Название: El arte de educar jugando
Автор: Silvia Álava
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Tu vida en positivo
isbn: 9788412361681
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3. A partir del primer año de vida, empiezan a decir sus primeras palabras y podemos estimular su vocabulario nombrándole sus juguetes, sus partes del cuerpo, las acciones que hemos hecho en el día, imitar los sonidos de los animales y decir cómo se llama cada animal. Después, iremos pidiéndole que lo hagan ellos.
4. A partir de los dos años también es posible hacer juegos simples como pedirles que terminen las palabras que les vamos diciendo o que acaben las frases de sus cuentos favoritos, ya que, a esta edad, además les encanta ver y escuchar las cosas de forma repetida, lo que también ayudará a su memoria.
5. A partir de esta edad ya son capaces también de seguir instrucciones sencillas, así como de imitar al adulto. Por ello, es muy buena idea estimularles con canciones como «Soy una taza», que requieren hacer lo que dice la letra de la canción, porque, además de estimular el lenguaje y el seguimiento de órdenes, también estimula el sentido del ritmo, el movimiento y el autocontrol.
Cuándo. En momentos de ocio o cuando queráis reforzar algunos aprendizajes del colegio o escuela infantil.
El cerebro en los niños de 3 a 6 años
En esta etapa, los niños ya no son tan dependientes como en la etapa anterior, dado que han adquirido un mayor tono muscular general y una mayor fuerza, habilidad y destreza en sus movimientos, lo que les permite ser más autónomos y poder manipular objetos para experimentar el mundo. Esto, junto al hecho de que la percepción visual ya está madura al finalizar la etapa preescolar, hace que los niños tengan una mejor coordinación ojo-mano y más facilidad para dibujar y escribir.
En esta etapa los niños también empiezan a desarrollar la imagen mental de su cuerpo en relación con los objetos que le rodean y mejoran su capacidad para orientarse en el espacio. Al mismo tiempo, perfeccionan la capacidad para razonar y entender las consecuencias que siguen a algunas acciones. También aparece la capacidad para hacer dibujos sobre las cosas y pensar sobre temas concretos que pueden percibir.
De igual modo se produce una mejora en el lenguaje, lo que permite la aproximación a la lectura a partir de los 4-5 años. La lectura a su vez hará que los niños puedan a acceder a nuevos aprendizajes y enriquecerá aún más su lenguaje.
A lo largo de estos años, también se desarrollan otras capacidades cognitivas muy importantes para el aprendizaje, como son la atención (véase Capítulo 2, «Consigue que presten atención») y la memoria. Así, por ejemplo, entre los 2 y 3 años, los niños ya son capaces de retener dos ítems en su memoria a corto plazo.
Igualmente comienza a desarrollarse algunas funciones ejecutivas, que son aquellas actividades mentales que permiten a los niños controlar, planificar y regular su comportamiento para adaptarse mejor al entorno.
Yo te superviso
Para qué. En esta etapa ya podemos trabajar con los niños la capacidad de supervisar la conducta de los demás y la suya propia, porque así practican la «reflexión de la acción», que es un aspecto fundamental para que realicen adecuadamente sus actividades cotidianas y les permite darse cuenta de los errores para corregirlos.
Cómo
1. Elegimos una actividad que pueda ser motivante, como contar las moneditas de la hucha antes de comprar algún premio (conviene tener en cuenta que, si el niño es muy pequeño, la capacidad para contar todavía es limitada).
2. Mientras nosotros vamos contando, tiene que supervisar que lo estemos haciendo correctamente (podemos equivocarnos a propósito para ver si lo está supervisando bien). El niño no puede decir si hemos contado correctamente o no hasta que termine de contar todas las monedas; así trabajamos también la capacidad de esperar hasta que llegue su turno.
3. Si ya tiene 5 o 6 años, podemos utilizar una hoja de comprobación para que vaya apuntando el número de monedas. Otra actividad es grabarles a ellos mismos contando para que después se vean y se supervisen ellos mismos.
4. Se pueden utilizar otras actividades en las que el niño pueda supervisar al adulto, como decir todos los dibujos de una lámina, recoger todos los juguetes de la habitación, etc.
Cuándo. Podemos hacer esta actividad cuando volvemos de hacer la compra para revisar las vueltas o cuando tengamos que contar cualquier otra cosa en nuestras rutinas cotidianas (por ejemplo, contar servilletas para poner la mesa).
¿A qué juego hoy?
Para qué. El momento del juego es ideal para empezar a trabajar con los más pequeños la capacidad de planificación. Para ello, les pediremos que organicen de forma explícita el juego que van a realizar y qué papel va a desempeñar cada uno de los participantes en el mismo. Este tipo de actividades también favorece el lenguaje, así como la imaginación y la creatividad. También desarrolla la interiorización de reglas y las habilidades sociales4.
Cómo
1. Les preguntaremos primero a qué quieren jugar.
2. Después, les haremos pensar qué juguetes o materiales necesitarán. También les pediremos que nos expliquen cómo van a jugar, de qué manera utilizarán cada juguete o material y qué dinámica seguirán con ellos.
3. Estableceremos con ellos qué papel en el juego va a tener cada participante y cuáles son las tareas asignadas a cada rol (qué puede hacer cada uno de ellos).
4. A los más pequeños les pediremos que hagan un dibujo sobre los pasos anteriores.
5. Si ya tienen 5-6 años y han aprendido a escribir, puedo pedirles que escriban lo anterior de una manera muy sencilla para trabajar también la escritura de una forma lúdica.
Cuándo. Cuando vayamos a jugar con ellos o quieran jugar solos o con otros niños, podemos aprovechar para trabajar esta actividad.
¿De qué iba este cuento?
Para qué. La memoria a corto plazo verbal nos permite almacenar información verbal para realizar aprendizajes, resolver problemas o recordar información que nos hace falta en un momento determinado; de ahí su importancia para que aprendan y se desenvuelvan correctamente en su día a día.
Cómo
1. Escogemos un cuento o relato corto (conviene tener en cuenta que el tiempo en que los niños mantienen la atención durante esta etapa es corto5). Podemos dejar a nuestros hijos que elijan ellos mismos el cuento que quieren que les leamos, puesto que si están más motivados, aumentan la atención y por tanto la capacidad de memorización. Les leemos el cuento despacio y con buena entonación para evitar que se aburran y nos atiendan más.
2. Después, les pediremos que nos relaten todos los detalles que recuerden sobre el cuento para que hagan un ejercicio de recuerdo libre, СКАЧАТЬ