Shakey. Jimmy McDonough
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Название: Shakey

Автор: Jimmy McDonough

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

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isbn: 9788418282195

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СКАЧАТЬ un dispositivo de control remoto al que llamó «el Whizzer». Los guitarristas se quedan alucinados al ver la pedalera que tiene Young a sus pies en el escenario: un montón de efectos de lo más rebuscados que pueden utilizarse sin que se produzca ningún tipo de degradación en la señal original. La mera construcción del chasis de madera roja en forma de cuña que cubre la pedalera siguiendo las milimétricas especificaciones de Young hizo que los carpinteros se tiraran de los pelos.

      Apoyada en un soporte delante de los amplis descansa la guitarra por antonomasia, la inconfundible hacha de guerra que empuña Young: Old Black, una Les Paul Gold Top del 53 que algún inútil embadurnó de negro hace siglos. Las características particulares de Old Black incluyen una palanca de vibrato Bigsby con la que modular las notas tirando de las cuerdas y una pastilla Firebird tan microfónica que se puede hablar por ella. Es un instrumento endiablado. «El sonido de Old Black no se parece al de ninguna otra guitarra», comentaba Cragg, negando con la cabeza incrédulo.

      Old Black es la cruz de Cragg. Young no consiente que le cambie los trastes antiguos, le gustan las cuerdas viejas y usadas, y el Bigsby hace que la guitarra se desafine constantemente. «Durante la prueba de sonido todo marcha a la perfección. Ahora bien, no me preguntes por qué, pero en el momento en que Neil coge la guitarra, todo se va al garete.»

      Entretanto, en el backstage el ambiente empezaba a animarse. Poco a poco se iban dejando caer los típicos papanatas y soplagaitas del mundillo musical —un directivo de discográfica por aquí, un crítico de rock por allá—, junto a los famosillos locales de rigor, entre los que también se encontraban amigos de verdad de Young, como los actores Russ Tamblyn y Dennis Hopper. Después del concierto, la mayoría de ellos, cansados de esperar, ya se habría marchado para cuando Young se decidiera por fin a salir del camerino.

      Cada vez faltaba menos para la hora del concierto y yo no veía ni rastro de Shakey, aunque todo el mundo parecía ponerse en guardia en el backstage. Me imaginé que debía de estar recluido en el autobús, y así me lo confirmó Zeke Young, fruto de la relación tormentosa que Neil mantuvo con la actriz Carrie Snodgress hace ya mucho tiempo. El ceño fruncido, la sonrisa torcida y esa mirada solitaria, como de estar absorto en un sueño, hacían de Zeke una versión en rubio oscuro de su padre allá por 1971. Dirigiendo la mirada a Pocahontas, Zeke me chivó lo que significaba la bandera del estado de California que cubría el interior de la gran luna delantera: «La bandera con el oso quiere decir que está descansando y que nadie puede entrar al bus».

      Es decir, que Shakey saldría cuando se le antojara. Joel Bernstein, un melenudo de rostro aniñado que pasó de ser un fan a convertirse en el principal archivista de Young, lo resumía así desde el estadio: «Neil hace lo que le da la gana cuando le da la gana, y cuando no le da la gana, pues no lo hace».

      En aquel momento, el verano de 1991, Bernstein se dedicaba en cuerpo y alma a recopilar material para una antología de la carrera de Young, y estaba muy entusiasmado. Poco se imaginaba Bernstein que diez años después aún no habría acabado y que le saldrían unas cuantas canas en el intento.

      The Neil Young Archives, un recopilatorio de varios CD que tiene previsto recoger la totalidad de la música grabada por Young, tanto editada como inédita, constituye la muestra perfecta de su tenacidad y su perversidad. Desde el comienzo del proyecto en 1989, se han sucedido sin éxito las fechas provisionales para su lanzamiento. Young, obsesionado con la búsqueda exhaustiva de mejoras en la tecnología del CD, ya va por la tercera conversión —de momento— de analógico a digital de su inmenso catálogo. Ha impedido cualquier intento de reagrupar los Archivos para que tengan un tamaño más práctico y ha vuelto loco a todo el mundo al abandonar el proyecto una y otra vez para dedicarse a componer nuevos temas. Se diseñó una maqueta del libreto que acompañaría a los CD y fue rechazada al instante; Young quería un libro de cuatrocientas páginas. Su visión abarca todos los aspectos del proyecto sin excepción, incluido el diseño de la caja, y no cabe duda de que de un modo u otro se llevará a cabo. Como en el resto de los casos, se hará tal y como Neil Young quiera, o no se hará.

       Todo el mundo se empeña en meter baza en el tema este de los Archivos: qué canciones deberían incluirse, si habría que hacerlo más corto, todas esas gilipolleces que no tienen nada que ver con lo que voy a hacer, ¿sabes? Así que lo que he hecho es impedir que la cosa siga adelante y que nadie se salga con la suya.

       —Esto, ejem, Neil, creo que ya se han percatado.

       —¿Ah, sí?

       —Ya lo creo. Les ha quedado clarísimo.

       —Ha sido un intento de la hostia, muy bueno, pero no es lo que yo quiero. No me importa que me den ideas a la hora de escoger las canciones buenas… Pero las chungas también deberían incluirse.

       —¿Por qué?

      —Pues para que se vea la diferencia. Hay cosas que están bien, pero hay otras que son bazofia que no se editó, y con motivo. Así puedes echarle un vistazo y ver lo que hay. Para eso están los archivos, joder, no para ir del palo «Aquí tenéis a Neil Young en todo su esplendor: su enorme, increíble, cojonudo esplendor». Eso no es lo que yo quiero.

       Quiero que la gente sepa lo malo que era, joder; lo asustado que estaba y lo bueno que era. La pura realidad, eso es lo que busco, y no un producto. Y creo que eso es lo que quieren los fans de verdad: el puto pack completo.

       Y cuando haya acabado con los Archivos, cuando haya elegido lo que se incluye y ya lo tenga todo a punto, voy a destruir todo lo demás.

       —¿En serio?

       —Lo voy a enterrar.

       —¿Te estás quedando conmigo o realmente es lo que has decidido?

       —No te quepa duda. Voy a cavar un hoyo de la hostia, lo echaré todo ahí dentro y luego lo taparé bien tapado. Y así desaparecerá todo.

       —Pero la gente tiene palas. Me refiero a tu gente de confianza.

       —¡¿Que mi gente de confianza tiene palas?!

       —¿Eres la persona adecuada para recopilar los Archivos?

       —Oye, que ya están recopilados. Lo único que falta por hacer es comprobar que estén en orden cronológico, elegir el diseño y la presentación y ponerlos a la venta.

       Mira, me importa una mierda si la gente los COMPRA o no. Es algo que quiero hacer y punto. Aunque solo se pongan a la venta doscientos ejemplares, firmados por mí, joder, pero que se publiquen. Una vez estén acabados, la gente podrá hacer con ellos lo que les salga del culo y ordenarlos como les dé la puñetera gana, pero tendrán todo el puto mogollón para elegir, y no solo una parte. Todo significa todo: lo bueno, lo feo y lo malo.

       —¿Crees que debería plantearme el libro de la misma manera?

       —No, porque la música es un caso aparte. Si lo metes todo en el puto libro… Para empezar, te saldría un tocharro de veinte tomos, joder, y no lo acabarías en tu vida. Además, habría la hostia de cosas que podrían hacer daño a mucha gente.

       Por otro lado, tampoco me gustaría que fuera un libro donde yo quedara como dios, como alguien que lo ha hecho todo perfecto en su vida, ni que parezca un artificio ideado para justificar cada cosa que he hecho, СКАЧАТЬ