La herencia maldita. Nathan Burkhard
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Название: La herencia maldita

Автор: Nathan Burkhard

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Ángeles Guardianes

isbn: 9788418616228

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СКАЧАТЬ style="font-size:15px;">      —Entonces eres una especie de enfermo sexual... Por qué si tratas de tocarme un pelo… juro que no tendrás intestinos en un segundo —su mandíbula se tensó —Y ni que hablar de testículos y quien dice que no quiero seguir luchando, es mi vida, para eso nací.

      —No naciste para ello y bien lo sabes.

      —No sabes absolutamente nada de mí —bramó enfurecido, no le gustaba que tocaran esa fibra sensible de su ser, lidiar con una dolorosa verdad de haber sido abandonado tan solo siendo un bebé indefenso. Sin poder medir su reacción dio un imponente y brusco paso hacia adelante obligando a Cristiano a levantar una mano y pedirle que se tranquilizara.

      —Yo no soy el enemigo muchacho, soy un amigo… Un amigo de tus padres —le interrumpió abruptamente, su mandíbula cayó, literalmente cayó, ya que en casi dieciocho años no había oído de ellos y menos de que le buscaran.

      —¿De qué carajos hablas? —dio un paso hacia adelante, sus puños a sus costados listos para matar el tipo.

      Cristiano levantó las manos en señal de que no haría ningún movimiento para pelear y defenderse —No te exaltes, es la verdad.

      —¿¡Y qué verdad!? Crees acaso que venir y decirme algo como eso cambiara las cosas, cambiará lo que soy, no lo creo amigo —negó efusivamente con la cabeza —Como no hacerlo cuando vienes y me dices que vienes por mis padres, por dieciocho años viví sin saber de dónde provenía, saber siquiera si me querían.

      —No puedes comprenderlo, no podrás aún.

      —Qué no se puede comprender, que ellos me dejaron en la calle cuando recién era un bebé, qué clase de padres hacen eso, qué clase de personas hacen eso con un recién nacido, yo no pedí nacer, no pedí venir a este mundo y menos vivir de ésta manera tan repulsiva, tengo que vivir y comer con mis puños gracias a esos infelices que me dejaron tirado como un pedazo de mierda.

      —Estás equivocado.

      —No lo estoy… No lo estoy, tú lo estás —lo señaló con el índice.

      —Ellos, ellos —dudó por un segundo en decirle más.

      —¿¡Qué!?

      —Murieron…

      Al escuchar esas palabras retrocedió, no tenían sentido, sus padres, ellos lo abandonaron en un lugar desconocido, donde un hombre sin escrúpulos le encontró y ¿Cómo demonios debía responder a ello? Algo ilógico, algo sin sentido, enfadándose aún más por aquel comentario, deseo matar al tipo y romperle el cuello en mil formas distintas —Eso es estúpido —gritó enfurecido —¿Cómo? —preguntó.

      —Por favor.

      —¡Dime! —gritó.

      —Para que saberlo ahora.

      —Ya que tú viniste y hablaste, genio.

      —Fueron asesinados, eso es lo único que puedo decirte.

      Mordió su labio inferior, no podía dar crédito a lo que escuchaba de ese hombre, no quería decirle más, había venido a él, hablándole de sus padres para luego decirle que habían sido asesinados, pensando que las cosas cambiaria, que su odio a ellos fuese menos pero estaba equivocado —Si crees que mi odio a ellos será menos, te equivocas.

      —No creo en ello, vine a ti porque necesito tu ayuda.

      Con una risa particular y arrogante, no tuvo la sensatez de callarme —Vete a la mierda.

      —Por favor —le suplicó y continuo —Por favor. No eres de este mundo y yo conozco a un ser que es idéntico a ti, tiene tu misma fuerza pero también te ayudara a desarrollar los poderes que tienes por esos tatuajes ¡Oriholp! Eres un ser supremo, pero a la vez condenado, te ayudara a saber la verdad… La verdad sobre tus padres —quiso seguir pero no se lo permitió, era la conversación que muchas veces esperó, una explicación acerca de su vida, pero era la persona menos indicada y eso solo lo obligó a aceptar la muerte de sus padres.

      —Yo no tengo padres —contestó de inmediato, tratando de no desatar la furia interna.

      —Por favor escúchame. Solo déjame terminar ¿Puedes dejarme terminar? Debes estar a mi cargo por un tiempo. Piora, te enseñará a poder utilizar tus poderes y cuando digo poderes, digo que la muerte no es un obstáculo. Además de hablar y mostrarte lo que a mí me mostró, solo pídeme lo que desees, di tu precio.

      Por un instante pensó ganar una batalla en aquella conversación, cuando solo intentaba mentirse a mí mismo, quería saber más, quería saber quién era el culpable de que sus padres tomaran una decisión que no solo arruinaría su vida, hubiese preferido morir con ellos a tener que vivir dieciocho años lejos de ellos, sin un abrazo, sin un beso de buenas noches. —¿Para qué quieres hacerte cargo de mí ahora? Eres estúpido o qué diablos —cabe recalcar que su altanería y mala educación iba más allá de los límites, digamos que desde que conoció a Cristiano le ayudo a poner un alto a su furia, a su altanería, incluso a ese odio hacia el mundo y los demás, a quienes culpaba de sus desgracias.

      Cristiano nunca perdió la fe en él, siempre dijo que tenía un gran potencial, además de aprender demasiado rápido, siempre le pareció un poco gracioso su vocabulario vulgar, en otras palabras debía conseguir un filtro mental, ya que decía lo primero que se le venía a la cabeza sin pensar, y él fue el primero en ayudarle a guardar silencio cuando la situación lo requería.

      Pudo ver cómo la manzana de adán se movió con brusquedad ante el paso de su saliva, eso era una muy mala señal —Mi vida depende de tu viaje, al igual que tu vida depende de ello, digamos que no puedes elegir, no tienes opción al igual que yo, si no aceptas el trato, él vendrá por ti y hará de tu vida la cosa más repúgnate y el infierno será flores comparado con lo que vivirás —propuso viendo un cambio en su actitud, al verle calmado dio un suspiro de alivio.

      —¿La condición de poner precio sigue vigente?

      —Sí —asintió con la cabeza.

      —Con una sola condición —dijo de la nada, pensando en la única persona que deseaba conocer.

      —¿Cuál? —pudo ver el brillo de esperanza en aquellos ojos negros, implicarse con un demonio podía ser siempre riesgoso, sabía de ello, por alguna extraña razón sabía algunas cosas de ese mundo al cuál no tenía ni idea de conocer.

      —Deberás buscar a una joven castaña para mí —las palabras salieron de su boca sin miedo alguno a una negativa. Tenía la esperanza de poder saber que ella también le esperaba, y que ese hombre de traje le diera la oportunidad que ansiaba desde que tenía memoria.

      Cristiano enarcó una ceja ante la petición —¿Una castaña?

      —No me refiero a eso —rodó los ojos ante la insinuación —Esa chica es particular.

      —Puedo hacerlo, pero ¿sabes su nombre?

      La risa que salió de sus labios no se pudo descifrar con exactitud, podía ser irónica o de algún chiste gracioso que acaba de decir, pero la verdad era que si él supiese su nombre él mismo la hubiese buscado hace años y Cristiano pudo deducirlo a la perfección —Por tu risa más que sarcástica deduzco que no sabes su nombre ¿Verdad?

      Mordió СКАЧАТЬ