Название: Encuentros decisivos
Автор: Roberto Badenas
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9788472088511
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10 . Fiódor Dostoyevski, en su parábola titulada «El gran Inquisidor» reconoce que «solo llega a dominar la libertad humana aquel que tranquiliza su conciencia» (Los hermanos Karamazov, Madrid: Cátedra, 2006, pág. 410).
11 . Elena G. White, El Deseado de todas las gentes, Buenos Aires: ACES, 1971, pág. 91.
12 . El relato de las tentaciones de Jesús en el desierto se encuentra en los Evangelios de Mateo (4: 1-11), Marcos (1: 12-13) y Lucas (1: 1-13); pero solo Mateo y Lucas dan detalles sobre las tentaciones. Lucas varía el orden de las dos últimas. Aquí seguimos el orden de Mateo debido a que este fue discípulo directo de Jesús, y su relato las presenta en un orden claramente progresivo (cf. E. G. White, El Deseado, págs. 100-105).
13 . Sobre el sentido del ayuno bíblico, que no implica siempre ni necesariamente el no probar bocado o el no beber, véase Isaías 58: 5-11.
14 . Sobre la encarnación de Jesús ver Filipenses 2: 5-8.
15 . —Vaya, una cartera caída en el asiento del metro. Y con bastantes billetes. Esta gente rica tiene dinero de sobras y tú, pobre desgraciado, matándote al servicio de estos explotadores por un jornal de miseria. Nadie te ve. Llévate el dinero que contiene, que para el dueño quizá no sea mucho. Además, le está bien empleado por negligente. Con la falta que te hace a ti este dinero en este momento… ¿Quién sabe si no es Dios mismo quien te ha puesto esa billetera ahí, tan a mano, en respuesta a tus oraciones?
16 . Mateo 4: 4, citando Deuteronomio 8: 3. La forma verbal del perfecto griego gegraptai denota algo que «ha sido escrito y sigue estando en vigor». Jesús alimenta su contacto con Dios a través de las Sagradas Escrituras. Su clave para vencer, su «fórmula mágica» es: «Gegraptai: Escrito está, o Dios enseña (en la Biblia)».
17 . Salmo 91: 11-12.
18 . «Vendrá el Deseado de todas las naciones y llenará de gloria esta Casa…» (Hageo 2: 7). La gloria divina en la Biblia siempre está asociada a la presencia de ángeles.
19 . —Estamos solos, tonta. No seas estrecha. Nadie se va a enterar. Mi mujer está de viaje. Nos apetece. ¿Por qué tendríamos que depender de lo que digan unos papeles para compartir lo que nuestros cuerpos desean? ¿Qué más da que tu marido te crea solo suya, si lo único que cuenta en la vida es el placer presente?
20 . Observamos que el tentador se presenta en estas tentaciones en una progresión sutil, de modo cada vez más personal y directo. El primer ataque aparece como una mera insinuación protectora de parte de peiradson, el tentador (Mateo 4: 3). El segundo irrumpe como una clara insidia del diabolos, el infiltrado, «el que se mete por medio» ya que ese es el significado de esa palabra en su original griego (Mateo 4: 5). Su tercer asalto lo desenmascara como Satán o Satanás, nombre que la Biblia da al enemigo de Dios por excelencia (Mateo 4: 10).
21 . «El Señor […] es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 3: 9; cf. Juan 3: 16-17).
22 . El fondo de las tentaciones del desierto no es hacer pan de las piedras, tirarse de lo alto de una torre, o postrarse de rodillas ante el diablo, sino beneficiarse por vías impropias, imponer algo a otros por la fuerza o plegarse a los métodos corruptos de los déspotas. Es más un problema de medios que de fines, porque, como decía Gandhi, «los fines están inevitablemente conformados por los medios».
23 . La plaza de directivo que se ha quedado libre en la empresa me apetece más que nada en el mundo. Sé muy bien qué puedo hacer para conseguir que mi jefe me la dé. Si alguien se entera quizá me considere un típico arribista, que adula a sus superiores con tal de medrar. Pero lo que está en juego es mi futuro. Esta es mi ocasión y no la voy a dejar perder.
24 . Aparte de estas tentaciones que Jesús contó a sus discípulos, las demás no las conocemos, y solo las podemos imaginar. «La última tentación de Jesús» no fue la que se le atribuye en alguna película o novela, de sucumbir a las flaquezas de la carne, aunque también fue tentado en eso. Jesús era joven y sin duda no le faltaba atractivo.
25 . El apóstol Santiago (1: 13-15) explica que el pecado nace (o es «dado a luz») al final de un proceso que empieza con la atracción de la tentación, y que se materializa en hechos consumados. Dada nuestra naturaleza pecadora, cuanto más avanzamos hacia ese desenlace, más cerca estamos de cometer lo irreparable.
26 . 1 Juan 2: 16 llama a estos elementos seductores «los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la soberbia de la vida». Innumerables formas de seducción nos acechan y nos incitan a cometer errores que nos distraen de lo realmente importante y nos alejan de Dios.
27 . «Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5: 8). «La suprema astucia del diablo y la más exitosa es la de hacer creer que no existe…» (Giovanni Papini, Historia de Cristo, pág. 50).
28 . La Biblia dice que Jesús fue tentado como nosotros en todo pero que nunca pecó (Hebreos 4: 15). Luego no hay que confundir tentación y pecado.
29 . «Muchos consideran este conflicto entre Cristo y Satanás como si no tuviese importancia para su propia vida, y para ellos tiene poco interés. Pero esta controversia se repite en el dominio de todo corazón humano […]. Las seducciones que Cristo resistió son las mismas que nosotros encontramos tan difíciles de resistir: […] la prueba del apetito, del amor al mundo y del amor a la ostentación que conduce a la presunción. Estas fueron las tentaciones que vencieron a Adán y Eva, y que tan fácilmente nos vencen a nosotros» (E. G. White, El Deseado, pág. 91).
30 . Ya que somos seres caídos, nuestra victoria está en levantarnos cada vez que caemos, y aún mejor, en no volver a caer. La única manera de vencer la tentación es como Jesús la venció: con la ayuda del poder divino. «Pues en cuanto él mismo fue probado mediante el sufrimiento, es poderoso para venir en auxilio de los que son tentados» (Hebreos 2: 18, СКАЧАТЬ