El futuro comienza ahora. Boaventura de Sousa Santos
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СКАЧАТЬ transmitirla a los militares, quienes la habrían hecho llegar a Europa, escenario principal de la Primera Guerra Mundial (Barry, 2004)[37].

      En resumen, la gripe española fue el resultado de una cepa de influenza altamente patógena y transmisible que surgió en un momento en que las poblaciones que anteriormente tenían un contacto limitado entre sí se vincularon por la Primera Guerra Mundial. Mientras las pandemias anteriores se propagaron principalmente a lo largo de rutas comerciales y líneas de comunicación, la propagación del brote de 1918 fue acelerada por el contexto militar en el que se desarrolló. Al respecto, la guerra de trincheras en Europa proporcionó las condiciones ideales para la propagación de la infección: falta de saneamiento, hacinamiento y servicios de salud limitados (Humphries, 2013). Una lectura crítica de la literatura disponible sobre la crisis de influenza de 1918-1919 muestra que, a pesar de ser una pandemia, se sabe poco sobre el impacto de esta en el sur, especialmente en las colonias de entonces. De hecho, la medicina moderna, uno de los pilares de la afirmación del Estado moderno, se encontraba en su etapa inicial de desarrollo. Los datos disponibles sugieren que, en la India, entonces colonia inglesa, murieron más de 100.000 personas, con una tasa de mortalidad de alrededor de 50 muertes por cada 1.000 personas, una cifra impresionante, en un contexto en el que los servicios de salud para los colonizados eran insuficientes y de mala calidad (Watts, 1997).

      En el caso de Mozambique, por ejemplo, a pesar de no haber muchos datos disponibles, la memoria del impacto de la influenza está presente en varios relatos. Como lo describe Julio Machele (s/d), la influenza de 1918-1919 fue conocida allí como Xiponhola por los indígenas, mientras que las autoridades coloniales usaron la denominación de «gripe neumónica». Al principio, las autoridades portuguesas en Mozambique ignoraron la velocidad con la que la influenza se estaba extendiendo por el mundo. Pero cuando comenzaron a surgir rumores de que la enfermedad había llegado a las vecinas Sudáfrica y Rhodesia, el gobierno colonial mostró preocupación, ya que había muchos indios mozambiqueños trabajando en estos territorios, pero que pasaban el tiempo libre con los suyos. La influenza llegó a Durban y Johannesburgo en septiembre de 1918. Fue desde estos lugares como la enfermedad se propagó hasta la frontera entre Mozambique y Sudáfrica, un importante punto comercial y un hito importante en el itinerario de los trabajadores migrantes del sur de Mozambique. A partir de este punto, la gripe se extendió a lo largo de la línea del ferrocarril, hasta Lourenço Marques (ahora Maputo). Esta ciudad tuvo sus primeros casos registrados en octubre de 1918, y la infección continuó extendiéndose hacia el norte. En Porto Amélia (ahora Pemba), en el extremo norte, las primeras referencias a la presencia de pacientes con influenza aparecieron en diciembre de 1918.

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