Abriendo la caja negra. Leonardo Palacios Sánchez
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Abriendo la caja negra - Leonardo Palacios Sánchez страница 9

Название: Abriendo la caja negra

Автор: Leonardo Palacios Sánchez

Издательство: Bookwire

Жанр: Медицина

Серия: Medicina

isbn: 9789587845693

isbn:

СКАЧАТЬ de actividades de los seres humanos (8). Algo tan importante como el sueño se produciría cuando en el ventrículo hay casi total ausencia de espíritus animales y se hace necesario un período de reposo para que se vuelvan a producir (8).

      Un aspecto fundamental de los aportes del sabio francés a la neurociencia es que, probablemente, fue la primera persona en aproximarse al concepto neurofisiológico del reflejo, aunque no lo denominó así (21). De acuerdo con su teoría, cuando las estructuras del cuerpo (por ejemplo, una mano o un pie) se veían expuestas a una condición potencialmente lesiva (una llama, un objeto punzante), el estímulo recibido viajaría a través de los nervios hacia el cerebro, allí pasaría por medio de unos diminutos poros que harían que los espíritus animales salieran de los ventrículos en dirección a la extremidad afectada, ocasionando la retirada de esta para evitar daño (8, 21).

      Finalmente, es esencial mencionar que dicho filósofo fue extraordinariamente agudo en términos de señalar la singularidad del lenguaje humano: se refirió a la posibilidad de que máquinas o autómatas pudiesen hablar (se adelantaba en siglos a los robots de hoy en día), o a animales provistos de órganos del lenguaje y que, incluso, pronuncian algunas palabras, como los loros, pero con la gran diferencia de que en el ser humano es la expresión del pensamiento, incluso en sujetos con limitaciones físicas o intelectuales (8).

      La prolongada era de los espíritus animales se inició en Alejandría en el siglo III a. e. c. sobreviviendo la Edad Media, parte del Renacimiento y el inicio de la Edad Moderna, es decir, ¡pervivió por unos dos mil años!

      El poder apreciar objetos y estructuras que previamente eran desconocidos, o sobre los que se suponía su estructura, pero nunca se había observado, marcó grandes avances. Con la aparición del microscopio compuesto, empleado por primera vez por Robert Hooke (1635-1703) en 1665, se empezó a cuestionar la existencia de los espíritus, dado que, si supuestamente los nervios eran tubos huecos, dichos espacios nunca fueron observados, ni siquiera en los voluminosos nervios ópticos de bueyes. A su vez, si por esos tubos huecos transitaban espíritus animales, al ligar en un animal vivo uno o varios nervios, estos deberían hincharse por la acumulación de los espíritus en su interior y no ocurría. Comenzaba a derrumbarse la teoría que había prevalecido casi dos milenios (6).

      El anatomista y zoólogo holandés Jan Swammerdam (1637-1680) llevó a cabo investigaciones muy originales con perros y ranas, especialmente con estas últimas, dejando claro que los nervios, definitivamente, no eran tubos huecos portadores de espíritus animales. Al separar del cuerpo de una rana una de sus extremidades y pellizcarla, se producían contracciones musculares. Era evidente que dichas contracciones no tenían nada que ver con el cerebro y el tránsito de espíritus animales a través de los nervios, pues la extremidad estaba totalmente alejada del encéfalo (8).

      Aunque este y otros experimentos efectuados por este científico derrumbaban las teorías precedentes sobre los espíritus animales, no pudo esgrimir argumento alguno que explicase el funcionamiento de los nervios y la contracción muscular.

      Sir Isaac Newton (1643-1727) consideró que los espíritus animales eran, en realidad, una serie de vibraciones etéreas conducidas desde el cerebro, por medio de los nervios, a los músculos, en donde generaban movimiento por una acción mecánica (6).

      Luigi Galvani (1737-1798) fue un profesor de la Universidad de Bolonia que llevó a cabo diversos experimentos utilizando la electricidad. Sus hallazgos demostrarían la importancia de este fenómeno en neurofisiología (6).

      Sus observaciones, realizadas en ranas decapitadas, le permitieron suponer que los músculos de alguna forma poseían “electricidad interna” y que, ante ciertos estímulos, se provocaba su liberación, produciendo una o varias contracciones musculares (8). Mediante la utilización de diferentes metales, pudo demostrar que el contacto de los músculos con algunos filamentos de ellos, en particular de bronce y de cobre, producía contracciones. Estos experimentos le hicieron suponer que la electricidad interna que poseía el animal se ponía en evidencia al entrar en contacto con los metales, se generaba y almacenaba en el cerebro de animales y humanos, recorría los nervios, que actuaban como transmisores (y no como tubos huecos), y al llegar a los músculos se producía la contracción (6, 22).

      Posteriormente, Galvani efectuó otro experimento que consistía en aislar totalmente el nervio ciático de una rana y ponerlo en contacto con un músculo del anfibio. Esto resultó en una contracción, sin necesidad de algún tipo de elemento metálico. Estos rigurosos experimentos demostraban la existencia de la electricidad animal y fueron publicados en 1791 bajo el título de De viribus electricitatis in motu musculari: commentarius, un ‘comentario sobre el efecto de la electricidad en el movimiento muscular’ que tuvo una importante difusión y así llegaban a su fin los espíritus animales como explicación al funcionamiento del sistema nervioso (6, 8).

      El médico y fisiólogo alemán Emil du Bois-Reymond (1818-1896) fue un destacado discípulo del también fisiólogo Johannes Peter Müller (1801-1858), considerado el padre de la medicina científica en Alemania (8). Du Bois-Reymond diseñó un equipo que actuaba como un “multiplicador de las corrientes nerviosas”, denominado como “galvanómetro nervioso” (6).

      Sus experimentos más memorables fueron llevados a cabo hacia 1850. Conectó los cables de su galvanómetro al nervio periférico de un animal de laboratorio: uno de los cables estaba conectado a una sección intacta; y el otro, a un extremo seccionado del nervio. El aparato le permitió observar que la electricidad fluía de la parte intacta del nervio hacia la parte seccionada. Descubrió además que cuando el nervio era estimulado en cualquier parte de su extensión, recorrían por él ondas de inervación eléctrica a partir del estímulo, en ambas direcciones (6, СКАЧАТЬ