La construcción del Yo corporal. Miguel Sassano
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Название: La construcción del Yo corporal

Автор: Miguel Sassano

Издательство: Bookwire

Жанр: Медицина

Серия: Psicomotricidad, cuerpo y movimiento

isbn: 9788418095290

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СКАЧАТЬ psicológico del niño y en la construcción de su personalidad. El movimiento no interviene sólo en el desarrollo del psiquismo del niño y en sus re­laciones con el otro, sino que influencia también su comportamiento habitual y es un factor importante de su temperamento. El autor establece una primera relación entre tras­tornos de comportamiento y trastornos psicomotores, definiendo los tipos psicomoto­res que corresponden a los distintos síndromes de insuficiencia psicomotriz.

      En su obra Los orígenes del carácter en el niño, Wallon (1949) destaca como factores importantes del desarrollo infantil la función del tono, verdadera trama donde se tejen las actitudes que son la base del comportamiento y fundamental tanto en la vida afectiva como en la vida de relación; la importancia de las nociones en la estructuración del carácter infantil y en la vida de relación; y la “toma de conciencia” del propio cuerpo como base de la individualización y la identi­dad personal. Sus estudios han sido retomados y profundizados por J. de Ajuriaguerra, como veremos más adelante.

      El otro aporte básico en las concepciones de la psicomotricidad, continúa Vázquez, es el de Jean Piaget, quien destaca, como se sabe, la importancia de las acciones físicas en la elaboración de las funciones mentales, de lo sensomotor a lo simbólico y de éste a lo operacional: “las acciones mentales no son más que acciones físicas interiorizadas”. La organización del conocimiento se realiza mediante la dinámica de la acción, que, al repetirse, se ge­neraliza y asimila nuevos objetos. Aunque Piaget no tiene la concepción global del de­sarrollo descrita por Wallon, sino que se mueve fundamentalmente en el ámbito cognitivo, sin embargo la importancia que él da a las acciones físicas en la estructuración del “yo” y del “mundo” abrieron toda una vía de trabajo en el campo de la Psicomotricidad.

      Fue E. Guilmain el primero que extrajo consecuencias reeducativas del paralelis­mo señalado por H. Wallon entre el comportamiento psicomotriz y el comportamiento general, como lo demuestra su obra Funciones psicomotrices y problemas de comportamiento (1935). A él corresponde también el haber elaborado con diversos aportes como los de Ozeresky, los test motores y psicomotores que vinieron a completar el conocimiento del desarrollo infantil iniciado por los test mentales (Test motores y psicomotrices, 1948).

      Guilmain estudia los fac­tores neuropsicomotores del comportamiento motor sobre todo en la realización de las tareas concretas donde los diversos aspectos de la eficiencia muscular dependen de los com­ponentes neuromotrices que son observados separadamente y estudiados en las pruebas de “performance”.

      Para este autor la educación corporal podría tener otros objetivos, por ejemplo, en la reeducación de los trastornos de comportamiento (tanto físico como psíquico). Así es como se pasa, ade­más, de la reeducación física (dominada por la “gimnasia correctiva” y la “gimnasia rít­mica”) a la reeducación psicomotriz. De este modo viene a proponer una ampliación del campo de las actividades reeducativas, señalando tres tipos de actividades:

      A) Reeducación de la actividad tónica: ejercicios de actitud, ejercicios de equilibrio y ejercicios de mímica.

      B) Reeducación de la actividad de relación: ejercicios para reducir las sincinesias y ejercicios de coordinación motora.

      C) Desarrollo del dominio motor: la rítmica y los movimientos asimétricos, disi­métricos, contrariados.

      Para Ajuriaguerra

      “la organización psicomotriz es la base de la organización del comportamiento y de la vida de relación, de ahí la estrecha relación entre los trastor­nos de la motricidad y los del comportamiento general. Su interés por lo psicomotriz le lleva a estudiar el desarrollo motor del niño así como su soporte orgánico, distin­guiendo tres fases: la primera se refiere a la organización del armazón motriz, es decir, la organización del fondo postural y de la estructura propioceptiva; la segunda corres­ponde a la motricidad eficiente que se organiza por la integración funcional progresiva de los diferentes elementos de la función motriz, y la tercera es la de la integración y automatización de las adquisiciones. A él corresponde, en palabras de F. Ramos, el mé­rito de, a partir del estudio clínico y de la acción terapéutica psicomotriz, el haber li­gado y articulado los diferentes aspectos de la evolución psicomotriz normal y patológica” (Vázquez, 1989).

      Según Ajuriaguerra (1959), el desarrollo motor depende, a la vez, de la maduración mo­triz y del desarrollo de los sistemas de referencia, es decir, de los aspectos espacial y temporal del movimiento, así como de la evolución de los instrumentos semióticos como el lenguaje y la representación mental. Una consecuencia in­mediata de esto es considerar que es a través de la motricidad y de la visión como el niño descubre el mundo de los objetos. Esta concepción se acerca a la teoría de Piaget, por cuanto supone que la construcción de la acción y del objeto son simultáneas. Sin embargo, este autor limita su análisis a la motricidad transitiva, mientras que Ajurria­guerra personaliza esa motricidad al considerar que la acción está ligada al sistema tó­nico-postural, verdadero mediador de nuestra relación con el mundo. Los primeros mo­vimientos no son movimientos transitivos sino producto del diálogo tónico. Es a través del diálogo tónico como el niño entra en relación con los demás, diálogo tónico (con­firmado también por R. Spitz y anteriormente por Wallon) entre el niño y la madre.

      Las concepciones de Ajuriaguerra fueron ampliamente desarrolladas por su equi­po, especialmente por Giselle Soubirán y por P. Mazo. Para estos autores tanto la educación como la reeducación psicomotriz deben producir tres tipos de efectos: efectos motores y funcionales; efectos psíquicos y escolares; y efectos afectivos, caracteria­les y sociales. De hecho, cualesquiera que sean los desórdenes del comportamiento y sus orígenes, siempre se manifiestan en síntomas en los que pueden predominar tanto los elementos motores como los elementos afectivos, cognitivos y relacionales.

      A su vez Pierre Naville, en su Psicología del comportamiento insiste en que si el movimiento está ligado al psiquismo e in­fluenciado por éste, también se puede influir en los trastornos psíquicos a través del propio movimiento. Su concepción gira también alrededor de los trabajos de Ajuria­guerra y define la reeducación psicomotriz como “una técnica reeducativa en psico­pedagogía que, por el movimiento, influencia y estructura el conjunto de la personali­dad del niño y corrige los trastornos psicomotores” (Naville, 1963). Los procesos de recuperación se basan en cuatro elementos: la motricidad, la or­ganización del esquema corporal, la estructuración espacio-temporal y la educación glo­bal por el movimiento.

      Continúa Vázquez (1989) diciendo que tanto Naville, como Soubirán y Mazo, propugnan ya el paso a una concepción más pedagógica de la Psicomotricidad que la inicial de Ajuriaguerra.

      “En esta línea, aunque más limitados, pueden también situarse otros métodos de reeducación psicomotriz que desde la práctica aportaron también la certeza de que exis­tía un paralelismo entre motricidad y psiquismo. Uno, es el método ‘Bon depart’ que se define como una terapéutica corporal de los trastornos del aprendizaje, en particu­lar de la lectura y de la escritura. Se propone reeducar simultáneamente la motricidad, el ritmo y la percepción visual, por lo que de la ‘educación gestual’ de sus inicios pasa a ser una verdadera educación psicomotriz global.

      Aunque más en el límite de la Psicomotricidad, el método S. Borel-Maisonny uti­liza la actividad rítmica en la reeducación del lenguaje y confirma una vez más la re­lación entre trastornos sensoriales y motores y el lenguaje y los aprendizajes escolares” (Vázquez, 1989).

      En síntesis, la metodología de la reeducación, consecuente con sus concepciones de base, se centra en una serie de pautas y ejercitaciones estrictas, que según el tipo de alteración (tónico-postural, práxica, del esquema corporal, etc.) marcan una progresión a realizar por el alumno-paciente.

      El reeducador, СКАЧАТЬ