Название: Las katas
Автор: Kenji Tokitsu
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Artes Marciales
isbn: 9788499102375
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Las katas tienen un papel notable, tanto en la vida cotidiana como en la práctica de las artes tradicionales japonesas. Aunque se desarrollaron principalmente en el seno de la orden de los guerreros, también impregnan las actividades de otras clases sociales.
En la kata, lo que predomina es el acto. De la misma manera, el aprendizaje y la transmisión se hacen principalmente de una manera no verbal, las palabras aquí sólo tienen un papel accesorio.
Los diez mil sukis diarios de Tesshu son un ejemplo elocuente de las katas del sable. El aprendizaje de una técnica utilizable en combate no puede, por sí sola, justificar la severidad de esta formación. Para comprenderla, es necesario considerar todo el proceso en un sentido doble: el entrenamiento en solitario, realizando diariamente una repetición de diez mil veces, se dirige a una técnica inmediatamente aplicable, pero constituye también un vínculo con una forma de perfección10 –los dos aspectos de la técnica en la cultura japonesa.
Cuando el joven Tesshu se entrena, constata el nivel de su propia práctica y, al mismo tiempo, su maestro le presenta la imagen de una perfección que él podrá alcanzar.
En la relación maestro-discípulo, la concepción de un estado de realización, de libertad intensa o de perfección es esencial. Al alcanzar esta última etapa, en cualquier forma de arte que consideremos, se alcanza también un logro humano perfecto. Algunos maestros personifican este estado. Ésta es la razón por la cual Tesshu no podía sentirse completamente realizado sin eliminar antes la imagen de su maestro, la prueba de su imperfección.
Del ejemplo de Tesshu podemos constatar que el desarrollo de un fuerte egocentrismo introspectivo se acompañó, paradójicamente, de una profunda inmersión en la vida social como lo atestigua su fidelidad absoluta y la entrega total a su señor.
En la imagen ideal del hombre de aquella época, ambos aspectos se encuentran en un punto: el abandono de todos los deseos y la aceptación de la muerte son el punto de partida de la afirmación de la existencia.
Esta concepción del hombre, para los contemporáneos de aquella época, no necesitaba estar formulada por escrito11. El ejemplo de Tesshu nos permite comprender las razones de ello.
El hilo conductor de su vida no es la continuación de una coherencia lógica o de una ideología, sino de algo más sutil y más difícil de comprender. Su razón de ser se manifestaba a través de actos y éstos no tenían que legitimarse por medio de un sistema verbal. Sin embargo, adopta una forma rigurosa en el período que el individuo vive, como si se cristalizara en formas casi ceremoniosas.
Nada es más ceremonioso que la escena de su muerte, ya que Tesshu fallece sentado en zazen, posición que practicaba a diario. Espectacular sin querer ser un espectáculo, esta escena muestra a Tesshu viviendo un tiempo que no deja de alejarse para todos aquellos que le rodean. Mediante su cuerpo uno entrevé, en conjunción, los dos momentos de la vida y de la muerte.
Las líneas directrices de la vida cobran sentido por medio de un ideal exterior que, al mismo tiempo, se interioriza. Durante el período Edo, la clase guerrera se había mantenido interiorizando la guerra y la muerte. Esta interiorización seguía dos vías: en el ciclo de la vida, la entrega al señor (el cual presupone la muerte), y en lo cotidiano, el valor del instante.
La apariencia tan codificada y ceremoniosa de la vida de los guerreros está íntimamente ligada a esta interiorización de la muerte.
La vida de Tesshu estaba moldeada en torno a ideales especificados por formas constituidas externamente: en la vía del sable, la imagen del maestro Asari; en la práctica del zen, una forma de vida modelada a partir de la posición de meditación.
Al analizar la extensión que abarcaba la imagen tradicional del hombre ideal en el ámbito de las artes marciales, descubrí la importancia de las katas y la estructura compleja que existía detrás de su aparente simplicidad.
1 En el sentido literal, el término sensei significa “aquel que ha nacido antes”. Esta palabra se utiliza para designar a las personas que son respetadas de una manera especial, por ejemplo: un superior jerárquico o un maestro. Paralelamente, este término se utiliza en el lenguaje familiar para marcar un matiz de respeto.
2 En japonés, la expresión jô-butsu significa “alcanzar el estado del nirvana” que alcanzó Buda. Para los japoneses expresa el hecho de morir bien.
3 Vestido con el que se viste a los muertos en Japón.
4 En el libro Bushido. Selección de documentos sobre la vida de Yamaoka Tesshu, Katsube Masanaga. Ed. Kadokawa, 1971 (sin traducir).
5 Antiguo nombre de Tokio.
6 Un suki consiste en dar una patada mientras se sujeta el sable con las dos manos. Para su ejecución correcta, es necesario lanzarse con todo el peso hacia delante y acompañar el movimiento con la energía de la respiración.
7 Niitobe Inazo, en su obra Bushido (escrita en inglés y publicada por The Leeds and Biddle Company, Filadelfia, 1ª ed. 1899 y traducida en japonés en 1908), dice que él mismo recibió su educación moral no a partir de la religión, como es el caso en occidente, sino a partir del Bushido. Según este autor, el bushido había sido la educación moral de los japoneses hasta finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Aunque sea discutible que el bushido fuera el factor educativo de todas las clases sociales de aquella época, sí es cierto que, para ciertos medios sociales surgidos de las clases guerreras, el bushido era el equivalente a la educación moral y religiosa de los occidentales. Existen varias traducciones al castellano.
8 Un koan es una frase que guía en el camino de la meditación, la cual, a su vez, está orientada a alcanzar el satori. Ver Toshihiko Izutsu, El Koan Zen, Ed. Eyras, 1980.
9 Satori: iluminación a través de la cual los budistas zen creen que la persona se despierta a la verdad cósmica.
10 Las nociones española y japonesa del concepto “perfección” no son equivalentes. En japonés, “perfección” no tiene una connotación de absoluto unida a la referencia de un Dios único, ésta es multiforme y accesible a todos los hombres (ver el capítulo sobre los kami, pág. 59).
11 Durante los dos siglos y medio de la era Edo, lo que podríamos denominar el “código moral de los samurais” sólo fue mencionado en algunas obras, las cuales tampoco llegaron a difundirse más allá de los propios límites del señorío de origen.
La Kata o “La técnica es el hombre”
La noción de kata
Conocemos la existencia de las katas en todas las artes tradicionales japonesas, pero su estructura abarca, ciertamente, un sentido mucho más amplio, el cual subyace en cada gesto, pero que las pala-bras son incapaces de definir coherentemente.
Ya hemos visto el sentido literal; el término kata puede traducirse como “forma”, “molde”, “tipo”. Sin embargo, al no disponer del equivalente en el pensamiento occidental, la noción que encierra permanece intraducible.
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