Besos de seda. Verity Greenshaw
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Название: Besos de seda

Автор: Verity Greenshaw

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: eLit LGTBI

isbn: 9788413756387

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СКАЧАТЬ No puedes matarte la espalda trabajando todo el día, Bianca.

      —Te daré una respuesta más tarde o mañana, ¿vale? —A regañadientes, Jennifer asintió—. Quiero aprovechar la mayor cantidad de trabajos temporales que surjan para ahorrar un poco más y así empezar a bosquejar algunos diseños ya sobre una tela bonita. Quizá en una tienda de segunda mano quieran comprarlos.

      —¡Por favor! ¿Cómo osas pensar así? Tus diseños son extraordinarios, y los he visto con detalle. De hecho, iba a pedirte que hicieras mi vestido de novia. Yo te daría la tela y los materiales, además, claro, te pagaría.

      Bianca bajó la mirada. Eran esa clase de gestos que habían convertido a Jennifer en una de las personas más preciadas en su vida. La hermana que no tuvo por nacimiento, la vida se la puso en el camino como su amiga. Jenn pretendía confiarle un vestido tan especial a ella; a ella que solo tenía sueños e ilusiones que, a sus veintisiete años, ya deberían estar más que concretados.

      —¿Dije algo mal? —preguntó moviendo su hombro contra el de Bianca.

      —No, no —murmuró levantando la mirada—. Solo que no sé si te he dicho que eres la mejor amiga del mundo. —Jennifer expandió su contagiosa sonrisa—. Será un honor diseñar tu vestido, pero no quiero que me pagues. Es un obsequio.

      —De eso nada. —Bianca iba a reprochar, cuando Jennifer agregó—: Eh, ya hemos llegado. En esta fiesta serviremos Dom Pérignon, así que espero que estos ricachones desperdicien suficiente alcohol para disfrutarlo contigo.

      Bianca se rio, y de pronto, a pesar del frío, todo parecía ir bien de nuevo. ¿Cuánto le duraría?, pensó sin olvidar que, de algún modo, el universo a veces confabulaba para joderle la existencia.

      El dúplex era impresionante.

      La iluminación hacía parecer el espacio el doble de grande, y todos los invitados empezaban a llegar con una expresión que solían tener aquellos que no se preocupaban de nada más que disfrutar su fortuna y sus amantes o su familia. Cada prenda que llevaban, calculaba Bianca desde su posición en la cocina junto al resto del equipo de catering, seguro cubriría dos meses de la residencia de sus abuelos. En otra realidad casi olvidada, ella también disfrutó de las mismas libertades financieras, aunque, en su caso, estaba presa en una torre de marfil hasta que se aceptó a sí misma y dejó de lado la preocupación sobre el pensar de otros.

      —Entre los seis camareros se distribuirán en turnos cambiantes cada cuarenta y cinco minutos, suben y bajan, para no hartar a las personas. Les recuerdo que cualquier interacción no profesional con los invitados del cliente será penalizada con un descuento del veinte por ciento de la paga final.

      —Es un porcentaje muy alto —murmuró Jennifer para que solo su mejor amiga fuese capaz de escuchar. Bianca asintió; no pretendía incurrir en esa clase de errores.

      —Intenta no coquetear mucho —replicó Bianca con una sonrisa, porque sabía que Jennifer era coqueta, pero jamás le pondría los cuernos a su prometido.

      —Pfff, como si estos estirados me interesaran —murmuró.

      —Bianca, Clare y Marvin, en el piso superior. Jennifer, Karla y Morton, piso inferior del dúplex. Son las nueve y media de la noche —dijo Celeste, coordinadora y socia de Burke & Burke—. Ya los bocaditos están listos. El chef tiene organizadas las bandejas, como saben, él y sus dos asistentes llegaron tres horas atrás para preparar el menú. La comida principal se servirá a las once de la noche. Solo champán y vino blanco. El tequila y las demás bebidas para antes y después de la cena. Estaremos aquí hasta que hayamos retirado toda la vajilla de la compañía que se utilice en la propiedad. A las dos de la madrugada estará el vehículo esperando para llevarlos. ¡A trabajar!

      Capítulo 2

      —Gracias por acompañarme —dijo Hailey con una sonrisa cálida a Marlo.

      No solía ofrecer a las personas esa clase de sinceridad, pero claro, él era uno de sus grandes amigos, y de los pocos en quienes solía apoyarse muchísimo. En este caso, la idea de ver a Danielle Rupert le escocía.

      La mujer había sido la artífice de una elaborada trama social para poner en entredicho su habilidad como empresaria. Le costó muchísimo, pero al final, el éxito de su gestión habló por sí sola, dejando a Danielle como mentirosa. Por supuesto, la mujer tuvo que lamerse las heridas y fingir, durante sus encuentros sociales cada tanto, que no guardaba rencor y era una buena perdedora. Esto último era tan alejado de la realidad que daba risa. No solo era Danielle un ave rapaz, sino también pérfida en sus modos de lograr objetivos; carecía de ética.

      —Creo que la noche será muy interesante —replicó Marlo, junto a Hailey, esbozando una espléndida sonrisa.

      Marlo era profesor en la carrera de Biología Molecular, pero su fachada distaba mucho de lo que se podría concebir físicamente de un profesional de esa rama. De hecho, él solía bromear con que uno de sus amigos en Hollywood le propuso en una ocasión si quería trabajar como doble de Robert Downey Jr. en un filme. Claro, Marlo lo rechazó porque le parecía gracioso y también poco realista para lo que le gustaba hacer en el día a día. ¿Ser el doble de un actor cuando podía dar clases en NYU y torturar a sus alumnos con exámenes sorpresa? Imposible.

      —No sería lo mismo si no hubieras aceptado mi invitación —dijo ella con sinceridad. Encontrar pareja para sus eventos solía ser una molestia, porque al final de la noche sus acompañantes pretendían algo más que solo un beso amistoso de despedida. Con Marlo Sandler era diferente, no solo porque él era un amigo entrañable y divertido, sino también porque el hombre disfrutaba exponiendo las malas mañas de otras personas, en este caso, Danielle.

      Hailey no era muy sociable, aunque debido a la posición que ocupaba en Jupiter Resources implicaba que asistir a eventos sociales, le gustase o no, estaba dentro de sus responsabilidades. La presencial de su gran amigo apaciguaba los nervios.

      —Un placer, además —dijo él, palmeando el bolsillo interior de la chaqueta—, aquí tengo el documento de la cesión del contrato de distribución para el hospital John Hopkins en Boston. Estoy convencido de que Danielle estará más que encantada de firmarlo, en especial si eso representa que no entregues a la junta directiva de su empresa el comprobante del fraude que ha estado cometiendo contra ellos.

      Hailey soltó una carcajada.

      —Imagino que es una emboscada perfecta. Tan dramática como le gusta a ella, y tan de mal gusto como también se ajusta a la anfitriona de esta noche —murmuró, mientras un empleado vestido de esmoquin le abría la puerta principal—. La única diferencia es que la víctima será la misma Danielle.

      —Veo que disfrutas esto tanto como yo —dijo Marlo dándole un beso en la mejilla—. Eres incorregible.

      —Somos un buen equipo —se rio ella, entrando a la lujosa propiedad.

      Hailey había tenido una tarde ajetreada. La última junta fue con su padre y la junta directiva de la compañía. Estaban en pleno fin de enero, y no era el mejor mes para tomar decisiones de negocios, menos después de las fiestas de cierre de año.

      La junta había acordado ampliar la rama de negocios, y ahora tenían en mente trabajar en la distribución de productos de belleza, cosméticos específicamente, en los sectores de clase media y clase baja. Para ello, Hailey tenía que organizar un profundo estudio de mercado, aunque el reto principal consistía en localizar СКАЧАТЬ