Название: Mitología griega
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Colección Mythos
isbn: 9788418211126
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Hefesto no cede en su empeño, y viendo cómo se dan las cosas, hace un trono precioso y especial: quien se sienta en él no puede levantarse nunca más. Hera queda prendada del trono y Hefesto se lo regala. Ella lo acepta con displicencia y se sienta en él. Hefesto se retira contento por haber logrado su venganza.
Hera queda atrapada en el trono y no puede abandonarlo de ninguna manera. Pide ayuda a otros dioses, pero ni los rayos de Zeus ni el tridente de Poseidón logran liberarla. Abatida, pide ayuda al mismo Hefesto, quien se burla de ella y jura que jamás la sacará del trance, que es su condena por mala madre.
Los otros dioses ya no le hacen encargos a Hefesto ni aceptan sus regalos a menos que lo vean contento.
Pasa el tiempo y Hera sufre por su propia soberbia, hasta que un día y tras una fuerte borrachera, acompañado de Dionisio, Hefesto sube al Olimpo alegremente y accede a liberar a Hera, eso sí, a cambio de muchos favores y de la mano de la bella Afrodita, su tía abuela, pero eternamente hermosa y joven.
Ya casados descubre que no la puede poseer por más que lo intenta, y a cambio de ello la llena de regalos, incluso de un cinturón que la hace aún más deseada y atractiva, y mientras Hefesto le dedica su esfuerzo y su vida, Afrodita se divierte con sus amantes, sobre todo con Ares. Hefesto, loco de celos, les prepara una trampa en el lecho: una red metálica que los atrapará justo en el acto, y así sucede. Hefesto se burla de ellos y los muestra a los demás dioses para que hagan escarnio de la escena, pero en lugar de ello logra que Hermes comente “no me importarían las burlas si me encontrara en la misma situación”.
Hefesto los mantiene cautivos en la red hasta que le prometen que ya no van a engañarlo, pero una vez liberados escapan y siguen con sus juegos eróticos sin importarles lo prometido ni el sufrimiento de Hefesto, que se consolaba con Caris, una de las tres Gracias, y con otras diosas y mortales con las que tuvo varios hijos, de los que destaca Caco, el gigante al que mata Heracles en uno de sus trabajos.
Con la Gracia Caris tiene a Eukleia, diosa de la buena reputación y la gloria; a Eupheme, diosa del correcto discurso; a Euthenia, diosa de la prosperidad y la plenitud; y a Philophrosyne, diosa de la amabilidad y la bienvenida, es decir, de la hospitalidad.
Se cuenta que una vez intentó violar a Atenea, su media hermana, consiguiendo simplemente derramar su semen, del cual sale Erictonio. Atenea rechaza y repudia a Hefesto, pero adopta al recién nacido, lo cría y lo hace rey de Atenas.
Hefesto vive resentido en el Olimpo, apartado en su fragua donde crea todo tipo de maravillas para los dioses, tanto armaduras y armas, como las más hermosas y mágicas joyas, por eso se le considera patrón de herreros, artesanos, mineros, ingenieros y similares; y como lo indica su paternidad en relación con Caris, Hefesto representa tanto la sumisión a pesar de las desgracias, el servicio a los demás a pesar de las ofensas, la riqueza a través del trabajo y el esfuerzo, y la hospitalidad.
También representa la llegada de la Edad de Bronce a la humanidad, y más tarde y ya en ausencia, la Edad del Hierro, el conocimiento y el dominio sobre los metales.
Artemisa, la diosa cazadora
Artemisa es la Diana Cazadora de los romanos, pero más naturalista, hermana gemela de Apolo, es señora de los animales y de la naturaleza, su caza por tanto es amable y justa, no cruel y sanguinaria. También es la patrona de la naturaleza femenina, donde se incluyen la virginidad, la menstruación, el embarazo, el parto y la lactancia, así como todos los males y enfermedades propios de la condición femenina.
Como muchos otros dioses de la mitología griega, es muy anterior a que Homero y Hesíodo la reclutaran dentro de los mitos egeos.
Artemisa, como diosa de lo natural, habla de tiempos más arcaicos y cercanos al animismo, a los lares o dioses cercanos y hogareños, y en los mitos y leyendas de la cuenca mediterránea tarda en adquirir el aspecto y las virtudes y los defectos humanos. Antes de los mitos y las leyendas, e incluso después de estas, Artemisa fue Selene, la Luna; Artume, la etrusca; y la terrible Hécate, diosa hechicera y reina de los fantasmas, capaz de destruir a los hombres y a los recién nacidos, si no se le veneraba, o de aniquilar a sus amantes o escogidos a través de interminables y agotadores actos sexuales, simbolizando con ello la superioridad de la mujer con respecto al hombre en estos menesteres.
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