565 Juegos y tareas de iniciación deportiva adaptada a las personas con discapacidad. Mercedes Ríos Hernández
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СКАЧАТЬ la diversidad no se refiere exclusivamente al alumnado. También existe la diversidad entre el profesorado y en todos los grupos humanos que configuran el centro escolar. Una escuela es, pues, una realidad compleja que puede ser percibida como un todo, pero que con su propia idiosincrasia se diferenciará del resto de centros escolares, configurando otro conjunto de diversidades (Puigdellívol, 1998).

      Como veremos a continuación, ello implicará que la asunción de la diversidad sea una labor conjunta, en la que todos los miembros de la comunidad escolar están implicados. Será pues necesario que la escuela adopte medidas concretas para atender a todo el alumnado, especialmente de tipo organizativo y curricular, comportando, consecuentemente, el desarrollo profesional y la innovación educativa.

       LA RESPUESTA ESCOLAR DESDE LA INCLUSIÓN

       «Skrtic (...) considera que el movimiento a favor de la educación inclusiva puede ofrecer las visiones estructurales y culturales necesarias para comenzar a reconstruir la educación pública hacia las condiciones históricas del siglo XXI. Y esto es tan importante que una nueva consideración de los problemas de aprendizaje podría promover la reflexión de cómo la cultura escolar y el entorno de aprendizaje guardan una estrecha relación con aspectos tales como la organización de la enseñanza y el currículum.» (Arnaiz, 2003, p. 15)

      Una vez delimitado el concepto de la inclusión, analizaremos cómo se concreta la respuesta escolar desde la interdependencia positiva entre el currículo y la organización, la innovación y el desarrollo profesional, sin olvidar la gran preeminencia que otorga el movimiento de la escuela inclusiva a la comunidad educativa.

       DESDE EL CURRÍCULO

       «La meta es encontrar la forma de trabajar con la clase entera [...] Tenemos que encontrar la manera de conectar con la clase [...] y a la vez personalizar la experiencia para cada uno de sus miembros.» (Ainscow, entrevistado por Parrilla, 2001, p. 45)

      Se pretende a través de un currículo eficaz alcanzar una educación de calidad, adecuando la respuesta educativa a cada uno de los alumnos. De este modo se supera la expresión «necesidades educativas especiales» y se sustituye por el de «barreras de aprendizaje» ya que, según el punto de vista inclusivo, éstas pueden deberse no sólo a sus propios déficits, sino a la inadecuada respuesta educativa que ofrece tanto el centro y su organización, como el profesorado (Booth, Ainscow, Black-Hawkins, 2002). Tal y como señala Puigdellívol (2004), el concepto de necesidades educativas especiales se ha ido individualizando y ha perdido su sentido inicial para convertirse en un concepto etiquetador y clasificador. El concepto de barreras de aprendizaje se refiere, tal y como originariamente se quería describir con necesidades educativas especiales, a analizar las dificultades para acceder al currículo y a la participación.

      Ante un currículo cerrado y prescriptivo, se plantea un currículo abierto a la diversidad, comprensivo y participativo, holístico y constructivista, y consecuentemente democrático, donde el maestro se considera como facilitador del aprendizaje y no como simple transmisor del currículo. Así, el currículo inclusivo se caracteriza por ser (Guarro, 1999):

      • Común y realizable: el alumnado desarrolla su aprendizaje en el mismo marco curricular de referencia y ajustado a las características de todo el alumnado, reflejando la pluralidad cultural de la sociedad.

      • Cooperativo: basado más en la cooperación que en fomentar la competitividad.

      • Práctico, útil y reflexivo: los aprendizajes serán relevantes y duraderos, la selección de los contenidos debe buscar el equilibrio entre la realidad y su análisis crítico y reflexivo, alejándose de formalismos abstractos y dogmas, buscando el máximo acercamiento hacia el conocimiento que se enseña.

      • Moral: los contenidos deben relacionarse con planteamientos éticos.

      • Coherente y planificado: hay que garantizar que todo el alumnado tenga las mismas posibilidades de desarrollo.

      Ford, Davern y Schnorr (1999) apuntan que, para realizar una planificación para todos los alumnos, deben tenerse en cuenta cinco estrategias:

       1. No obviar la importancia capital de los objetivos generales de la educación.

      En contraposición a la escuela integradora, la escuela inclusiva aboga por una revisión de los objetivos generales de la educación, excesivamente orientados hacia la adquisición de determinados contenidos conceptuales (principalmente los denominados contenidos instrumentales). Para dichos autores, es básico que todos los alumnos desarrollen los mismos objetivos de la educación, aceptándose que el grado de importancia y el nivel de resultados que consigan dependerán de las características de cada uno de ellos.

       2. Diseñar un marco curricular común.

      La escuela integradora no tiene en cuenta a todos los alumnos al proponer los objetivos generales y organizar la secuencia curricular. En este contexto, las adaptaciones curriculares están planteadas como si las nece sidades educativas de los alumnos que se benefician de ellas estuvieran alejadas de las del resto de sus compañeros, perpetuando el sistema paralelo al que nos hemos venido refiriendo.

      La escuela inclusiva, en cambio, propone un marco de referencia lo suficientemente común y plural para desarrollar las adaptaciones curriculares sin la necesidad de tener que separar a determinados alumnos del resto.

       3. Ofrecer un currículo rico en significados.

      Las experiencias educativas deben tener sentido para todo el alumnado, alejándonos de la preeminencia de los contenidos conceptuales presentados aisladamente, fomentando la transversalidad y la interdisciplinariedad.

       4. Evaluar individualizadamente los resultados y basándose en el rendimiento.

      Rechazo de las pruebas-test y apuesta clara por una evaluación individualizada que tenga en cuenta a cada uno de los alumnos. De esta forma el profesorado informará sobre el tipo de habilidades adquiridas por los alumnos en vez de centrarse en las puntuaciones obtenidas. Esto no significa relajar el nivel de exigencia en la adquisición de los aprendizajes, sino adecuarlo a cada alumno en función de sus características; recordemos que estamos hablando de una escuela de calidad, eficaz para todos y todas.

       5. Tener presente la importancia del currículo «oculto».

      El currículo oculto es muy importante en la transmisión y creación de significados e ideología que no están expresados de manera explícita en el currículo escrito. No hay que dejar de lado lo que el alumno experimenta en su día a día escolar. Más allá de lo que pretende enseñar el maestro de forma explícita, la vida en la comunidad educativa aporta elementos significativos en la vida del alumnado que no deben olvidarse y cuyas experiencias ayudarán al alumnado a crear y experimentar un sentimiento de pertenencia a una comunidad. Tal y como afirman García y Puigvert (2003, p. 274): «El currículo oculto son todos estos aspectos que, sin ser explicitados, ni a menudo debatidos, se transmiten a los estudiantes a través de estructuras que subyacen tanto en los contenidos formales como en las formas de relaciones sociales que se dan en la escuela».

      A todo ello podemos añadir, como apuntan además Stainback y Stainback (1999), Giangreco (1999), Peterson, LeRoy, Field y Wood СКАЧАТЬ