico. Esta es una verdad buena y universal, y no depende de ningún grupo que se adueña de una “revelación divina” exclusiva. ¡Cuán diferente de la forma clandestina que usualmente toma la religión —o de la noción anémica de salvación individual para muy pocos, en un planeta menor, un universo en expansión, con la trama girando alrededor de un solo pecado cometido entre los ríos Tigris y Éufrates!
El salto de fe que los cristianos ortodoxos hicieron en los periodos más tempranos fue el creer que esta presencia eterna de Cristo estaba realmente hablando a través de la persona de Jesús. Divinidad y humanidad deben de algún modo ser capaces de hablar como una, ya que si la unión de Dios y la humanidad es “verdadera” en Jesús, existe la esperanza que pueda también ser verdadera en todos nosotros. Ese el gran aporte de Jesús cuando también habla como el Cristo Eterno. En efecto, él es “el pionero y el perfeccionador de nuestra fe” como lo expresa Hebreos (12:2), modelando, de una manera más bien perfecta, el viaje humano.
Para resumir, porque sé que esto es un gran cambio de perspectiva para la mayoría de nosotros: Toda la historia cristiana nos está diciendo que Jesús murió, y Cristo “resucitó”—sí, todavía como Jesús, pero ahora también como la Personalidad Corporativa que incluye y revela a toda su creación en todos sus propósitos y metas. O, como escribió “el Padre de la Ortodoxia”, San Atanasio (298-373), cuando la iglesia tenía un sentido de sí misma más social, histórico y revolucionario: “Dios fue consistente en trabajar a través de un hombre para revelarse a sí mismo en todos lados, así como también lo hizo a través de las otras partes de Su Creación, para que nada quedara privado de su Divinidad y su autoconocimiento… de modo que ‘todo el universo sea lleno del conocimiento del Señor así como las aguas llenan el mar’” 2. ¡Todo este libro podría ser considerado tan solo una nota al pie de página para estas palabras de Atanasio!
La Iglesia Oriental tiene una palabra sagrada para este proceso, para la cual nosotros en Occidente usamos “encarnación” o “salvación”. Ellos lo llaman “divinización” (teosis). Si eso suena provocativo sepan que solo están construyendo sobre 2 Pedro 1:4, en donde el autor dice: “Él nos ha dado algo muy grande y maravilloso… ¡ustedes son capaces de compartir СКАЧАТЬ