Название: Las katas
Автор: Kenji Tokitsu
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Artes Marciales
isbn: 9788499102375
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Propongo, como punto de partida, la siguiente definición del término kata:“secuencia compuesta por gestos formalizados y codificados llevados a cabo con un estado mental orientado hacia la realización del camino (do)12”.
En la cultura japonesa “realizar el camino” es sinónimo de alcanzar la técnica perfecta, lo cual se da en el hombre perfecto.
Por eso, unos años más tarde de que Tesshu alcanzara el estado último, al ver al maestro Yamada (que tenía 70 años), exclamó:“¡Así pues, es posible ir tan profundo sólo por medio del sable! Con esta kata, uno puede eximirse de recurrir al zen.”
La realización de una kata es breve, aparentemente simple y precisa. Cada arte tiene pocas. En el karate tradicional, por ejemplo, la mayoría de las katas tienen de 20 a 60 movimientos. Una kata siempre es la transposición codificada de un combate real contra varios adversarios.
A partir de una situación de inicio, cada vez distinta, se encadenan técnicas de ataque y defensa que responden a los supuestos movimientos de los adversarios. Todas las técnicas del karate se formalizan por medio de las katas, las cuales tienen un papel fundamental en la comunicación de las técnicas de combate.
El suki que Tesshu trabajaba es un movimiento técnico, pero, durante su adolescencia, su maestro se lo hizo trabajar como si fuera una kata, es decir, profundizando en él y enriqueciéndolo con todas las aplicaciones posibles. De hecho, el suki se incluye en ciertas katas de sable.
El entrenamiento de la kata se realiza en solitario mientras uno centra su atención en los encadenamientos y busca la perfección técnica. El trabajo de una kata puede alargarse varios años, a veces una vida entera.
Este trabajo pasa por diferentes etapas. Ésta es la razón por la cual no basta con entender la kata como una serie de formas o como un molde, sino más bien como el medio a través del cual se han fijado los conocimientos más amplios. Al comienzo se trata de crear la automaticidad de una serie de movimientos técnicos, los cuales tienen como meta la realización perfecta de las formas y los movimientos. Al mismo tiempo, también se trata de introducir un dinamismo y una potencia, factores importantes para obtener la máxima eficacia.
En la fabricación de un sable, la forma precisa de la hoja y la dureza del acero son dos aspectos que debe equilibrar el trabajo del artesano. Una kata comprende tanto la forja del sable como el aprendizaje de su utilización.
A partir de una situación particular, cada kata muestra la posibilidad de un desarrollo, y, por lo tanto, pone en juego técnicas de ataque y de defensa que responden a los movimientos y las estrategias que teóricamente tienen los adversarios. En consecuencia, las diferentes katas proponen, al mismo tiempo que las técnicas, un aprendizaje de la estrategia.
Una kata no es la obra de una sola persona sino la condensación de un saber tradicional. De la misma manera que el pintor aplica varias capas de pintura a su obra, las generaciones de practicantes han ido fijando en la katas la suma de sus experiencias.
Un maestro de karate de muy alto nivel de principios del siglo XX respondió así a alguien que le pidió que le enseñara unas katas:“Yo sólo conozco la Naifanchin13.”
Es cierto que, para él, aquella kata, compuesta de unos 20 movimientos, abarcaba casi todas las técnicas transmitidas hasta el momento, y, a partir de esa única secuencia, era capaz de responder ante cualquier situación de combate. No obstante, esto no significa que él no conociera el resto de katas sino al contrario: había condensado todo su saber.
Esta anécdota ilustra dos hechos importantes. La kata contiene más de lo que muestra a primera vista. Cada movimiento es, en realidad, la “memoria”del movimiento en sí y de todas sus variantes posibles, y el maestro y sus estudiantes lo desarrollan durante años. El encadenamiento de movimientos sucesivos de la kata recuerda todas las posibilidades de estrategia, acción y reacción del adversario. No obstante, su contenido no es simplemente una sucesión de detalles: cuando un maestro y sus estudiantes trabajan durante años el mismo movimiento y sus variantes, es el contenido global de este trabajo lo que da sentido a la kata.
Aunque el entrenamiento de la kata se haga en solitario, el adepto de un cierto nivel integra en ella sus experiencias de combate al mismo tiempo que descifra posibles respuestas a las preguntas que se plantea. La kata es, en cierta manera, un espejo, pero éste sólo puede reflejar lo que tiene delante. Si el practicante, por medio de la kata, sabe percibir la experiencia de sus predecesores, la kata representará un medio privilegiado para conocer al adversario y conocerse a sí mismo.
En la práctica de la kata podemos distinguir dos aspectos:el de instrucción, a través del cual se aprenden, como si fuera un alfabeto, ciertos movimientos técnicos que todavía no se conocen, y el de utilización, a través del cual se enriquece la propia experiencia.
En Japón, esta forma de kata existe en todas las artes tradicionales, lo que significa que los japoneses realizan los actos por medio de las estructuras de la kata –al menos fue éste el sistema de pensamiento que imperó durante el período Edo. Recientemente, Watsuji Tetsuro escribió que en la sociedad japonesa existe “una tendencia étnica a confiar en los actos intuitivos y a rechazar los actos adoptados por medio de la reflexión lógica14”. La kata representa una manera de cultivar y reforzar el pensamiento intuitivo.
En las artes tradicionales japonesas, la meta de la kata es idéntica: realizar, de manera perfecta, una serie de movimientos transmitidos por la tradición que llevan a la perfección por medio de la unión de técnicas gestuales y de una cierta disposición mental –el seguimiento del “camino” o de la “vía” (do).
La palabra do se traduce habitualmente en español como “vía”, “camino”, “disciplina”, etc. No obstante, una vez más, ninguno de estos términos logra abarcar completamente el verdadero significado cultural de esta noción, ya que sólo la plasman de una manera abstracta, parcial y superficial, sin llegar a comunicar su sentido más profundo.
El do se concibe como un camino que conduce a un estado mental que libera facultades humanas en los diferentes ámbitos de las artes. Este estado espiritual puede obtenerse por medio de la profundización en una disciplina. Éste comporta un aspecto ético: para seguir el camino, debemos seguir los preceptos que gobiernan el universo y, por ende, la sociedad. El proceso de perfeccionamiento en una disciplina –cualquiera que sea– comprende alcanzar la personalidad completa en harmonía con los hombres y la naturaleza.
El ejemplo de la pintura a la tinta ilustra el papel que constituyen las katas en las artes tradicionales. Los modelos se elaboraron a partir de ciertas formas naturales –los bambús, los árboles, las hierbas o ciertos paisajes. Por ejemplo, para hacer un bambú se resaltan algunos aspectos de las hojas, los troncos, y el bambú pintado destaca más que su modelo. Así pues, se trata de una forma de percepción y de sensibilidad socialmente establecida a través de la cual aprendemos a mirar.
El aprendizaje de esta forma de pintura clásica pasa por la repetición y responde a reglas extremadamente precisas. Éste empieza trazando, con el pincel, diferentes formas y se pone una atención especial a la manera de acabarlas, curvarlas, difuminarlas, etc., hasta la repetición perfecta de un repertorio clásico establecido15. Paralelamente, el estudiante también trabaja una serie limitada de motivos naturales por medio de este mismo proceso de copias repetitivas. En este sentido, los motivos naturales se tratan de la misma manera que la caligrafía. Por lo tanto, esta forma de pintura supone una visión social homogénea del medio natural, un consenso previo que dará sentido a los rasgos acentuados, y que podemos encontrar СКАЧАТЬ