Abriendo la caja negra. Leonardo Palacios Sánchez
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Abriendo la caja negra - Leonardo Palacios Sánchez страница 7

Название: Abriendo la caja negra

Автор: Leonardo Palacios Sánchez

Издательство: Bookwire

Жанр: Медицина

Серия: Medicina

isbn: 9789587845693

isbn:

СКАЧАТЬ que los nervios, a partir de los diferentes órganos de los sentidos, estaban “conectados” con el cerebro, y no con el corazón, así entonces, al igual que el padre de la medicina, tuvo la certeza de que las funciones mentales se ubicaban en el cerebro y no en el corazón (8, 11).

       La era de ‘los espíritus’ y la doctrina cavitaria

      Los ‘espíritus’

      Consideraba que los espíritus animales se derivaban de los pneumas vitales, que para el pensamiento griego de ese entonces correspondían a un soplo, hálito, aire o espíritu. A su vez, proviene de ideas surgidas en la antigua Alejandría que planteaban que la vida estaba asociada a un sutil vapor o pneuma directamente vinculado con la respiración (8).

      De acuerdo con sus teorías, el aire presente en la naturaleza ingresaba al organismo por la vía respiratoria superior, llegando a los pulmones en donde se transformaba en pneuma vital, este nuevo elemento se mezclaba con la sangre y, a través de las arterias, llegaba a la base del cerebro donde se transformaba en pneuma psíquico o espíritu animal. La extraordinaria transformación se producía, como se mencionó, en la base del cerebro, y se lograba, según Galeno, gracias a la rete mirabile (red milagrosa), que estaba constituida por una compleja malla de vasos sanguíneos dispuesta en varias capas. Una vez realizada la transformación, los espíritus animales quedaban alojados en los ventrículos, y de ahí fluían a través de los nervios (tubos huecos) hacia los órganos para llevar a cabo funciones específicas. Hoy es claro que dicha red no existe y no debemos olvidar que Galeno no practicó disecciones anatómicas en humanos por razones ya expuestas. No obstante, observó la red de vasos sanguíneos mencionados en otras especies y asumió que los humanos también la teníamos (6, 8).

      La doctrina cavitaria

      Durante este período se consideraba que los seres humanos teníamos en el cerebro tres ventrículos y no cuatro, como sabemos hoy. A su vez, y como variante muy importante a la doctrina galénica, se empezó a considerar que las cavidades ventriculares eran, ni más ni menos, que el asiento del alma. Los grandes jerarcas de la Iglesia católica consideraban que el alma estaba radicada en la cabeza, la parte del cuerpo más cercana al cielo y, por lo tanto, a Dios. Sin embargo, la sustancia cerebral no era pulcra, e incluso era comestible (para ese entonces ya se consumía torta de sesos de diferentes bovinos). No podía entonces el alma estar localizada en el tejido cerebral, sino que su mejor ubicación era en las cavidades cerebrales, es decir, los ventrículos (9).

      El ventrículo medio, que vendría a corresponder al tercer ventrículo, tenía un papel muy importante dada su posición central: la razón y actividad mental y espiritual. Este recibía información del ventrículo anterior, que le permitía al cerebro hacer una estimación sobre su entorno para poder tomar decisiones con base en ella (8, 9, 16).

      Finalmente, el ventrículo posterior era el responsable de la memoria. Se integraba la función de los tres ventrículos: el anterior, que percibía las condiciones del entorno gracias a su conexión con los órganos sensoriales; el medio, que tenía funciones cognitivas; y el posterior encargado de la memoria, que almacenaría la información recibida para su utilización posterior (8, 9, 16). La doctrina cavitaria fue también promulgada y apoyada por Agustín de Hipona (354-430), san Agustín (16).

      La Edad Media fue avanzando y, pese a que todavía existían algunas restricciones, empezaron a llevarse a cabo disecciones anatómicas de seres humanos. Se trataba generalmente de cuerpos que habían pertenecido a criminales condenados a muerte y, aunque la mayoría de las veces se hacían en anfiteatros destinados para tal fin en las facultades de medicina, en otras se llevaban a cabo como un acto público que atraía gran cantidad de personas (8).

      Sin embargo, de nuevo no se establecieron grandes cambios en el conocimiento del cuerpo humano, en gran parte por la enorme influencia de la doctrina galénica, que, como anotamos previamente, era absolutamente incontrovertible (8).

      De Luzzi realizaba sus estudios anatómicos en forma sistemática y ordenada, y es el autor del primer texto médico sobre anatomía llamado Anathomia y publicado en 1316. Esta obra fue un tratado de anatomía galénica pura en el que describe en detalle el cuerpo humano, pero sin mayores novedades, ya que el profesor leía la doctrina galénica desde una silla elevada y lejos de sus alumnos (la cátedra) y la disección la hacía un prosector (básicamente un técnico, sin formación científica) que escuchaba la lectura del texto de Galeno por parte del médico y seguía sus instrucciones; así mismo, había un ‘ostensor’ que con una vara indicaba las estructuras anatómicas que el maestro iba leyendo. A pesar de ello, y como СКАЧАТЬ