La herencia maldita. Nathan Burkhard
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La herencia maldita - Nathan Burkhard страница 7

Название: La herencia maldita

Автор: Nathan Burkhard

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Ángeles Guardianes

isbn: 9788418616228

isbn:

СКАЧАТЬ una negativa, intentó ser positivo y decirle la respuesta correcta a la cual podía comprarle —Intentaré buscarla para ti.

      —Bien —asintió con la cabeza —Entonces ¿Cómo puedo ayudarte a seguir? —observó los ojos de su supuesto salvador, controlando sus impulsos, respirando profundo, era muy agresivo, vivió siéndolo y era difícil no estar a la defensiva las 24 horas del día, toda su vida.

      Limpiando su nariz con la mano, aceptó todo por salir de esa vida, tener la opción de conocer a la chica de sus sueños, a la muchacha que le ayudaba a pelear cada día.

      —Solo debes obedecer y sabrás la verdad, sé que eso cambiara tu vida, sé que podrás hallar las respuestas sobre tu origen, por eso debes escuchar.

      —Tan solo quiero saber la verdad —respondió, pero en verdad quería mucho más, quería libertad, algo que nadie le podía dar, se sentó al pie de la cama y no pudo contenerse a preguntar —En que estás metido ¿Eres narco? —deslizó una de sus sonrisas matadoras, sensuales y muy típicas.

      —Digamos que ese tema no es de tu incumbencia, más bien yo quiero asegurarme de algunas cosas. Así que yo haré en esta ocasión las preguntas.

      —Solo dispara amigo —frotó sus manos y aplaudió dándole a entender que estaba listo para ello.

      —¿Cuántos años tienes?

      Vaciló por un momento, sí sabía, ya que le abandonaron siendo recién un bebé —18, ¿Creo?

      —¿Drogas? ¿Mujeres?

      —No, gracias. Estoy bien por ahora —observaba cada detalle de la habitación.

      —No te estoy ofreciendo… dijo apretando la mandíbula —Te estoy preguntando si te drogas o si tienes mujeres o hijos.

      Soltó una gran carcajada ante las preguntas tan directas de Cristiano, como siempre con altanería —Digamos que las drogas son eficientes, pero no son mi lío y no me gusta liarme con ellas… ¿Mujeres? muchas a mi disposición, pero digamos que por ahora no tengo a ninguna que me reclame la paternidad —respondió dando un bostezo, tenía sueño, estaba cansado y después de una lucha, bueno en ese caso una paliza necesitaba de toda su fuerza de voluntad para poder dormir.

      Cristiano al verle casi somnoliento, se levantó de la otomana, alisándose el traje dio unos pasos hacia la puerta —Descansa, tendremos un largo viaje mañana, cualquier cosa puedes pedir servicio a habitación.

      Ladeando una sonrisa, no pudo contenerse a volver a molestar —Y bueno…—realizó una pausa intentando buscar la pregunta correcta para poder irritarlo —¿Qué te debo de decir?… ¿Amor?… ¿Cariño? —Era un muchacho lleno de sarcasmo y buen humor negro, cosa que a Cristiano le encantó, en su momento.

      —Muy gracioso ¿Sabes? Me gusta tu sarcasmo, pero te diré que es inapropiado, deberás aprender a controlarte y ser respetuoso… A mi esposa le dará otro infarto por solo escuchar tu vocabulario y no quiero que otra vez vuelva a la tumba por tu mal vocabulario.

      —Hmmm… Un trío he —soltó una carcajada al ver el rostro de frustración de Cristiano, que abrió la puerta saliendo de la habitación y dando un gran portazo en el proceso.

      Oriholp se levantó de la cama, acercándose al umbral de la ventana, hizo a un lado la cortina observando por última vez la ciudad, Rusia no le extrañaría, dando un último adiós, regresó a la cama en un gran salto al colchón sedoso y esponjoso, cerrando los ojos para conseguir así unas horas de sueño, dando un suspiro se permitió descansar pero incluso en esos pocos momentos de paz el ser un niño abandonado, un recién nacido dejado a la deriva era algo duro de asimilar y más cuando de un momento a otro el saber que sus padres estaba muertos la noticia no podía ser tomada con tanta tranquilidad, la venganza y saber la verdad era uno de los objetivos que cualquiera se plantearía en un momento como ese, incluso para seres supremos como ellos, la ira era un pecado que podía tentar a cualquiera.

      Obligado a perecer y crecer solo, a madurar de manera ruda, sin conocer el amor verdadero, pensó en toda su vida pasada, en su presente y con ello deseando un mejor futuro.

      CAPÍTULO 6

      TYPICAL

      UN AÑO DESPUÉS

      El fogaje de la ducha inundó la habitación empañando el espejo encima del lavabo, cortinas de vapor sobrevolaban en forma de espiral ante la luz artificial de la lamparilla del baño quizás dándole un efecto tétrico para ella, las cosas habían cambiado drásticamente, después de los sucesos que marcaron su vida hace un año, Natle tenía siempre un cierto recelo a los espejos y sobre todo a su reflejo que en una ocasión fue parlanchín, pero en esos momentos nada que pudiera alterar nuevamente su vida.

      Doce meses de los cuales no hubo ningún movimiento demoniaco a su alrededor, la misma rutina del colegio, las siempre molestosas e incesantes bromas de Gabrielle quien por alguna razón había logrado adelantar algunos cursos y no era para menos ya que el año pasado había perdido varias clases atrasando y disminuyendo su rendimiento escolar, en casa era casi todo igual, el casi nulo calor de madre de Michel, el apoyo de Jonathan y su intento para que su madre lograra aceptarla, y por supuesto, Joe, su novio Joe, aplazando sus cursos de práctica y atrasando su regreso a la universidad por un año y finalmente estaba a solo dos meses de regresar a la universidad.

      Tantas cosas que procesar. —Pensó.

      Cerró los ojos y dejó que el agua caliente quemará cada músculo de su cuerpo, mientras que en su móvil la canción de Bazzi – Why? resonaba a todo volumen como un pequeño momento de paz y relajación, levantó el rostro y dejó que el agua recorriera su silueta, sus heridas ya habían cerrado dejando leves cicatrices y un triste recordatorio de batallas que ella jamás pidió, se había convertido en una tenue imagen que deseaba borrar, de una u otra manera no deseaba recordar nada de lo sucedido, pero aun así por dentro esa sensación abrumadora no la dejaba respirar, su mayor temor era perder a Joe y tenía que enfrentar su realidad, estaba destinada a ser lo que era, y con ello en sus manos tenía el poder de definir su final, y ella esperaba en un cien por ciento que Joe y ella seguirán juntos por siempre.

      —Tu sangre, tu vida, cada gota de ellas... Me pertenece... Sé que regresare y por fin podré destruirte querida mía... Tus miedos son tus peores enemigos, el miedo de perder a este muchacho por el cual has dado tu vida, será tu perdición. Sé que quedare en ti, ¡Sufrirás!, perderás tus poderes, perderás tu vida de ángel y yo regresaré a ti por ti.

      Abrió los ojos de inmediato, llevó una mano a su pecho intentando calmar el martilleo incesante de su corazón, sentirlo aún cerca la agobiaba y el miedo la invadía a cada momento, incluso podía sentirlo cerca, era cómo si Hadeo jamás dejara su cuerpo y podía escuchar sus susurros tan claros que era ciertamente imposible que estuviera volviéndose loca, sintió sus músculos tensarse ante los recuerdos y se permitió observar la ducha con detenimiento, todo había cambiado para ella.

      El pánico cubrió su cuerpo, temiendo que los años habían sido los causantes, perdida en un mundo el cual no reconocía a simple vista, ciertamente ella leía mucha ciencia ficción, pero esa era su vida, era parte de un cuento de terror.

      Sin poder verlo una sombra se deslizó por su habitación, abrió la puerta del baño acercándose a la ducha, y en un movimiento brusco se abrió parte de la cortina de baño, no solo observando una bella silueta, sino admirando por fin una belleza monumental.

      —No СКАЧАТЬ