Название: La comunidad sublevada
Автор: José Bengoa
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789563249156
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Por ejemplo, en las discusiones sobre el salario mínimo no aparece una relación del nivel salarial con la productividad, salvo algunos empresarios desubicados que así tratan de señalarlo como dicen los manuales de economía tradicionales, sino una relación referida a la capacidad de consumo que tiene ese salario mínimo o ingreso mínimo. Se señala por lo tanto que “no alcanza” con ese monto. ¿Qué es lo que no se alcanza? No se trata en estos días del concepto marxológico de reproducción de la fuerza de trabajo, con sus dos aspectos: que el trabajador pueda regresar al frente laboral al día siguiente y que se pueda reproducir como clase trabajadora. La canasta de alimentos y bienes básicos que permitirían la reproducción física no marca el nivel del salario, marca solamente el nivel de la pobreza extrema, las conocidas líneas de pobreza. Y ni siquiera en estos casos el salario marca la satisfacción de las necesidades básicas. La prueba es que en los estratos de extrema pobreza y pobreza la mayor parte de las personas son trabajadores activos, y con su salario no llegan en su casa a las líneas de sobrevivencia.50
Por lo tanto la categoría de “abuso laboral”, estaría dada principalmente más por el nivel de consumo que permite el salario. No es casualidad que hoy se hable cada vez más de “ingreso garantizado” o desde la Iglesia de “ingreso ético”, el cual se ha desprendido de su relación con la productividad, con la producción finalmente.51
En la revuelta popular chilena del año 2019, la presencia, por ejemplo, de los trabajadores industriales y las reivindicaciones de tipo laboral fueron mínimas o inexistentes. La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) tuvo una mínima participación aunque en algún momento sus dirigentes/as trataron de generar un polo organizado de instituciones. Ese intento fracasó y esas instituciones son vistas como parte general de la institucionalidad política, más que como líderes del movimiento.
El trabajo en su aspecto negativo —la negación del trabajo, esto es, la cesantía— es quizá el más alto nivel de abuso. El desempleo absoluto provoca el descuelgue de las personas y de grandes conjuntos de personas de la sociedad. Las consecuencias son evidentes, sobre todo cuando esos períodos son largos y comprometen a conjuntos etarios importantes. Aunque algunos individuos tengan empleos se hace dominante la cultura del desempleo y del descuelgue de la sociedad. La no integración se hace cultura y se vuelve dominante.
Culturas de frontera
Debe haber algo podrido en el corazón mismo de un sistema social que aumenta su riqueza sin disminuir su miseria, y en el que los delitos aumentan más rápidamente aún de lo que pueden recoger las estadísticas
Carlos Marx
Población, criminalidad e indigencia.
Vamos a definir como culturas de fronteras aquellas que se producen en los bordes de las sociedades actuales, tanto por arriba como por abajo; esto es, en los estratos ricos como en los pobres. Son de frontera, ya que se mantiene la relación con la sociedad y cultura mayor o mayoritaria (generalmente estatal).52
La primera consecuencia de estas culturas de frontera es la falta de ciudadanía o, dicho de modo tradicional, de conciencia de ciudadanía. Esta conciencia consistiría en la relación estrecha que el individuo tiene entre su porvenir y bienestar personal y el comportamiento colectivo. Por cierto que son conciencias que se mueven hacia adelante y también retroceden. Es por eso que insistimos en su carácter fronterizo, ya que las fronteras son construidas, cambiadas, en fin, solapadas muchas veces. En ciertos momentos se repliega esa conciencia ciudadana y se pierde en la pura identidad grupal, y en momentos de grandes movilizaciones, en cambio, se producen avances en esas conciencias incorporando las identidades fronterizas.53
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Un acápite sobre los bonos que han estado muy en boga en la economía de los últimos años. La razón es muy simple. Han tratado de sustituir al alza de los salarios que ha sido considerada por parte de los economistas dominantes como perjudicial para las empresas. Siempre además se habla de las pequeñas empresas y de las manoseadas pymes. Se afirma que estas no son capaces de pagar salarios más altos. Y por otro lado los grandes empresarios se vanaglorian diciendo que sus trabajadores ganan mucho más que el mínimo legal. Eso es relativamente cierto y por cierto mentiroso, ya que a los trabajadores estables y permanentes de esas empresas se les paga un salario superior al mínimo, pero no cuentan cuántos son los trabajadores externalizados, que son subcontratados, por subcontratistas, empresas externas. Por ejemplo, en un supermercado posiblemente hay un puñado de trabajadores de la empresa matriz, pero el resto son todos subcontratados como es bien conocido: las cajeras y cajeros, las y los encargados de colocar y reponer los productos, los de la limpieza, en fin, es una mentira muy grande. Pero esa falacia ha funcionado y se ha transformado en verdad inamovible por parte de economistas de derecha, centro e izquierda incluso. Muy pocos se atreven a rebatirlo, ya que son tratados, somos tratados, de gasfíteres, de no tener idea de la sagrada ciencia económica.
El bono viene a salvar el asunto. Es focalizado, no es permanente, no entra en los gastos del salario y el Estado les hace un gran favor a los empresarios subsidiándolos, subsidiando el precio del trabajo. Hay que cuidar a los empresarios dijo Pinochet, en una de sus salidas emblemáticas, y vaya que los cuidó la Concertación de Partidos por la Democracia. Se volvieron inmensamente ricos. Dicen que toda la riqueza del país está concentrada en menos de cien familias, y hay unas pocas que se empinan entre las fortunas más grandes del mundo, entre ellas la del actual Presidente de Chile.
La consecuencia fruto de esta negativa de subir los salarios se ha vuelto en contra de toda la sociedad y en particular de los sectores más ricos. Los bonos de marzo, de invierno, de Navidad han minado el trabajo productivo, ya que por ser pobre y estar en las listas de la ayuda social se reciben dineros cada cierto tiempo. Pareciera ser una política humanitaria aceptable, pero las consecuencias son profundas en el sistema de trabajo de la sociedad.54
Por cierto que estas políticas de beneficencia pública masiva tienen como consecuencia desarrollar las conductas de fronteras de las que estamos hablando. Ablandan el valor del trabajo productivo y erosionan las culturas laboralistas, las solidaridades laborales de los trabajadores y son lesivas en la sociedad, destruyendo lo que va quedando de la sociedad industrial y sus valores.55
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Las conductas de frontera tienen por lo general tres corolarios:
Una retracción a y de la política y denigración de quienes la realizan.56 Dos, crítica radical a la historia colectiva, entendida como dominante, abusiva y opresora. Y tres, ningún respeto por el cuidado —como consecuencia de lo anterior— del patrimonio cultural, de los símbolos de la nación (entidad abusiva por antonomasia) y de los espacios públicos, de tal suerte que resultan ser “espacios de los otros”, que hay que tomar, invadir o simplemente romper. Estas tres características aparecen en todas partes del mundo —sobre todo en el desarrollado— en que se están produciendo estas irrupciones de las culturas de frontera.
El movimiento que ha existido en Chile desde el año 2019 ha oscilado entre la cultura de fronteras y la de adscripción ciudadana, dándose al mismo tiempo muchas veces ambas manifestaciones culturales de modo simultáneo.57 El repudio a la institucionalidad política se hizo generalizado y la prueba, como se ha dicho, es que en las manifestaciones no había ni banderas, ni insignias de ningún partido político ni tampoco de centrales sindicales, en cambio surgieron nuevos símbolos СКАЧАТЬ