Un cuento de magia. Chris Colfer
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Название: Un cuento de magia

Автор: Chris Colfer

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия:

isbn: 9788412407426

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СКАЧАТЬ padre.

      —Sí, y me parece que he encontrado la solución perfecta —continuó Brystal—. Hoy, después de la escuela, he pasado por la Casa para los Desamparados de Colinas Carruaje. Tienen una falta de personal muy importante, por lo que, con tu bendición, me gustaría empezar a colaborar con ellos por las noches.

      —¿Quieres llenarte de pulgas en un hospicio? —le preguntó Brooks con incredulidad.

      La señora Evergreen levantó una mano para hacer callar a su hijo mayor.

      —Gracias, Brooks, pero tu padre y yo nos ocupamos de esto —dijo—. Brystal, es muy bonito de tu parte querer ayudar a los menos afortunados, pero yo necesito que me ayudes en casa. No puedo encargarme sola de todas las tareas y de la cocina.

      Brystal bajó la cabeza y se miró las manos para que su madre no percibiera ningún rastro de mentira en sus ojos.

      —No te estoy abandonando, mamá —le explicó—. Después de clase, vendré a casa y te ayudaré a cocinar y limpiar, como siempre. Y a la hora de la cena me iré unas horas a la Casa para los Desamparados. Por la noche, volveré y lavaré los platos antes de acostarme, como siempre. Puede que pierda una hora o dos de sueño, pero no debería afectar a nada más.

      El comedor se quedó en silencio mientras el juez Evergreen consideraba la propuesta de su hija. A Brystal le daba la sensación de que se le había formado alrededor del estómago un nudo invisible que, con cada segundo que pasaba, se tensaba más y más. Los treinta segundos que su padre tardó en darle una respuesta le parecieron horas.

      —Estoy de acuerdo, necesitamos un cambio para prevenir otros incidentes como el de esta mañana —dijo su padre—. Puedes ir a hacer de voluntaria por las noches a la Casa para los Desamparados, pero solo si eso no conlleva más trabajo para tu madre.

      El juez golpeó la mesa con el tenedor como si fuera un mazo e hizo así efectiva la sentencia definitiva del día. Brystal no podía creer que lo hubiera logrado. ¡Trabajar en la biblioteca era una realidad! El nudo en su estómago empezó a aflojarse enseguida y Brystal supo que debía desaparecer de la vista de su familia antes de empezar a dar saltos.

      —Muchas gracias, papá —le dijo—. Ahora, si me disculpáis, os dejo solos, a ti y a Barrie, para que podáis hablar tranquilamente del tribunal. Volveré a recoger la mesa cuando hayáis terminado el postre.

      Brystal se levantó de la silla y subió a su habitación a toda prisa. En cuanto cerró la puerta, empezó a bailar con toda su energía sin emitir ningún sonido. Cuando pasó frente al espejo, vio algo que no veía desde que era pequeña: en lugar de una niña resignada y triste vestida con un uniforme escolar ridículo, se encontró ante una muchacha feliz y llena de energía con la mirada a rebosar de esperanza y las mejillas ruborizadas. Parecía una persona completamente distinta.

      —Eres una niña mala, Brystal Eve Bailey —le susurró a su reflejo—. Una niña muy mala.

apertura

      3

ornamento

      Solo jueces

      Durante las dos primeras semanas que estuvo limpiando la biblioteca, Brystal leyó más libros de los que había leído en toda su vida. Para cuando terminó el primer mes, había devorado todos los ejemplares de la planta baja y comenzaba con los de la siguiente.

      Su rápido ritmo de lectura se debía a una eficaz planificación que había diseñado hacía tiempo: cada noche, Brystal quitaba el polvo de los estantes, fregaba el suelo, pulía la esfera plateada y limpiaba las superficies de la institución tan rápido como podía. Cuando terminaba, elegía un libro (o varios si era fin de semana) y se los llevaba a casa a escondidas. Una vez que terminaba de lavar los cacharros de la cena, se encerraba en su habitación y se pasaba el resto de la noche leyendo. La noche siguiente, Brystal devolvía lo que había cogido prestado y su rutina secreta empezaba de nuevo.

      No podía creer lo rápido que había cambiado su vida. En solo un mes, había pasado de sufrir en público una crisis emocional a vi­vir las horas más apasionantes y estimulantes que jamás había experimentado. Gracias al trabajo en la biblioteca, tenía acceso a biografías, enciclopedias, diccionarios, antologías y manuales que expandían su comprensión de la realidad, y a obras de ficción, poesía y prosa que expandían su imaginación más allá de lo que había visto en sus sueños más increíbles. Pero quizá lo más gratificante de todo era que Brystal había encontrado un ejemplar de Las aventuras de Tidbit Twitch y, por fin, había podido leer el final.

      Tidbit sacudió las patas en todas direcciones mientras caía por el acantilado, pero no encontró nada a lo que sujetarse. Temía que su descenso le reservara una muerte brutal contra la tierra rocosa, pero, gracias a una especie de milagro, el ratón aterrizó en un río caudaloso. El dragón descendió por el desfiladero y voló sobre Tidbit mientras este flotaba por el río. El monstruo intentó alcanzarlo, pero el agua avanzaba tan rápido que no hacía más que complicarle la tarea.

      Tidbit fue sacudido de un lado a otro, hasta que la corriente lo hizo caer por una cascada inmensa. Y el dragón se precipitó tras él con la boca completamente abierta. El ratón estaba convencido de que esos serían sus últimos momentos de vida: el monstruo, que le iba al acecho, lo devoraría, o bien él se estrellaría contra las rocas de la base de la cascada. Sin embargo, estaba tardando en llegar a las rocas y le pareció notar al dragón cada vez más cerca. Este, de repente, cerró sus afilados colmillos en el aire.

      Pero, justo cuando el monstruo estaba a punto de atraparlo con los dientes, Tidbit se escurrió por una pequeña abertura entre dos peñascos en la base de la cascada y cayó a salvo al lago en el que desembocaba el río. Cuando el ratón apareció del agua, vio al dragón sobre las rocas detrás de él, sin vida y con el cuello roto.

      Tidbit nadó hacia la costa, donde respiró profundamente por prime­ra vez en años. Con el dragón vencido, el Reino de los Ratones por fin quedaba libre de un reinado de terror. El mundo le daría la bienvenida a una nueva era de paz, que tanto necesitaban, y todo gracias a un pequeño ratón que había demostrado ser más valiente que un gran monstruo.

      

      Sin duda, la nueva rutina de Brystal era agotadora. Y aunque solo conseguía dormir un par de horas por la noche, el entusiasmo de poder leer más libros al día siguiente le daba la energía necesaria para aguantar. Aun así, Brystal encontró maneras más inteligentes de descansar, por lo que no se puede decir que estuviera completamente privada de sueño.

      Durante las clases de la señorita Plume, se ataba una pluma a los dedos y bajaba la cabeza para fingir que estaba tomando notas, aunque en realidad aprovechaba parar echarse una más que necesaria siesta. En una ocasión, mientras sus compañeras aprendían a maquillarse, Brystal usó los materiales para dibujarse un par de pupilas en los párpados y nadie se dio cuenta de que estuvo durmiendo toda la demostración. A la hora del almuerzo, cuando el resto de las niñas iban a la panadería de la Plaza Mayor, Brystal visitaba la tienda de muebles y «probaba los productos» hasta que los dueños la descubrían.

      Los fines de semana, dormía los ratos libres que le dejaban las tareas de casa. En la iglesia, se pasaba la mayor parte de la misa con los ojos cerrados, fingiendo que rezaba. Por suerte, sus hermanos hacían lo mismo y sus padres no se daban cuenta.

      Dejando СКАЧАТЬ