Encuentros decisivos. Roberto Badenas
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Название: Encuentros decisivos

Автор: Roberto Badenas

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

Серия:

isbn: 9788472088511

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СКАЧАТЬ desconfianza:

      Natanael es un idealista, comprometido y serio. Pero hasta los mejores creyentes tienen prejuicios y corren el riesgo de equivocarse.

      A Felipe le duelen las dudas de su amigo, pero no tiene alegatos para disiparlas. Como quiere mucho a Natanael, renuncia a discutir con él sobre el tema. Convencido de su verdad recurre al único razonamiento irrefutable, el mismo que había esgrimido el maestro con sus primeros discípulos, y que desde entonces sería el argumento principal de su campaña de reclutamiento:

      Natanael le sigue sin ganas.

      Pero cuando Jesús observa a Natanael, que se acerca reticente, ostentando escepticismo y suficiencia propia, le dice con una intrigante sonrisa:

      —Bueno, si tú no tienes claro que yo sea ni siquiera un buen judío, yo te veo a ti como un israelita de verdad, en quien no hay engaño.

      Es como decirle:

      —Me gusta tu sinceridad y tu franqueza. Pero no te fíes demasiado de las apariencias.

      Sorprendido por estas palabras, Natanael exclama:

      —¿De dónde me conoces?

      El maestro es muy observador. No es frecuente sorprender a un joven orando. Los jóvenes sanos prefieren presumir de escépticos que de beatos. Y a Jesús le gustan los jóvenes sinceros y valientes, por eso le confiesa un pequeño secreto:

      —Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Enseguida me di cuenta de lo que estabas haciendo.

      Natanael se ruboriza. Su pudor le impide dejar en evidencia su espiritualidad. Siente además que su corazón no puede esconder nada a la mirada penetrante del maestro. Se avergüenza de su insensatez y de sus infundados prejuicios. Ahora intuye que su amigo Felipe podría tener razón.

      Poco después, tras observar más de cerca a Jesús y escuchar sus penetrantes palabras, una certeza extraña, como viniendo del cielo, ilumina su mente, y le empuja a confesar:

      —Tú debes ser el hijo de Dios, el esperado rey de Israel.

      Y Jesús le contesta, radiante, feliz de haber encontrado un discípulo tan lleno de potencial como aquel:

      —¿Porque te dije que te vi bajo la higuera crees? Cosas mayores que estas verás. Os prometo que, de aquí en adelante, si sabéis mirar, veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre nosotros.

      Que equivale a decir: «Mi presencia va a poneros en contacto directo con el cielo».

      Natanael, como Jacob en su huida, también cree despertar del torpor de un sueño a una nueva realidad en la que lo divino, lo que parece más inaccesible, se encuentra, gracias al maestro, al alcance de un latido del corazón. En su interior resuena el eco de las palabras del patriarca fugitivo:

      Y se dice, sin decirlo, lo que se han dicho a sí mismos otros de los muchos descubiertos por él:

      Hay maestros que enseñan guiando a sus alumnos como a los caballos: paso a paso. La mayoría necesitamos ser guiados así, respetando nuestro ritmo. Hay otros que enseñan potenciando lo que encuentran de bueno en el discípulo, animándolo a avanzar y a crecer, porque todos aprendemos mejor cuando somos alentados. El nuevo maestro enseña de ambos modos: acompasando los pasos de todos y motivando a cada uno, estimulando con franqueza cualquier progreso.

      Así estos jóvenes, como tantos otros que vendrán después, al compartir entre sí las nuevas perspectivas que su encuentro con Jesús aporta a sus vidas, van extendiendo su invitación a seguirle y hacen crecer poco a poco su pequeño grupo de discípulos. Con tan entusiastas portavoces se va extendiendo la obra del insólito maestro, tomando a hombres y mujeres donde están, tal como son, y transformándolos poco a poco en seres nuevos, llenos de increíbles posibilidades.

      Como Natanael, cada uno tenemos nuestros propios criterios, algunos de ellos falsos. Nos cuesta entender que Dios proponga caminos distintos de que los que nosotros conocemos. Por eso el maestro desconcierta con la aparente sencillez de sus planteamientos.

      En todas las sociedades las penurias económicas, la ignorancia, las injusticias de la vida, la dificultad de estudiar ciertas carreras o de encontrar un trabajo interesante minan el optimismo natural de la infancia y el idealismo de la adolescencia. A medida que pasa la juventud y la vida adulta se complica, las circunstancias llevan a los desanimados hacia la evasión, la resignación o la inhibición, produciendo con frecuencia vidas rutinarias, conformistas, desilusionadas, abocadas al fracaso.