Un cuento de magia. Chris Colfer
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Название: Un cuento de magia

Автор: Chris Colfer

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия:

isbn: 9788412407426

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СКАЧАТЬ tuvo que leer el fragmento dos veces para comprender del todo lo que decía. ¿Robbeth Flagworth estaba exagerando o la Ley de Desgarrificación del 339 era la tapadera que daba a en­tender? Y a juzgar por el tamaño del libro, si el autor esta­ba en lo cierto, la historia del Reino del Sur estaba plagada de mentiras.

      Al principio, a Brystal le resultó difícil aceptar la idea de que la historia fuera un engaño. No quería creer que un tema del que sabía tanto estuviera repleto de embustes, pero cuanto más pensaba en ello, más posible le parecía. Después de todo, el Reino del Sur era un lugar descaradamente injusto y opresivo, ¿por qué debería creer que era un lugar donde imperara la honradez?

      Brystal continuó mirando los estantes y eligió otro título que le llamó la atención:

      LA GUERRA A LAS MUJERES

      DAISY PEPPERNICKEL

      Al igual que el libro anterior, La guerra a las mujeres estaba cubierto de cenizas y llevaba el sello de PROHIBIDO. Tras echar un vistazo a sus páginas, Brystal se sintió cautivada por el tema al instante:

      La mente femenina no es el florero frágil que nos hacen creer. Según numerosos estudios sobre anatomía humana, no existe prueba alguna que avale que el cerebro de la mujer sea más débil, lento o menos capaz que el del hombre. Entonces, la pregunta sigue abierta: ¿por qué no se les permite tener acceso a la educación y a posiciones de poder? ¡Porque los jueces oprimen a las mujeres para mantener el poder en el Reino del Sur!

      Por naturaleza, las mujeres somos más maternales que los hombres. Si nosotras gobernáramos el Reino del Sur, lo haríamos bajo los principios de la educación, la empatía y la nutrición. Sin embargo, los jueces y el sistema actual de tribunales solo pueden actuar en una sociedad dominada por el miedo, el escrutinio y los castigos. Si el reino empezara a valorar la compasión por encima del control, los jueces y sus técnicas de gobierno quedarían obsoletos. Por eso hacen todo lo posible para evitar que las mujeres se posicionen por encima de ellos.

      Desde el momento en que nacemos, a las mujeres nos lavan sistemáticamente el cerebro para que prioricemos la maternidad y el matrimonio y no el intelecto y la realización personal. Nos regalan muñecas y delantales, y nos dicen que nuestras aportaciones más importantes a la sociedad las lograremos en la sala de partos y la cocina. Pero esa mentira es tan dañina como degradante, porque ¡un reino es tan fuerte como sus ciudadanos más débiles! Y una sociedad con limitaciones injustificadas tiene menos oportunidades de prevalecer que una con igualdad de condiciones.

      ¡Cuando un país segrega a un porcentaje de su población, solo segrega un porcentaje de su potencial! Por eso, por el bienestar del reino, es hora de que las mujeres nos unamos y exijamos un gobierno nuevo que valore las convicciones, ideas y morales de cada ciudadano. Solo así entraremos en un reino de prosperidad nunca visto.

      Brystal se quedó boquiabierta: era como si estuviera leyendo un libro con sus propios pensamientos. Nunca había oído a nadie hablar de las cosas en las que ella creía, mucho menos las había visto impresas en un libro. Apiló Historia y otras mentiras y La guerra a las mujeres encima de la mesa, entusiasmada por poder terminar de leerlas más tarde, pero antes quería ver qué otros libros había allí. Y de nuevo encontró una obra tentadora:

      PERDER LA FE EN LA FE

      QUINT CUPPAMULE

      También tenía el sello de prohibido en la portada. Al igual que los libros anteriores, Brystal lo abrió al azar para echar un vistazo a los temas que trataba:

      Si el Libro de la Fe es tan puro como los monjes dicen, entonces no habría necesidad de enmendarlo o de publicar diferentes versiones con el tiempo. Sin embargo, si comparamos una versión nueva con una de hace cien años, descubriremos que hay grandes diferencias entre la religión de hoy en día y la de entonces.

      ¿Qué significa esto, pues? ¿Acaso el Señor ha cambia­do de parecer con los años? ¿Acaso el Gran Todopoderoso corrigió sus errores tras convencerse de que estaba equivocado? Pero ¿la mera noción de estar «equivocado» no contradice las cualidades «omniscientes» que se supone que posee el Señor?

      La verdad es que lo que comenzó como una fe alegre y amorosa se ha convertido en una treta motivada por la política para controlar al pueblo del Reino del Sur. Cuando el miedo a ir a prisión no es suficiente para hacer que la gente obedezca las leyes, los jueces alteran los principios de religión y usan el miedo a la condena eterna para reforzar su labor.

      La ley y el Señor deberían ser entidades independientes, pero, por pura estrategia, el Reino del Sur las ha convertido en lo mismo. Por eso, cualquier actividad u opinión que cuestione al gobierno es considerada un pecado y todo estilo de vida o preferencia que no sirva para expandir la población es considerada una práctica demoníaca.

      El Libro de la Fe ya no refleja la voluntad del Señor, sino la voluntad de unos hombres que utilizan al Se­ñor como herramienta para manipular a la gente.

      Brystal quedó absolutamente fascinada con el modo de escribir de Quint Cuppamule. Durante todos los años en los que había asistido a la iglesia, nunca había cuestionado los sermones de los monjes que denunciaban asesinatos y robos, pero siempre se había preguntado por qué predicaban con tanta pasión la importancia de pagar impuestos. Ahora, al parecer, Brystal tenía la respuesta.

      Colocó Perder la fe en la fe encima de la pila y continuó inspeccionando los estantes. El siguiente libro prohibido que le resultó de interés se titulaba de la siguiente manera:

      LAS INJUSTICIAS DE LOS JUECES:

      El rey, apenas un peón en una falsa monarquía

      Sherple Hinderback

      Mientras sacaba el libro del estante, Brystal tiró por accidente el montón de papeles que había junto a él. Se arrodilló para reordenar el desastre, y aunque hasta ese momento no había de­mostrado mucho interés en esos documentos, no pudo evitar leerlos mientras los recogía.

      Entre ellos encontró un perfil detallado de Sherple Hinderback, adjunto a un registro de los paraderos del autor a lo largo de unos años. Con el paso del tiempo, sus lugares de residencia eran cada vez más extraños: lo que comenzó siendo casas y posadas acabó convirtiéndose en puentes y cavernas. Las fechas de las entradas también se acercaban más entre sí, como si Hinderback hubiera estado cambiando de paradero con mayor frecuencia. El registro terminaba con una garantía del arresto del autor y concluía con su certificado de defunción. La causa de la muerte se catalogaba como «ejecutado por conspirar contra el reino».

      Brystal se puso de pie e inspeccionó los archivos que se encontraban junto a los libros de Robbeth Flagworth, Daisy Pepper­nickel y Quint Cuppamule. Al igual que los documentos del archivo de Hinderback, encontró los perfiles de los autores, registros de sus lugares de residencia, garantías de sus arrestos y, en último lugar, sus certificados de defunción. Al igual que Sherple Hinderback, la causa de muerte de cada uno de ellos se catalogaba como «ejecutado por conspirar contra el reino».

      Como si la hubiera envuelto una brisa helada, Brystal sintió escalofríos y se tensó. Sintió que se le formaba un nudo en el estómago y miró a su alrededor. De pronto, entendió lo que aquella pequeña habitación era en realidad. No se trataba de una biblioteca secreta, sino de un cementerio de la verdad y un registro de la gente a la que los jueces habían silenciado.

      —Los mataron —dijo Brystal, impactada—. Los mataron a todos.

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