La herencia maldita. Nathan Burkhard
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Название: La herencia maldita

Автор: Nathan Burkhard

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Ángeles Guardianes

isbn: 9788418616228

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СКАЧАТЬ en sus manos.

      ¿Qué es esto? Le sostuvo, observándole con detenimiento, tratando de estudiar su mecanismo y su estructura.

      Es la daga de Bendora, una reliquia familiar y detestaría perderla mintió, era más que ello.

      Bien, no te preocupes estará muy segura aquí bajo llave —el anciano abrió el cajón de la derecha de su escritorio sacando una caja pequeña con una combinación de cuatro dígitos, asegurándola en la caja, volvió al cajón de su escritorio —¡Ves! Aquí estará segura.

      Te lo agradezco, Michael exclamó tranquilo Miaka. El abuelo sonrió a la vez que acarició su cabeza Pero debo irme, me parece que saldrán de paseo con los padres de Joe y Mariont.

      Sí, lo sé, mi esposa decidió dejarme hoy, ya sabes que no me gusta salir en esta época del año, prefiero limpiar mi estudio, no aguanto este clima.

      Siempre tú y tus hábitos de limpieza, lo que más amas en la vida son tus libros y... —al unísono mencionaron mi nombre —¡Natle!

      Es mi nieta predilecta, no puedo negarlo tan solo miró la foto que tenía en su escritorio de cuando era pequeña Me recuerda tanto a mi hija recordó con melancolía Cuídale mucho Miaka, mi corazón no resistiría perder de nuevo a mi hija.

      ¡Lo haré! Sabes que lo haré —despareció de la casa de los ancianos para poder reunirse con los demás.

      Michael al verse solo en su estudio, tomó el retrato de su nieta y sonrió, no entendía cómo era posible que su nieta se pareciera a su difunta hija, quizás por ello su esposa la nombró como ella cuando la encontraron esa noche de invierno. El invierno más crudo de la época.

      El anciano tragó el duro nudo que se le formó en la garganta, el cielo le había entregado la oportunidad de volver a tener en sus brazos a su querida niña, a Natle Tess.

      Bajó a reunirse con sus padres, Natle les vio ya sentados a la mesa y con una sonrisa en los labios se acercó a ellos —¡Buenos días! tomó asiento al lado de su hermana

      Buenos días cariño respondió Jonathan al mismo tiempo que leía el periódico del día.

      Saldré con Joe le avisó ella mordiendo su labio inferior y esperando una respuesta.

      ¡Qué casualidad! sonrió su padre Los padres de Joe nos invitaron a cenar, el único que no ira será el abuelo ¡Ya sabes cómo es él! Y ahora supongo que tú tampoco —Gesticuló con la mano sin darle importancia, Jonathan siempre intentaba mantenerse neutro en cada decisión.

      El abuelo prefiere limpiar su biblioteca antes que estar presente en una reunión a la cual no le dará importancia.

      Sí, lo sé. Pero preferiría que vengas a cenar jovencita la observó tras el periódico ocultando su sonrisa.

      Antes de que Natle pudiera responder, escuchó el rugir de una motocicleta, era casi las diez de la mañana, muy exacto para ser preciso ¡Mamá! ¡Papá! Nos vemos después, denle un beso a los abuelos y que los quiero mucho.

      —Natle llega temprano, ve de frente a casa de los abuelos le recordó Jonathan, viéndola salir como un pequeño petardo por la cocina.

      Una vez solos, su esposa lanzó la toalla de cocina sobre la mesa con fuerza Se supone que debes infringir reglas Jonathan, ese muchacho pasa aquí con ella casi las 24/7 y que se vaya con él así de repente. No estoy de acuerdo que Natle mantenga tan estrecha relación con ese muchacho, no después de lo que escuchamos.

      Michel, por favor. No delante de Gabrielle bajó el periódico dejándolo en la mesa, tomó su taza de café y le dio un largo sorbo No entiendo que te molesta, el amor es así. Deberías recordarlo.

      Michel por un instante quiso gritar, pero ella tan solo giró sobre sus talones y salió de la cocina, estaba dispuesta a seguir con sus planes.

      ¿Qué conversación? preguntó de repente Gabrielle a su padre.

      Tú solo termina tu cereal, son conversaciones de adultos, no de niñas.

      Tengo quince.

      Para mi eres una niña. Termina tu cereal ordenó volviendo a sostener el periódico.

      Gabrielle rodó los ojos y se llevó una cuchara de cereal a la boca, algunas veces creía que su padre era demasiado condescendiente con Natle, mientras que con ella era duro e inflexible, todo lo contrario con su madre, aunque en esa familia todo se trataba de bandos y ella había elegido el mejor.

      Con una sonrisa en su rostro Natle salió a su encuentro, no dudo en correr y lanzarse sobre sus brazos, dándole un beso apasionado.

      Al fin salió ¡Aleluya! —le sostuvo de la cintura, pegándola hacia su cuerpo, abrazándole tiernamente.

      —Date prisa, debo llegar a casa de mis abuelos a cenar logró zafarse, subiendo a la motocicleta.

      —¿Nada de besos? Estas matándome expresó con ironía.

      —No hablemos de muertes inminentes, solo cállate y conduce hizo una mueca, siguiendo el camino para una cita romántica en una bella mañana. Tomándole de la cintura, Joe hizo rugir el motor y aceleró, sacándola de la tranquila zona de Philadelphia.

      Minutos después, Jonathan abrió la puerta del pasajero para su hija menor y su suegra mientras que su esposa tomaba posición del asiento del copiloto, el padre de familia tomó su lugar tras le volante y encendió el motor dejando atrás la casa. Pero por un breve instante deseó regresar y convencer al abuelo de que los acompañara, pero al verlo por la ventana supo de inmediato que Michael no deseaba ir.

      El abuelo observó por la ventana como su familia se iba en el auto, para él era una tradición observar hasta que los perdiera de vista, pero en ese momento no logró perderlos del todo, ya que una extraña sensación de apoderó de él.

      No paso ni diez minutos cuando vi al auto partir, volvió la cabeza hacia atrás, y no pudo entender cómo es que esos tres intrusos habían logrado entrar a su segura casa —¿Quiénes son ustedes? —preguntó con el ceño fruncido, mientras que yo comencé a buscar entre los cajones de su escritorio, me habían dado instrucciones claras, deseaban una daga y la necesitan con urgencia, Sarah lanzaba por la habitación los libros y por supuesto la amante de Piora tan solo sonrió en respuesta, esa mujer no movió por el momento ni un dedo en búsqueda del objeto.

      —Tienes algo que nos pertenece —inquirió ella con desdén.

      Me dieron una orden, encuentra la daga y tráela.

      Sentir el viento sobre su rostro congelando sus mejillas y haciendo volar sus cabellos era la mejor sensación que podía tener, el otoño era su estación favorita, Joe tenía las mejores ideas y rutas para un paseo, sobre todo para una escapada de sus padres y por supuesto de las miradas inquisitivas de Michel. Aceleró hasta que en minutos las casas y zonas residenciales quedaron atrás dando paso a un recorrido de cerca de una hora con cuarenta minutos, Natle tan solo disfruto de su recorrido, pero sospechaba a donde se dirigían, al primer lugar que visitaron juntos, el lugar donde supo que amaba a Joe.

      Estacionó la motocicleta y se quitó el casco, ambos volvieron el rostro y vieron la estatua de la Libertad, las nubes estaban oscuras dándole un aspecto lúgubre —Recuerdas que aquí vinimos la primera vez СКАЧАТЬ