El libro de las mil noches y una noche. Anonimo
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Название: El libro de las mil noches y una noche

Автор: Anonimo

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

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isbn: 9788026834847

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СКАЧАТЬ AlíNur! pero la necesidad no tiene ley, como dijo el poeta: ¡No dudes en hacer aquello a que te obligue la necesidad! ¡No retrocedas ante nada, siempre que esté en los límites de la decencia! ¡No te preocupes sin un motivo fundado, y cree que son muy escasas las aflicciones que tengan un verdadero motivo de constante preocupación!

      AlíNur cogió entonces en brazos a Dulce Amiga, le besó la cabellera. v con lágrimas en los ojos recitó estas estrofas: ¡Detente, por favor! ¡Déjame recoger una mirada de tus ojos, una sola mirada, para que me acompañe durante todo el camino; una mirada que sirva de remedio a mi alma, herida por esta separación mortal! ¡Pero si hasta esto te parece exagerado,no me lo des, y déjame entregado a mi dolor y sin más compañía que mi tristeza!

      Entonces DulceAmiga habló con palabras tan dulces a AlíNur, que acabó por decidirle a que tomase la resolución que le acababa de proponer, pues era el único medio de evitar que el hijo de Fadleddin benKhacán se viese en aquella pobreza indigna de su rango.

      Salió, pues, con DulceAmiga, y la llevó al zoco de los esclavos; se dirigió al más experto de los corredores, y le dijo: "Es necesario, ¡oh corredor! que sepas el valor de esta joya que vas a pregonar en el mercado.

      No vayas a equivocarte".

      Y el corredor respondió: "¡Oh mi señor Alí Nur! Soy tuyo, conozco, además de mis deberes, las consideraciones que te debo".

      Entonces AlíNur entró en una habitación del khan, y levantó el velo que cubría el rostro a DulceAmiga. Y al verla, exclamó el corredor:

      "¡Por Alah! ¡Si es la esclava que apenas hace dos años vendí en diez mil dinares de oro al difunto visir!". Y AlíNur "La misma es".

      Entonces dijo el corredor:

      "Oh AliNur! Cada criatura lleva pendiente del cuello su destino, y no se puede librar de él. Te juro que he de poner toda mi inteligencia en vender tu esclava al precio más alto del mercado".

      E inmediatariente marchó al sitio en que solían reunirse los mercaderes, y aguardó a que llegasen, pues en aquel momento andaban dispersos, comprando esclavas de todos los países y llevándolas hacia aquel punto del zoco en que se juntaban mujeres turcas, griegas, circasianas, georgianas,abisinias y de otras partes. Y cuando vió el corredor que estaban allí todos y que la plaza se había llenado con la muchedumbre de corredores y compradores, se subió a un poyo y dijo:

      "¡Oh vosotros todos, mercaderes y hombres de riquezas! sabed que no todo lo redondo es nuez; no todo lo alargado es plátano; no todo lo colorado es carne; no todo lo blanco es grasa; no todo lo tinto es vino, ni todo lo pardo es dátil. ¡Oh mercaderes ilustres entre los de Bassra y Bagdad! he aquí que presento hoy a vuestro justiprecio y valoración una perla noble y única que, si hubiera equidad en apreciarla, valdría más que todas las riquezas reunidas. A vosotros corresponde señalar el precio que ha de servir como base de pujas, pero antes venid a ver con vuestros ojos"

      Y los hizo aproximarse, les mostró a DulceAmiga, en seguida, por unanimidad, acordaron empezar por anunciarla en cuatro mil dinares, como base de pujas. Entonces el corredor gritó: "¡Cuatro mil dinares la perla de las esclavas blancas!" Y en seguida un mercader pujó a cuatro mil quinientos.

      Pero precisamente en aquel instante el visir BenSauí pasaba a caballo por el zoco de las esclavas, y vió a AlíNur de pie al lado del corredor, y a éste pregonando un precio.

      Y dijo para sí: "Ese calavera de AlíNur está vendiendo el último de sus esclavos después de haber vendido el último de sus muebles". Pero pronto se enteró de que lo que se pregonaba era una esclava blanca, y pensó: "AlíNur debe estar vendiendo su esclava, porque ya no posee ni un óbolo. ¡Cómo se alegraría mi corazón si esto fuese verdad!"

      Llamó entonces al pregonero, que acudió en cuanto conoció al visir, y besó la tierra entre sus manos. Y el visir le dijo: "Quiero comprar esa esclava que pregonas. Tráela en seguida para que la vea". Y el pregonero, que no podía negarse a obedecer al visir, se apresuró a llevarle a DulceAmiga, y le levantó el velo.

      Al ver aquel rostro sin igual y al admirar todas las perfecciones de la joven, se maravilló el visir y preguntó: "¿Qué precio es el que ha alcanzado?" Y el corredor respondió: "Cuatro mil quinientos dinares a la primera puja". Y el visir dijo: "Pues bien; a ese precio me quedo con ella". Y al hablar así miró fijamente a todos los mercaderes, que no se atrevieron a pujar, y ni uno solo tuvo valor para ofrecer mayor precio, temiendo la venganza del visir.

      Después el visir dijo al corredor: "¿Qué haces ahí parado? Ya sabes que tomo la esclava en cuatro mil dinares de oro, y te doy quinientos de corretaje". El corredor no supo qué responder, y con la cabeza baja se fué a buscar a AlíNur, que estaba algo más lejos, y le dijo: "¡Oh señor, cuánta es nuestra desgracia! Se nos va de entre las manos DulceAmiga por un precio irrisorio; se la llevan por nada. Ahí tienes al malvado visir BenSauí, enemigo de tu padre, que lo ha adivinado todo y no nos ha dejado llegar al verdadero precio. Quiere quedarse con ella por sólo el importe de la primera puja. Y si estuviéramos seguros de que la pagase al contado, podríamos dar gracias a Alah, aunque el precio sea tan mezquino; pero ese maldito visir es el peor pagador del mundo, y conozco todas sus astucias y maldades. Y he aquí lo que va a hacer; te dará una letra de crédito para uno de sus agentes, al cual ordenará secretamente que no te pague nada. Y cada vez que vayas a cobrar, el agente te dirá: "Mañana pagaré", y ese mañana no llegará nunca. Y tanto te aburrirá esta serie de retrasos, que acabarás por hacer un arreglo con el agente y le confiarás el papel firmado por el visir, v el agente se apresurará a hacerlo pedazos, y de este modo perderás sin remedio el precio de la esclava".

      AlíNur, desesperado al oír todo esto, preguntó al corredor: "¿Y qué haremos ahora?"

      Y el corredor respondió: "Voy a darte un buen consejo. Me llevaré al zoco a Dulce Amiga, y tú nos alcanzarás, y arrancándola de entre mis manos, le hablarás de este modo: "¡Desdichada! ¿Qué te propones? ¿No sabes que hice juramento de fingir tu venta en el zoco para humillarte y corregir tu mal genio?" En seguida le darás unos golpes y te la llevarás.

      Y entonces todo el mundo, incluso el visir, creerá que, en realidad, no trajiste la esclava más que para cumplir tu juramento". Le pareció muy bien a AlíNur, y dijo: "Es realmente una buena idea". Entonces el corredor marchó al centro del zoco, cogió de la mano a la esclava, y la llevó a presencia del visir ElMohín benSauí, y le dijo: "Señor, el propietario de la esclava es ese hombre que está allí, a pocos pasos de nosotros. Pero he aquí que se aproxima". Y efectivamente, AlíNur se acercó al grupo, se apoderó violentamente de DulceAmiga, le dió un puñetazo, y le dijo: "¡Desdichada! ¿No sabes que no te he traído al zoco más que para cumplir un juramento? Vuelve a casa y procura ser obediente. Y no creas que necesito el precio de tu venta, pues aunque me viese muy apurado, preferiría desprenderme de todos mis muebles y hasta lo último de cuanto me pertenece antes que pensar en traerte al zoco".

      Al oírlo, gritó el visir: "¡Pobre de ti, loco mancebo! Hablas como si aun te quedase algún mueble o cualquier cosa que vender.

      Pero ya sabemos todos que no tienes ni un óbolo". Y al hablar así quiso apoderarse violentamente de DulceAmiga. Pero todos los mercaderes y corredores miraban con simpatía a AlíNur, muy estimado por todos ellos, que se acordaban de los favores de su padre, su buen protector. Entonces AlíNur les dijo: "Acabáis de oír las palabras insultantes de este hombre, y os tomo a todos por testigos de ello".

      Por su parte, el visir dijo:

      "¡Oh mercaderes! por consideración a todos vosotros no mato ahora mismo a ese insolente". Pero los mercaderes se miraban unos a otros, como diciéndose con los ojos:

      "Ayudemos СКАЧАТЬ