Pego el grito en cualquier parte. Christian Spencer Espinosa
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СКАЧАТЬ de los veinte años estudiados en esta investigación (1990-2010), este libro se enfoca solo en ciertos momentos. La etapa que va desde 1990 a 1996 se estudia con mediana profundidad con el objeto de mostrar la recuperación de la cultura popular y el surgimiento de un sentimiento de nostalgia que luego configura la escena. El período de 1996 a 2000 es una etapa de gestación de este movimiento en Santiago y Valparaíso por lo que recibe más atención y profundidad. El tramo siguiente, de 2000 a 2005, constituye el momento de conformación definitiva de todos los rasgos de la escena. Del mismo modo, los cinco años siguientes se caracterizan por la efervescencia y alta difusión mediática, que culmina con el Bicentenario, por lo que estudio ambos también con detalle. Ahora, la mayor parte del análisis está centrada entre 2005 y 2010 por ser el momento en que la escena alcanza su apogeo —y se proyecta hacia la nueva década— y porque es cuando comienzo a relacionarme con la cueca de modo personal, mientras realizo mi propio trabajo de campo.

      1 No existe hasta ahora un estudio detallado acerca de la relación entre ambos géneros. No obstante, los parecidos de forma, fraseología, armonía e instrumentación permiten inferir que la cueca es la continuación de la zamacueca. Para más información acerca de la zamacueca ver Spencer (2007a y 2010), y para un breve análisis de la relación entre ambas, Spencer (2011b).

      2 Entiendo por “clase media” aquel grupo social urbano que posee un capital cultural y una fuerza de trabajo que se desenvuelve en ocupaciones de servicio dentro del contexto neoliberal posterior a la guerra fría (Espinoza y Barozet 2009). Siguiendo a Méndez (2007 y 2008) y a Espinoza y Barozet (2008 y 2009), se trata de un grupo más próximo a los sectores populares que a las clases altas, es decir, que no es “ni rica ni pobre” sino “esforzada, que invierte en capital educacional para construirse un espacio social (…) pero no parece alcanzar un horizonte de seguridad. En definitiva (…) sometida a altos niveles de precariedad, con una limitada protección social” (Espinoza y Barozet en Méndez 2010: 268).

      3 Aunque es un concepto fuertemente emic, en este texto no utilizaré comillas para referirme a la tradición con el fin de no entorpecer la lectura. Me permito hacer esta salvedad a pesar de que dentro del mundo de la cueca existen otras tradiciones importantes como la “tradición del folclor” o la “tradición de la cueca campesina” (a veces llamada “cueca tradicional”). Para no sembrar dudas de ningún tipo, cada vez que la palabra tradición implique algo distinto a “tradición de la cueca urbana”, lo haré notar.

      4 A menos que indique lo contrario, desde aquí en adelante uso la palabra “cueca” para referirme a la “cueca urbana”.

      5 En 1966 el musicólogo argentino Carlos Vega publicó Mesomúsica. Un ensayo sobre la música de todos, donde usa el término “folclor” como sinónimo de “lo rural” y del “pueblo” (ver los comentarios de Coriún Aharonián en las notas al pie del mismo texto). Si bien serán utilizados por otros investigadores, estos intentos de definición no tendrán seguimiento sistemático por otros autores en el resto de Latinoamérica. Para algunos de sus usos, ver Peñín (2003) y Madoery (2000); y para su historización y análisis, Aharonian (1997), González (2008), Jordán y Smith (2011), y Domínguez (2011), entre otros.

      6 Utilizo los términos “viejos cultores”, “cultores de antaño” o “viejos” para referirme a los nacidos en esta época, y “nuevos cultores”, “nuevos músicos”, “nueva generación”, “jóvenes músicos” o “jóvenes” para los nacidos desde 1970 en adelante, con algunas excepciones. El uso de esta periodificación obedece a las distinciones que hacen los mismos músicos, quienes, no obstante, no utilizan el término “generación” sino el de “viejos” y, de vez en cuando, “cultores”.

      7 Se encuentran aquí Los Trukeros, nacidos en 1997; Las Torcazas, de 1998; Los Santiaguinos, de 1998 (considerados el “primer grupo” exclusivamente dedicado a la cueca urbana); Los Chinganeros, desde el año 2000; Las Capitalinas, nacidas en 2001 y disueltas en 2012; Los Tricolores, desde 2001; Los Porfiados de la Cueca, desde 2002; y Los Canallas de la Cueca, nacidos en 2002.

      A esta generación le antecede otra formada entre los años ochenta y noventa, de la cual forman parte Los Pulentos de la Cueca, Los Afuerinos y Altamar, conjuntos que sirven de “puente” entre los años sesenta y los años noventa (además del trabajo de Héctor Pavez Pizarro, músico solista). En esta investigación he considerado la discografía, dirección y trayectoria de estos tres grupos, centrándome especialmente en Altamar por mantenerse activo durante todos los años noventa y dar origen a la variante romántica. Asimismo, he dejado de lado a Los Afuerinos y Los Pulentos de La Cueca, que son de Valparaíso, aunque hable de ellos indirectamente en mi análisis.

      8 Aquí se sitúan Vendaval, nacido en 2005; Las Niñas, nacidas en 2006/2007; Las Peñascazo, que parten en 2006 y se disuelven en 2009; Daniel Muñoz, Félix Llancafil y 3x7 Veintiuna, que funciona entre 2006 y 2012; y La Gallera, de 2006. En este grupo considero como un referente regional a los conjuntos femeninos Las Joyas del Pacífico (c. 2007) y Las Lulús de Pancho Gancho (2007), ambos de Valparaíso. He elaborado con algo más de detalle el caso de estos grupos en Spencer (2011a).

      9 Aquí se encuentran Arrabaleros (2008), Los del Lote (2008), De Caramba (2008), Los Republicanos de la Cueca (2009), Las Primas (2009) y El Parcito (2009). Algunos de estos grupos han desarrollado su producción discográfica y música en vivo (entre 2007 y 2010), pero se han terminado de consolidar después del Bicentenario. Aquí considero su trabajo hasta el año 2010, con algunas excepciones.

      10 En el primer caso tenemos a Los Benjamines (2010), Voy y Vuelvo (2010) y Los Sinvergüenzas de la Cueca (2010), y en el segundo a Los Príncipes (2011). Un caso aparte lo constituye el conjunto Los Corrigüela (2011), por haber sido formado por antiguos miembros de grupos de primera generación, como Los Chinganeros, Los Canallas o Los Trukeros. Los conjuntos nacidos después de estas fechas tienden a seguir la línea de la cueca brava, aunque de modo menos estricto que las generaciones anteriores, como es el caso de Los Meta y Ponga (2011), San Cayetano, La Patota, Los Pasa Piola o Las Indignadas, entre muchos otros.

      11 No existen grupos que pertenezcan a más de una generación, pero sí solistas o conjuntos que en sus inicios no tocaban cueca urbana y luego se fueron integrando al movimiento. Considero a los solistas de cueca según su filiación de repertorio o simpatía con ciertos grupos. Por ejemplo, el solista Mario Rojas grabó en sus inicios con Los Santiaguinos el disco Folklore Urbano (2002), dando muestras de simpatía con la fusión cuequera, por lo que se le puede considerar dentro de la primera generación de músicos. Lo mismo ocurre con Héctor Pavez, cuya figura es transversal, aunque se ha relacionado mayormente con grupos de tipo chilenero.

      12 Esta cifra no considera los discos grabados antes de 2000 ni después de 2010, como tampoco su participación en antologías o discos de otros grupos. En total los discos excluidos suman más de diez.

      13 Los discos chileneros van aumentando a medida que avanza la década: entre 2000 y 2003 se editan siete, entre 2004 y 2006 СКАЧАТЬ