Название: El león y el unicornio y otros ensayos
Автор: Джордж Оруэлл
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
isbn: 9788418428982
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Billy Bunter soltó un gruñido.
Había pasado un cuarto de hora de las dos horas a que estaba castigado Bunter para estudiar francés.
¡En un cuarto de hora sólo había quince minutos! Pero todos y cada uno de esos minutos se le hacían larguísimos a Bunter. Parecían avanzar al ritmo de un caracol cansado.
Viendo el reloj del aula número 10, el Búho grueso a duras penas podía creer que sólo hubieran pasado quince minutos. Más bien se le antojaba que hubieran pasado quince horas, y quince días incluso.
Otros alumnos estaban castigados a estudiar francés en esas horas, igual que Bunter. A ellos les daba igual. A Bunter sí que le importaba.16
Tras un ascenso terrible, picando la lisa pared de hielo para crear asideros en todo momento, el sargento Corazón de León, Logan, de la policía montada, se hallaba como una mosca humana, pegado a la cara de un acantilado de hielo, liso y traicionero como una inmensa lámina de cristal.
Una ventisca procedente del Ártico soplaba con toda su furia y zarandeaba su cuerpo a la vez que le arrojaba cegadores copos de nieve a la cara, como si quisiera arrancarle los dedos de los asideros y precipitarlo a una muerte segura, contra los afilados cantos que yacían al pie del acantilado, treinta metros más abajo.
Agazapados entre los cantos se encontraban los once tramperos, los once villanos que habían hecho todo lo posible por abatir a tiros a Corazón de León y a su compañero, el comisario Jim Rogers, hasta que la tempestad ocultó a los dos policías montados de la vista escrutadora de los malhechores.17
El segundo extracto impone una cierta distancia entre el lector y el relato, mientras el primero necesita un centenar de palabras para decirnos que Bunter está castigado. Por si fuera poco, al no concentrarse solamente en historias de colegio (rasgo predominante en todas estas publicaciones, con la excepción de Thriller y Detective Weekly), Wizard, Hotspur, etc., tienen de largo mayores probabilidades de incurrir en el sensacionalismo. Basta con ver las ilustraciones de portada que tengo ahora encima de la mesa. En una, un vaquero se sujeta al ala de un avión con la punta de los pies, a la vez que dispara contra otro avión. En otra, un chino nada como un poseso para salvar la vida en una cloaca en la que nadan también docenas de ratas hambrientas que lo persiguen. En otra, un ingeniero prende la mecha de un cartucho de dinamita mientras un robot de acero lo sujeta con las garras. En otra, un tipo con atuendo de piloto lucha desarmado contra una rata más grande que un burro. En otra, un hombre semidesnudo, de terrorífico desarrollo muscular, acaba de sujetar a un león por la cola y lo va a lanzar a treinta metros, por encima de la muralla del circo, diciendo: “¡Quedaos con vuestro maldito león!”. Es evidente que ningún relato de ambiente colegial puede competir con este género. De vez en cuando, los edificios del colegio pueden incendiarse o el profesor de francés ser el cabecilla de una banda internacional de anarquistas, pero por lo común todo el interés ha de centrarse en torno al críquet, las rivalidades con otros colegios, las bromas de mejor o peor gusto, etc. No hay sitio para las bombas, los rayos mortales, las ametralladoras submarinas, los aviones, los purasangres, los osos pardos o los gángsteres.
El examen de un gran número de estas publicaciones demuestra que, dejando a un lado los relatos de colegio, los temas preferidos son los siguientes: el Salvaje Oeste, las regiones polares, la Legión Extranjera, los delitos (siempre desde el punto de vista del detective), la Gran Guerra (fuerzas aéreas o servicio secreto, no la infantería), el motivo de Tarzán en distintas formas, el fútbol profesional, las exploraciones tropicales, las aventuras históricas (Robin Hood, los Caballeros de la Tabla Redonda, la guerra civil del siglo xvii, etc.) y las invenciones y descubrimientos científicos. El Salvaje Oeste sigue siendo el predominante, al menos en tanto ambientación, si bien los pieles rojas parecen ir a la baja. El único tema realmente nuevo es el científico. Los rayos mortíferos, los marcianos, los hombres invisibles, los robots, los helicópteros y los cohetes interplanetarios son abundantes: aquí y allá aparecen incluso rumores acerca de la psicoterapia y las glándulas sin conducto. Así como Gem y Magnet proceden de Dickens y Kipling, Wizard, Champion, Modern Boy, etc., están en deuda con H. G. Wells, quien, en mayor medida que Jules Verne, es el verdadero padre de la “ciencia ficción”. Naturalmente, el aspecto más explotado de la ciencia es el mágico, el de los marcianos, aunque hay uno o dos semanarios que también publican artículos serios sobre temas científicos, además de gran cantidad de retales de información. (Ejemplos: “Un árbol del Kauri, en Queensland, Australia, tiene más de doce mil años de antigüedad”; “A diario tienen lugar casi cincuenta mil tormentas con aparato eléctrico”; “El helio tiene un coste de una libra por 90 metros cúbicos”; “Hay más de quinientas variedades de arañas en Gran Bretaña”; “Los bomberos de Londres emplean seiscientos treinta millones de litros de agua al año”, etcétera.) Hay un notable progreso en el campo de la curiosidad puramente intelectual y, en líneas generales, en las exigencias que se plantean a la atención del lector. En la práctica, Gem y Magnet y los semanarios de posguerra son leídos en gran medida por el mismo público, aunque la edad mental a la que están destinados en principio estos últimos parece haberse incrementado un año o dos, mejora que probablemente se corresponda con la mejoría de la educación elemental a partir de 1909.
La otra cuestión surgida en los semanarios juveniles de posguerra, aunque no en la medida en que cabría suponer, es la adoración de los abusones y el culto a la violencia.
Si se comparan Gem y Magnet con un semanario genuinamente moderno, lo que de inmediato nos llama la atención es la ausencia del principio de liderazgo. No existe un personaje central y dominante; al contrario, habrá quince o veinte personajes, todos ellos más o menos en pie de igualdad, con los que pueden identificarse toda clase de lectores. En los semanarios más modernos no suele ser así. En vez de identificarse con un colegial de su misma edad, el lector de Skipper, Hotspur, etc., es llevado a la identificación con un espía, con un soldado de la Legión Extranjera, con alguna variante de Tarzán, con un as de la aviación, con un explorador, con un pugilista en cualquier caso, con algún personaje singular y poderoso, que domina a quienes están a su alcance y que pone por método para resolver problemas un buen directo a la mandíbula. Este personaje está trazado como un superhombre, y como la fuerza física es la forma del poder que los muchachos mejor entienden, por lo común es una especie de gorila humano; en los relatos del estilo de Tarzán, a veces llega incluso a ser un gigante, de tres metros de altura. Al mismo tiempo, las escenas de violencia en casi todas estas historias son notablemente inofensivas y poco o nada convincentes. Hay una gran diferencia de tono entre los semanarios ingleses más sangrientos y las revistas baratas norteamericanas, Fight Stories, Action Stories, etc. (que no son estrictamente semanarios juveniles, aunque en gran medida las lean los jóvenes). En las revistas norteamericanas hay auténtica sed de sangre, descripciones horripilantes y detalladas peleas con abundantes patadas en los testículos, escritas en una jerga que han perfeccionado quienes nunca dejan de meditar sobre la violencia. Una revista como Fight Stories, por ejemplo, tendría muy poco atractivo salvo para los sádicos y los masoquistas. Salta a la vista la relativa bondad de la civilización inglesa por el tono de aficionado con que se describen siempre las peleas de boxeo en los semanarios juveniles. No existe un vocabulario especializado. Veamos estos cuatro extractos, dos ingleses y dos norteamericanos.
Cuando sonó el gong, los dos jadeaban pesadamente, y ambos tenían grandes marcas enrojecidas en el pecho. A Bill le sangraba el mentón, Ben tenía un corte en la ceja derecha.
Cada cual se fue rendido a su rincón, pero cuando volvió a sonar el gong estaban los dos en pie, aprestándose como un tigre contra el otro.18
Echó a caminar como una bestia y me descargó un garrotazo en toda la cara. Manó la sangre a borbotones y caí para atrás, a pesar de lo cual me rehice y le lancé un derechazo al corazón. Otro derechazo alcanzó de lleno a Ben en toda la boca, СКАЧАТЬ