Название: Mitología griega
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Colección Mythos
isbn: 9788418211126
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Batalla contra las Amazonas
Un cosmos masculino y femenino a la vez
El cosmos es el multiverso mismo, algo que no podemos comprender, frío y lejano a pesar de su luminosidad, e inaccesible a pesar de su cercanía, con muchos matices y fondos oscuros que nublan nuestro entendimiento, y sin embargo lo intuimos, lo imaginamos, le damos cualidades, queremos calcularlo, e incluso hemos querido darle género y hacerlo masculino, más allá del sexo y la procreación, como una magna obra que en el miasma de la Vía Láctea lo ha creado todo.
Sin tiempo y espacio el antes del antes no tiene sentido, pero una vez que el Cosmos crea a Eros, el amor, y lo deposita en Gea, la Tierra, el tiempo y el espacio, Cronos y Urano, todo tiene un sentido y un destino a pares, hombre y mujer, femenino y masculino, donde el patriarcado y el matriarcado caminan unidos a pesar de sus diferencias, pleitos y conflictos.
Las grandes religiones y los grandes estados solo podían haber surgido, como los conocemos, dentro de un sistema desigual y jerárquico donde el patriarcado y el matriarcado se dividen y comparten sutilmente el poder, porque entre ambos conforman el cosmos que les da destino, sentido y razón de ser.
Mítica y mística
Los mitos griegos tienen, además de atractivas leyendas, una carga mística importante, llenos de símbolos esotéricos que inspiran a las religiones cercanas y subsecuentes, a la filosofía y, por consecuencia, a la misma ciencia. Los doce trabajos de Hércules, por ejemplo, además de narrativa clásica, son astrología esotérica pura, pie de página para la conducta humana que aspira a la divinidad, y observación práctica de las estrellas y los ciclos del planeta.
Los doce trabajos de Heracles
II: Diosas y dioses
“¡Oh, gran cosmos!
¿Por qué tanto mito y misterio
cuando se puede explicar abiertamente todo?”
“Porque lo aprendido, descubierto y descifrado,
vale más que la creencia y lo regalado.”
Buena parte de lo que hoy en día sabemos sobre la mitología griega se lo debemos a un singular poeta, Hesíodo (autor de La Teogonía, un poema de noventa páginas que relata la formación del mundo y de sus dioses), del que se calcula que vivió alrededor del año 700 antes de nuestra era, aunque no se tiene la certeza exacta, y que es considerado por muchos estudiosos como el primer filósofo presocrático, porque en otros de sus escritos, Los trabajos y los días, observa el sentido de la vida humana a través del trabajo, el ser productivo más allá de los mitos y creencias primitivas, que Hesíodo intenta ordenar, sin demasiado éxito para algunos, de manera cronológica, entre otras cosas, porque la concepción de tiempo y espacio, calendario y ciclos de la naturaleza, no son los mismos para nosotros que para los antiguos habitantes de Anatolia o Grecia.
Homero, con más dudas sobre su existencia y datación de nacimiento, e incluso sobre su autoría particular, es anterior a Hesíodo, pues ya en el siglo VIII, anterior a nuestra era, aparecen los textos de la Ilíada y la Odisea, poemas sobre las aventuras de Odiseo (Ulises para los romanos) y la mítica toma de Troya, con referencias mitológicas al Averno, al Tártaro, a los cíclopes, a las sirenas y, sobre todo, a los dioses, dándolos por hecho, sin referencias históricas o mitológicas, como si siempre hubieran estado ahí y todo el mundo los reconociera.
Posible busto de Hesíodo
La tradición oral, y posiblemente otros escritos perdidos sobre mitos y leyendas micénicas, egeas o griegas, nutren a ambos poetas.
Posible busto de Homero
Los versos de Hesíodo y Homero han llegado hasta nuestros días sin perder su esencia, a pesar del tiempo, las diferentes concepciones culturales y las traducciones, ya que ambos fueron escritos en copto, o griego antiguo, para pasar a ser interpretados por todas las lenguas escritas del mundo antiguo y moderno.
La religión griega no cuenta con un texto sagrado como la Biblia o el Ramayana, ni con preceptos de premios y castigos como Los Vedanta, aunque sí con valores sobre la moral, la ética y la eterna lucha del bien contra el mal, más en lo divino que en lo humano, y si bien no promete una trascendencia para las almas mortales (su Averno es lúgubre y triste, y hay que pagar para llegar a él), en ciertos casos y para héroes, como Aquiles, Teseo y Perseo, y para semidioses como Heracles (Hércules para los romanos), sí reserva un lugar en el Olimpo.
La teogonía
En el principio solo existía el Caos. Antes del caos, la nada era el todo y el todo, lanada. Poco a poco, el caos fue cediendo ante el empuje del cosmos.
El cosmos no solo es el universo, sino la belleza, la ética, el equilibrio, la armonía, la felicidad, la seguridad, el orden, la unidad, y está más allá de todas las cosas y de toda comprensión humana, porque es en sí mismo lo creado y la creación, el poema de la poesía que da lugar y sentido a la existencia eterna y a la vida mortal, a los dioses y a todos y cada uno de los seres visibles e invisibles, de lo que es, ha sido, puede ser y será, el destino mismo que no interfiere en el destino de los demás.
El cosmos comprensible es el orden universal, que crea el tiempo, el espacio y el equilibrio entre los cuerpos celestes, mientras que el caos es la destrucción, el cambio y el renacimiento.
El cosmos escoge a Gea, la tierra, para el asiento de los dioses.
Del cosmos nace Eros, el amor divino que une a los astros, pero del caos nacen la oscuridad (Erebo) y la noche (Nix).
De la unión de Erebo y Nix nace el luminoso Éter y Hemera (el día), así como las Hespérides, guardianas de los secretos de la naturaleza.
Tras ellas vienen Némesis, la venganza, e Iris, la discordia.
Y, finalmente, el Hades infernal, para los seres menores, y el Tártaro, peor que el infierno, para los seres mayores que contravengan el orden.
Dentro del cosmos nace el primer Cronos, el tiempo, y se origina lo que conocemos como universo, e incluso como multiverso.
Primera dinastía, Uránidos
Gea crece, se asienta, tiene relaciones con Eros y empieza a dar a luz a diferentes seres como a Ponto, el mar, los bosques y las montañas, con el inaccesible Olimpo de fondo, y de entre todos ellos da a luz al segundo Cronos, o Urano, el cielo (no al planeta), del cual se enamora y se une a él en matrimonio.
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