Название: La comunidad sublevada
Автор: José Bengoa
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789563249156
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Los movimientos sociales y políticos que surgen de este concepto de plusvalía se van a caracterizar por su organicidad, racionalidad y la pretensión decimonónica de cientificidad. Hegelianamente, la salida de la extracción de la plusvalía será por medio de la “superación” dialéctica, el paso de un estadio (Hegel, Fenomenología del espíritu) a otro superior. La mirada de la alienación es, en cambio, mucho más ambigua y total, cubre una multitud de espacios en la medida en que es un sentimiento.20 Por ello su regreso en estos años del capitalismo tardío.
Habría que decir que esta experiencia, la de la alienación, surge en momentos históricos determinados, que se repiten cíclicamente y quizá son actualmente presentes: Es en primer lugar el hecho clásico del artesano, del fabricante, del trabajador manual que hace un producto y se encariña con su obra y luego “ve” que se le va de las manos y a veces por unos centavos. El valor subjetivo, que le otorga su autor, no es reconocido por el comprador o directamente por el mercado. Se produce una enorme distancia entre la autovaloración, medida por el tiempo de trabajo entregado, y la que se le otorga en el precio del mercado. Posteriormente Marx, desde una mirada mucho menos subjetiva y quizá economicista, le dará el nombre de Valor de Uso y Valor de Cambio. En segundo lugar es el caso bien conocido y tratado en que el obrero de la construcción por ejemplo, que hace casas de ricos, no tiene dónde vivir.
Explotación por desposesión
Comprender el concepto de alienación en el capitalismo tardío es un asunto de la mayor relevancia. Sobre todo porque para algunos el sentimiento de explotación no existiría y, por el contrario, el trabajo —en especial en épocas de escasez laboral— casi sería una bendición. Analicemos el asunto.
Habría por lo tanto que aventurar una definición más precisa de este fenómeno al que llamaremos Explotación por desposesión parafraseando el concepto acuñado por David Harvey. Es una suerte de teoría que plantearía, por lo tanto, una suerte de despojo permanente. Los niveles de explotación del trabajo, de extractivismo y ruptura del medio ambiental pueden llegar al infinito. Las pateras africanas subsaharianas que se lanzan al mar y las caravanas que cruzan el desierto en el norte de Chile, por dar dos ejemplos ampliamente vistos, solamente pueden ser explicadas por conceptos de esta naturaleza casi absoluta.
En definitiva, lo que caracteriza al mundo contemporáneo son formas de explotación producto de los procesos de desposesión. Es la ausencia del trabajo, pero también la aceptación pasiva y silenciosa frente a la falta de todo medio de subsistencia. La constatación, en estos meses de pandemia producto del coronavirus, de la existencia de un enorme contingente de trabajadoras y trabajadores silenciosos que hacen tareas indispensables para que otro sector esté confinado en sus hogares y frente a los computadores unidos por zoom es parte de este proceso. Barrenderos, limpiadoras, cuidadores y cuidadoras no pagados, personal de la salud invisible en tiempos de normalidad sanitaria, cuidadoras y personal de casas de viejos, y cientos de oficios, se han puesto en la mira de economistas y gobernantes.21
Primera digresión:22 Explotación por desposesión. Sobre la esclavitud africana y afrodescendiente
El caso de la esclavitud es uno de aquellos que podríamos denominar de “explotación por desposesión extrema”. Tuve por enorme suerte ser invitado un par de veces a la ciudad de Nantes al Foro Mundial de los Derechos Humanos. Esa ciudad se desarrolló económicamente durante siglos gracias a la trata de esclavos. Allí operaba un mercado de esclavos y sobre todo salían de su puerto fluvial los “barcos negreros” rumbo a las costas de África y luego seguir hacia Haití, Nueva Orleans y los mercados de esclavos americanos principalmente colonizados por franceses. Lo mismo ocurría al regreso en que traían a esa ciudad las piezaspara ser vendidas y repartidas por los mercados europeos. Esa ciudad ha planteado una suerte de “memoria contrita”, señalando sus responsabilidades históricas en ese maldito comercio humano. Por ello allí se realiza cada dos o tres años este foro multitudinario, que tiene especial dedicación a los temas africanos subsaharianos. Se ha construido un monumento al lado del río Loira en que se camina por encima de una especie de cubierta de buque y se ve abajo lo que serían las personas amarradas con grillos de fierro y el sonido de esos dolores terribles. Allí, leyendo materiales y viendo testimonios, comprendí el sentido de esos grilletes. Era por cierto para que no escaparan los esclavos secuestrados del África, pero sobre todo para que no se arrojaran por la borda —en especial las mujeres con sus hijos—, en una forma horrible de suicidio.
En el caso de la esclavitud existe por cierto en su grado máximo la conciencia del abuso. Conduce esa conciencia normalmente a la desesperación. Por ejemplo, en las “reales ordenanzas” se establecen permisos firmados —en el caso que conozco— por el rey de España, para “sacar piezas” del Golfo de Guinea, y si se daban permisos a un negrero para mil piezas (esto es, mil personas esclavizadas) se daban quinientos más de reposición, ya que se sabía muy bien que esa era la cifra promedio que moría en el camino. Por ello se los engrillaba a la cala del buque, tal como lo podíamos ver en la reconstrucción realizada por los artistas en las orillas del río Loira, en Nantes.
Afortunadamente, muchas veces asaltaron el barco negrero, se apoderaron de él y se fueron a las costas, como el caso del Chota en el río San Lorenzo en el norte de Ecuador casi fronterizo con Colombia. Cuentan las historias que varios barcos fueron llevados por los rebeldes a las costas y allí incendiados. Los cimarrones, que así se los denominaba y hasta ahora se conoce a los que huyeron, se fueron desparramando en las costas y otros se adentraron por el San Lorenzo hasta encontrarse con población indígena con la que se mezclaron, formando una sociedad en los valles del Chota. Esmeraldas, hasta el día de hoy, es una ciudad mayoritariamente de población afrodescendiente, al igual que las caletas pesqueras de la zona, tales como Atacames, una de las playas más famosas. Las costumbres africanas, a lo menos hasta la década del setenta en que conocimos bien la zona, dominaban. Enormes marimbas de sonidos pastosos se combinaban con toda clase de tambores y ritmos sabrosos propios de la vida en libertad.
La profesión como sublimación de la alienación
Probablemente no hay escapatoria humana a la alienación. Siempre habrá una brecha (gap) entre expectativas y resultados. El trabajo en sí mismo es un proceso de transferencia de energía desde el individuo a un objeto. Sin embargo, una cosa es la idea abstracta de alienación y otra el trabajo alienado del sistema capitalista expansivo y, sobre todo, de la explotación por desposesión en el capitalismo tardío. Veamos el asunto con más detalle.
Max Weber desarrolló el concepto de profesión, de indudables resonancias protestantes e incluso calvinistas propiamente tales. Consistiría, dicho en palabras coloquiales y actuales, en el sentimiento de tener una misión en la vida, consistente en colaborar mediante el trabajo en y con la creación de la naturaleza, del mundo que toca vivir, de la sociedad; es decir, completar la obra de Dios. La profesión es el camino al cielo, para decirlo con una frase fácil de comprender. La maldición divina al primer hombre, “ganarás el pan (trabajarás) con el sudor de tu frente”, fue dada vuelta por la reforma y transformada en “camino de perfección”.23
Dice Max Weber en su famoso estudio sobre el “espíritu” del capitalismo:
Evidentemente, en el vocablo alemán “profesión” (beruf) (…) existe por lo menos una remembranza religiosa: la creencia de una misión impuesta por Dios. (...) En cualquier caso, lo nuevo, de manera absoluta, era que el contenido más honroso del propio comportamiento moral consistía, precisamente, en la conciencia del deber en el desempeño de la labor profesional en el mundo. Esa era la ineludible secuela del sacro sentido, por así decir, del trabajo y de lo que derivó en el concepto ético-religioso de profesión: concepto que traduce el dogma extendido a todos los credos protestantes, opuesto a la interpretación que la ética del catolicismo divulgaba СКАЧАТЬ