El libro de las mil noches y una noche. Anonimo
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Название: El libro de las mil noches y una noche

Автор: Anonimo

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

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isbn: 9788026834847

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СКАЧАТЬ veces. ¡oh madre mía!" Al oír esto la madre de AlíNur, dijo: "¡Oh hija mía! ¡Cómo te ha destrozado!" Y empezó a llorar y a abofetearse, y todas sus esclavas lloraban lo mismo, y clamaban: "¡Qué calamidad, qué calamidad!"

      Porque en el fondo lo que aterraba a la madre de AlíNur y a las doncellas de la madre de AlíNur, era el temor que les inspiraba el padre de AlíNur.

      En efecto, el visir, aunque bueno y generoso, no podía tolerar aquella usurpación, sobre todo tratándose de cosa del rey, pudiendo ponerse en tela de juicio el honor y el comportamiento del visir. Y en el arrebato de su ira era capaz de matar a su hijo AlíNur, al cual lloraban todas aquellas mujeres, considerándole perdido para su amor y su afecto.

      Y entonces entró el visir Fadleddin y vió a todas las mujeres llorando, llenas de desolación. Y preguntó: "¡Pero qué os ocurre, hijas mías?" Y la madre dé AlíNur se secó los ojos y dijo: "¡Oh esposo mío! Empieza por jurarme por la vida de nuestro profeta (¡sean con él la plegaria y la paz de Alah!) que has de conformarte de todo punto con lo que te diga, si no, moriré antes que hablar".

      Juró el visir, y. su mujer le contó el supuesto engaño de AlíNur y la irremediable pérdida de la virginidad de DulceAmiga.

      AlíNur había hecho pasar muy malos ratos a sus padres, pero Fadleddin, al enterarse de su reciente fechoría, quedó aterrado, se desgarró las vestiduras, se dió de puñetazos en la cara, se mordió las manos, se mesó las barbas y tiró por los aires el turbante.

      Entonces su esposa trató de consolarle, y le dijo: "No te aflijas de ese modo, pues los diez mil dinares te los restituiré por completo sacándolos de mi peculio y vendiendo parte de mis pedrerías". Pero el visir Fadleddin exclamó: "¿Qué piensas?, ¡oh mi señora! ¿Se te figura que lamento la pérdida de ese dinero, que para nada necesito?

      Lo que me aflige es la mancha que ha caído en mi honor y la probable pérdida de mi vida". Y su esposa dijo: "En realidad, nada se ha perdido, pues el rey ignora hasta la existencia de DulceAmiga, y con mayor razón la pérdida de su virginidad. Con los diez mil dinares que te daré podrás comprar otra esclava, y nosotros nos quedaremos con DulceAmiga, que adora a nuestro hijo. Y es un verdadero tesoro el haberla encontrado, porque es de todo punto perfecta".

      El visir replicó: "¡Oh madre de AlíNur! Te olvidas del enemigo que queda detrás de nosotros, del segundo visir, llamado ElMohín benSauí, que acabará por enterarse de todo alguna vez.

      Aquel día avanzará entre las manos del rey y le dirá…"

      Al llegar a este momento de su narración, vió Schehrazada que iba a nacer el día, e interrumpió discretamente su relato.

       PERO CUANDO LLEGO LA 33ª NOCHE

      Schehrazada prosiguió:

      He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que el visir Fadleddin dijo a su mujer: "Aquel día mi enemigo el visir Sauí se presentará entre las manos del sultán y le dirá "¡Oh rey!

      He aquí que el visir a quien tanto ponderas y de cuya adhesión pretendes estar seguro te sacó diez mil dinares para comprarte una esclava, y efectivamente, compró una esclava sin igual en el mundo.

      Y como la encontraba maravillosa, le dijo a su hijo AlíNur, mozalbete corrompido:

      "Tómala, hijo mío; más vale que la goces tú que ese sultán viejo, que tiene no sé cuántas concubinas, cuya virginidad no puede disfrutar". Y el joven AlíNur, que es una especialidad en lo de robar virginidades, se apoderó de la hermosa esclava, y en un abrir y cerrar de ojos la perforó de parte a parte.

      Pero he aquí que sigue pasando agradablemente el tiempo con ella en el palacio de su padre, y el joven perforador, disoluto y holgazán, no sale de las habitaciones de las mujeres".

      "Al oír estas palabras de mi enemigo siguió diciendo el visir Fadleddin el sultán, que me estima, se negará a creerlo, y dirá:

      "Mientes, ¡oh Mohín benSauí!"

      Pero Sauí le contestará: "Permíteme cercar con soldados la casa de Fadleddin, y te traeré inmediatamente la esclava, y con tus propios ojos comprobarás la cosa". Y el sultán, que es mudable, le dará permiso, y Sauí vendrá aquí con los soldados, apoderándose de Dulce Amiga, que arrebatará de vosotras y la llevará entre las manos del sultán. Y el sultán interrogará a DulceAmiga, que tendrá que confesarlo todo.

      Entonces mi enemigo Sauí, afirmando su triunfo, dirá "¡Oh mi señor! ¿Ves cómo soy para ti un buen consejero? Pero ¿qué le vamos a hacer? Está escrito que me has de despreciar, mientras que el traidor Fadleddin será tu preferido". Y el sultán, rectificando su opinión con respecto a mí, me castigará severamente. Y seré la irrisión de cuantos hoy me estiman, y perderé mi vida y con ella toda la casa".

      Al oír esto la madre de AlíNur, respondió a su esposo: "Créeme; no hables a nadie de este asunto, y nadie se enterará. Confía tu suerte a la voluntad de Alah, el muy poderoso. Sólo ocurrirá lo que haya de ocurrir".

      Entonces el visir se sintió tranquilizado con estas palabras, calmándose su inquietud en cuanto a las consecuencias futuras, pero no por ello se aplacó su cólera contra AlíNur.

      Por lo que se refiere al joven AlíNur, había salido apresuradamente del aposento de DulceAmiga al oír los gritos de las dos esclavas, y se pasó el día dando vueltas por aquellos alrededores. No volvió al palacio hasta que fué de noche, y se apresuró a deslizarse junto a su madre, en el departamento de las mujeres, para evitar la cólera del visir. Y su madre, a pesar de todo lo ocurrido, acabó por abrazarle y perdonarle, y lo ocultó cuidadosamente, ayudada por todas sus doncellas, que envidiaban secretamente a DulceAmiga por haber tenido entre sus brazos a aquel ciervo incomparable.

      Además, todas estaban de acuerdo para prevenirle contra la ira del visir. De modo que AlíNur, durante un mes entero, fué amparado por aquellas mujeres, que por la noche le abrían la puerta de las habitaciones de su madre. Y allí se deslizaba AlíNur sigilosamente, y allí, con connivencia de su madre, le iba a buscar en secreto Dulce Amiga.

      Por último, un día la madre de AlíNur, viendo al visir menos indignado que de costumbre, le preguntó: "¿Hasta cuándo va a durar ese persistente enojo contra nuestro hijo AlíNur? ¡Oh mi señor! realmente hemos perdido una esclava del rey, pero ¿quieres que perdamos también a nuestro hijo? Pues sabe que si continúa esta situación, nuestro hijo AlíNur huirá para siempre de la casa paterna, y entonces lloraremos a este hijo, único fruto de mis entrañas".

      Conmovido el visir, preguntó: "¿Y qué medio emplearemos para impedirlo?" Y la mujer respondió: "Ven a pasar esta noche con nosotros, y cuando llegue AlíNur yo os pondré en paz. Por lo pronto finge quererlo castigar, pero acaba por casarlo con Dulce Amiga. Porque DulceAmiga, según lo que en ella he podido ver, es admirable en todo y quiere a AlíNur que está enamoradísimo de ella. Además, ya te he dicho que te daré de mi peculio el dinero que gastaste en comprarla".

      El visir se conformó con lo que proponía su esposa, y apenas entró AlíNur en las habitaciones de su madre, se arrojó sobre él, lo tiró al suelo y levantó un puñal como para matarle. Pero entonces la madre de AlíNur se precipitó entre el puñal y su hijo, y dirigiéndose al visir, exclamó: "¿Qué intentas hacer?"

      Y el visir repuso: "Lo voy a matar para castigarle". Y la madre replicó: "¿Pero no sabes que está arrepentido?"

      AlíNur dijo: "¡Oh padre! СКАЧАТЬ