Название: Miserias del poder
Автор: Óscar Rodríguez Barreira
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Història i Memòria del Franquisme
isbn: 9788437093345
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A pesar de los éxitos de la clandestina, ya vimos cómo en diciembre de 1938 Red Hataca fue descubierta y desarticulada. Ese, sin embargo, no fue el fin de la Quinta Columna en Almería. Tan solo un mes antes ya se había creado una nueva Falange, la dirigida por uno de los fundadores de la FE-JONS virgitana, Francisco Ibarra Sánchez, y por Fernando Brea Melgarejo. Según la declaración de este último, la nueva organización llegó a organizar tres centurias «arrojando las tres un contingente aproximado de unos trescientos hombres, en su mayoría muchachos jóvenes, antiguos falangistas o entusiastas de la Falange». Esta nueva organización ya no seguía tanto el esquema propuesto por el SIPM como el de la Falange primigenia, ya que los jefes de centuria tenían, a su vez, jefes de Falange y de escuadras, a los que visitaban diariamente a fin de intercambiar instrucciones e información.
Las concomitancias con la FE-JONS primigenia no solo tenían que ver con el esquema utilizado, sino también con los fines: la subversión. Para cumplir estos fines, Fernando Brea y Francisco Ibarra procuraron que su organización se dotara de armas, y consiguieron reunir hasta setenta pistolas de calibre corto. Además, procuraron infiltrarse y hacer proselitismo en los cuerpos de seguridad del Estado. En la guardia de asalto consiguieron involucrar a treinta guardias, mientras que entre los militares de artillería llegaron a juntar a cincuenta y ocho personas.
En cualquier caso, la nueva clandestina únicamente procuró crear unas mínimas estructuras para garantizar el tránsito pacífico del poder republicano al franquista. En palabras de Brea Melgarejo:
En esta labor de organización se continuó hasta la toma de Madrid por el Ejército nacional, en que ya se creyó llegado el caso de adoptar medidas de ejecución más eficaces para procurar la liberación de la Plaza de Almería, y que esta Liberación se produjese dentro de la mayor normalidad como así ocurrió en efecto.131
Y es que, en realidad, esta última organización respondía más a esa necesidad de transitar de manera ordenada de un régimen a otro que a una verdadera organización de boicot y resistencia. Según Isidoro García Pérez, su colaboración con esta organización tenía que ver con la certeza de que ya estaba cercano el triunfo de los rebeldes. En esta tesitura Isidoro pensó
... en la conveniencia de organizar una nueva fuerza que, en un momento dado, contribuyese a favorecer la Liberación de la Plaza [...]
A tal efecto organizó un grupo de unos cincuenta jóvenes aproximadamente con elementos que prestaban servicio en la Comandancia de Ingenieros, en la Unidad de Trabajadores y en otras dependencias y centros militares.132
Dado el carácter militar de la toma de la ciudad, los falangistas pensaron en entrar en contacto con algún destacado militar para que este ayudara a ceder el poder de la ciudad. Fue así como se entró en contacto con Antonio Cuesta Moyano, que había pasado gran parte de la guerra escondido.133
Una vez implicado Cuesta Moyano, los líderes de la clandestina celebraron varias reuniones para coordinar la acción. El propio Isidoro García ya había contactado también con Cuesta, de manera que todos parecían estar en la misma órbita. En reunión celebrada el 28 de marzo de 1939 se tomaron las decisiones más importantes. En esta se acordó
... constituir una Junta de Mandos integrada de la siguiente forma: Jefe Provincial de Falange, don Francisco Ibarra Sánchez; Comandante Jefe Militar de la Plaza y Provincia, D. Antonio Cuesta Moyano y Jefe Provincial de Milicias, el que relata: además se tomaron los acuerdos necesarios para poner en libertad a los presos nacionales.134
Y a grandes rasgos fue así como se sucedieron los hechos, si bien su mando duraría poco tiempo.135 Tanto FET-JONS como el Nuevo Estado ya tenían decididos, desde tiempo ha, quiénes dirigirían la política y la Falange de la provincia. Mas estas decisiones no serían tan fáciles de llevar a la práctica. Habría que adaptar las intenciones de los líderes de Madrid con la realidad de la provincia. Pasemos a ver qué ocurrió primero en Falange y, luego, en las instituciones provinciales y los ayuntamientos.
Notes
1 Rafael Cruz (2006a), Julián Casanova (1997), José Álvarez Junco (coord.) (1987) y José Álvarez Junco (2004).
2 Gamel Woolsey (2005; ed. or. 1936).
3 Rafael Cruz (2008) y Edward Acton e Ismael Saz (ed.) (2001).
4 Edward Norton (2004).
5 Antonio Pérez de Olaguer (1938) y Remigio Moreno González (1938). Lucía Prieto Borrego (2005).
6 Bernardo Martín del Rey (1939: 9-11).
7 Zira Box (2008: 60; y 2010). Sobre las culturas políticas del nacionalismo antiliberal español, Ismael Saz (2003a). Sobre los nacionalismos durante la Guerra Civil, Xosé Manoel Núñez Seixas (2006). Por imaginario, o discurso, entendemos la matriz categorial con la que las personas aprehenden significativamente el mundo que las rodea. Miguel Ángel Cabrera (2001 y 2003), Miguel Ángel Cabrera en Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo (eds.) (2008), Charles Taylor (2006) y Mary Poovey (2006). Lo de la ideología fascista como una forma palingenésica de ultranacionalismo populista, en Roger Griffin (1993 y 1998).
8 Sobre el concepto de religión política, véanse Roger Griffin en Constantin Iordachi (ed.) (2010), Zira Box (2006) y Hans Maier (2007). Sobre el falangismo como religión política, Ismael Saz en Carolyn Boyd (ed.) (2007) y Zira Box (2004). Sobre la muerte y la palingenesis, resulta muy pertinente la comparación con el caso griego o rumano: véanse Constantin Iordachi en Iordachi (ed.) (2010), Valentín Sandulescu y Vangelis Angelis en Jesús Casquete y Rafael Cruz (eds.) (2009) y Aristotle Kallis (2007).
9 Box (2008: 61; y 2010). Véanse, también, Alfonso Botti (1992) y Raúl Morodo (1985).
10 Sofía Rodríguez López (2005b) y Francisco Sevillano (2007).
11 Antonio Cazorla en Javier Moreno Luzón (ed.) (2007: 292) y Paloma Aguilar (1996). Véase también Antonio Cazorla en Damián A. González Madrid (coord.) (2008). La expulsión de los rojos del cuerpo de la nación y, por ende, el no reconocimiento de su violenta represión explica las escandalosas políticas de memoria desplegadas por la dictadura. Estas, a su vez, tienen mucho que ver con los actuales debates sobre la, mal llamada, Memoria Histórica. Al respecto pueden verse Luis Castro (2008), Josefina Cuesta (2008) y, más brevemente, José Luis Ledesma y Javier Rodrigo (2006).
12 Rodrigo Vivar Téllez (29/11/1906-29/11/1991), hijo de Fernando Vivar Torres y Amparo Téllez Macías, nace en Vélez Málaga en el seno de una familia de siete hermanos. Tras realizar la primaria y el bachiller en la provincia de Málaga, se traslada a Granada a estudiar Leyes y se licencia como abogado con tan solo veintidós años. Oposita a la carrera de judicatura y obtiene el título de juez de primera instancia de entrada. Su primer destino fue Vélez Rubio (Almería) en 1933, para pasar, posteriormente, por Campillo y Coín (Málaga). Ni durante el bachiller ni durante la carrera se vincula a ninguna opción política, aunque era un hombre de firmes creencias religiosas. Con la Victoria comienza su fulgurante trayectoria política: gobernador civil y jefe provincial de FET-JONS en Almería (5/4/1940-5/9/1942) y Vizcaya (5/9/1942-1944) y vicesecretario general de FET-JONS (1944-28/7/1951), asumiendo las funciones que hasta entonces tenía el secretario general del Movimiento. Además de estos cargos, ejerció como procurador en Cortes durante las diez legislaturas más las dos prórrogas, como miembro del Consejo Nacional de FET-JONS (1946-1961), como magistrado del Tribunal Supremo СКАЧАТЬ