Название: Bruce Lee
Автор: John Little
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Karate
isbn: 9788499109237
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Estas afirmaciones no eran meras opiniones, sino conclusiones basadas en experimentos científicos, como los de Karpovich (jefe del Departamento de Fisiología en la Universidad de Springfield en 1951) o Pestrecov sobre las curvas de entrenamiento; dichos experimentos más adelante demostrarían que “la fuerza es definitivamente un prerrequisito para el desarrollo de la resistencia”. Estas afirmaciones empujaron a Lee a estudiar el campo de la fuerza con mucho interés. Se sumergió en muchos estudios y libros científicos y quedó convencido de que la fuerza era un prerrequisito para “cualquier” actividad física y que tenía un papel vital en muchos movimientos de las artes marciales.
El valor del entrenamiento de la fuerza
La opinión de Lee de que quien practica artes marciales debe comprometerse con los métodos de entrenamiento, además de las técnicas y los movimientos para los que se ha entrenado, se basaba en fundamentos puramente científicos. Por ejemplo, uno de los estudios que llamó la atención de Lee trataba el tema del entrenamiento suplementario relacionado con los métodos de entrenamiento de los nadadores de competición. A principios de la década de los cincuenta, los entrenadores de natación americanos, especialmente los de la Universidad de Yale, descubrieron que los músculos que se ejercitan durante la natación no aumentaban su fuerza lo suficiente durante el entrenamiento real, ya que el agua no les oponía suficiente resistencia. Para corregir esto se añadió un entrenamiento con pesas. Fue un acierto que los entrenadores ignoraran la objeción de sus nadadores a llegar a estar excesivamente musculados realizando entrenamientos con pesas y se dieron cuenta rápidamente de que los ejercicios con pesas, lejos de producir efectos negativos en sus nadadores, originaban enormes aumentos en la fuerza de sus brazos, hombros y espaldas, lo que les permitía incrementar notablemente su rendimiento. Lee observó inmediatamente un paralelismo entre los nadadores en el agua y el entrenamiento en artes marciales en “tierra firme” que él realizaba, en el que solía dar patadas y puñetazos al aire sin resistencia. Descubrió que esos movimientos eran una forma de calisténicos, que tienen valor, pero cuyos resultados son limitados debido a una falta de resistencia progresiva para los músculos que quería desarrollar; por eso llegaron a fortalecerse más. Lee llegó a la misma conclusión que los entrenadores de natación de Yale: era hora de incorporar las pesas a su rutina de entrenamiento.
Ventajas del entrenamiento de la resistencia
A Lee le gustaba el hecho de que los movimientos del entrenamiento realizado con haltera y mancuernas fueran movimientos naturales del cuerpo que podían adaptarse para fortalecer cualquier posición o movimiento de las extremidades. Los ejercicios que se hacían con haltera eran básicamente simples movimientos que requerían poca destreza o aprendizaje. Después Lee descubrió que los ejercicios con haltera y mancuernas eran perfectamente adaptables a cualquier grupo de músculos, lo que desembocaba en la mejora de la eficacia mecánica. Además, los ejercicios de resistencia podían medirse y aumentar añadiendo pesas, series o repeticiones en función de la adaptabilidad innata de cada uno al ejercicio. Otro aspecto que le llamó la atención fue el hecho de que, en su nivel más básico, la rutina de entrenamiento de la fuerza de Lee precisaba únicamente 15-30 minutos de duración y se efectuaba sólo tres veces a la semana o, en caso de un programa isométrico, unos 96 segundos al día. A pesar de su brevedad, estos entrenamientos generaban resultados sorprendentes en su velocidad, potencia, desarrollo muscular y estado físico general, mucho más allá que cualquier cosa que pudiera producir con cualquier otra forma de entrenamiento de una duración comparable. Además, Lee descubrió que el entrenamiento de la fuerza también era una actividad con la que podía obtener grandes beneficios durante el resto de su vida.
La velocidad: el factor olvidado en el desarrollo de la fuerza
Además de progresar con las pesas y las repeticiones, Lee creía que la velocidad también podría cuantificarse como progresión calculada. Un aumento de la velocidad –velocidad de movimiento y de recuperación–, razonó Lee, debería formar parte de la rutina de entrenamiento de cualquiera que practique artes marciales. Con este fin, consideró beneficioso ignorar ocasionalmente las repeticiones o las pesas añadidas y se concentró en trabajar para reducir la duración general de su entrenamiento. Lee cronometraba cuidadosamente sus entrenamientos y se esforzaba por ejecutar cada repetición tan rápidamente como le fuera posible. También cuantificaba el período de recuperación entre los grupos de músculos; si aumentar la resistencia era uno de sus objetivos durante un entrenamiento particular, haría un esfuerzo para reducir la duración de sus períodos de recuperación entre las series.
Si realiza un entrenamiento de la velocidad usted mismo, descubrirá que no puede levantar tanto peso como quiere al realizar los ejercicios de forma normal; pero las pesas deben pesar lo suficiente para que las últimas repeticiones de la última serie requieran un esfuerzo distinto. Como Lee, usted ha de fijarse una duración y no alterar la ponderación de su ejercicio o las repeticiones hasta que haya alcanzado su objetivo.
Exprese su potencial único
Es importante reconocer que, según los resultados y los beneficios obtenidos del entrenamiento de la fuerza, la única persona con la que puede hacer comparaciones significativas es usted mismo. Tomando variaciones genéticas entre individuos –como la longitud ósea, la densidad de las fibras musculares, la eficiencia neuromuscular, etcétera–, los resultados de un individuo podrían llegar a ser fisiológicamente imposibles para otro. De todos modos, mientras usted progrese en sus series, repeticiones o en el trabajo realizado en una unidad de tiempo dada, sabrá que sus músculos se están fortaleciendo como resultado de su entrenamiento de la fuerza.
Siempre es importante mantener varios factores físicos en su perspectiva real para apreciar totalmente los beneficios derivados de la rutina de un entrenamiento de la fuerza. Se sabe que los grandes golfistas se preguntaban por qué jugadores menos potentes a veces podían golpear la bola alcanzando una distancia más lejana; la verdad es que es difícil de explicar, ya que el ritmo y la coordinación son variables. De todos modos, constituye un buen ejemplo de un acontecimiento en el que la fuerza y la potencia, a pesar de ser importantes, tienen menos valor que otras cualidades físicas y mentales. Fíjese en que he dicho “menos valor”. Hay quien mantiene que la potencia no es un valor en algunos deportes, pero no todo el mundo está de acuerdo. Si los jugadores menos potentes añadieran fuerza, velocidad y resistencia muscular al desarrollar el mismo grado de destreza, su juego mejoraría debido al aumento de la eficiencia física. Nos viene a la mente en este momento el viejo dicho de que “un atleta más fuerte es mejor atleta”. En resumen, el desarrollo de la musculatura y la fuerza no puede llegar muy lejos sin el uso inteligente de la fuerza adquirida. Bruce Lee mantenía que la fuerza sin destreza queda incompleta, ya que la destreza resulta parte esencial del desarrollo físico de una persona.
El papel de la sobrecarga en el entrenamiento de la fuerza
Dejando a un lado los defectos físicos y algunas patologías, su estado físico actual no es estático o fijo. Simplemente refleja la adaptación específica de su cuerpo a su vida diaria. En otras palabras: usted se entrena para la actividad que practica y no para más. Los cambios en su estado físico son posibles. Los músculos pueden fortalecerse mediante el entrenamiento de la fuerza. Su corazón puede llegar a ser más eficiente mediante el entrenamiento de la resistencia y, normalmente, el movimiento de las extremidades puede mejorar si se incorpora una tabla sólida de ejercicios de flexibilidad. Sin embargo, si usted quiere mejorar alguna o todas estas áreas, debe seguir el principio de la sobrecarga alterando sus hábitos de trabajo СКАЧАТЬ