Abriendo la caja negra. Leonardo Palacios Sánchez
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Название: Abriendo la caja negra

Автор: Leonardo Palacios Sánchez

Издательство: Bookwire

Жанр: Медицина

Серия: Medicina

isbn: 9789587845693

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СКАЧАТЬ al funcionamiento del sistema nervioso emergían. Para ese entonces se había avanzado en términos de estructuras del encéfalo con funciones específicas. El cirujano francés Julien Jean César Legallois (1770-1814), pionero de la fisiología experimental, había descubierto en 1806 que, cuando llevaba a cabo un corte en la región del bulbo raquídeo en un conejo vivo, este dejaba de respirar y moría minutos después. Se estaba descubriendo el centro respiratorio en la médula oblonga o bulbo raquídeo (28).

      El tiempo terminaría demostrando que Flourens no estaba en lo cierto y que, probablemente, al llevar a cabo sus experimentos en animales con un sistema nervioso poco desarrollado, como el de las aves, las lesiones que infringía no ocasionaban cambios tan significativos como en animales con un mayor desarrollo del sistema nervioso (26). Debe resaltarse que Flourens hizo importantes aportes en relación con las funciones del sistema vestibular y su implicación en la génesis del vértigo (26).

      El 13 de septiembre de 1848, en la población de Cavendish (Vermont) en Estados Unidos, Phineas Gage, de 25 años edad, se desempeñaba como capataz de la línea de ferrocarril que se construía entre Rutland y Burlington. Un día fue víctima de un trágico accidente, en el que, mientras estaba trabajando con una larga barra de hierro colocando una carga explosiva, tuvo un descuido y olvidó ocluir el orificio con arena. Cuando introdujo la barra con mucha fuerza, se generó una explosión que hizo que esta se dirigiera hacia el rostro y cráneo de Gage. La barra ingresó por la mejilla izquierda y salió por la región frontal derecha de su cráneo, ocasionando varias fracturas abiertas de huesos de la cara y el cráneo. Víctima de tan fuerte explosión cayó al suelo, la barra, de 105 centímetros de largo, 3 de diámetro y 7 kilos, fue despedida 20 metros atrás de él, y sus compañeros de trabajo temían el peor desenlace para Phineas. No obstante, para sorpresa de todos, se incorporó, se limpió el polvo de la ropa y preguntó dónde se encontraba su barra de hierro.

      El Dr. Harlow envió una carta al Boston Medical and Surgical Journal, que fue publicada con el título “Injuries to the head” el 13 de diciembre de 1848. La publicación llamó la atención del profesor de cirugía de la Universidad de Harvard Henry J. Bigelow, quien invitó a Phineas Gage a Boston, donde permaneció varias semanas. La publicación de Bigelow se produjo en julio de 1850 en el American Journal of the Medical Sciences, llamando la atención de la comunidad científica (29).

      Después de 22 años del trágico accidente que cambió la vida de Gage para siempre, el neuropatólogo británico David Ferrier (1843-1928), quien, como veremos más adelante, jugó un papel definitivo como acérrimo defensor de la teoría localizacionista, llamó la atención sobre el caso para señalar que la corteza prefrontal no es un área silenciosa del cerebro (27).

      Este emblemático caso sigue demostrando algunas de las funciones del lóbulo frontal, pero en particular, en relación con la corteza prefrontal, el importante papel que juega en funciones de control ejecutivo en los seres humanos (6).

      No obstante, sus más grandes aportes surgieron a partir de un paciente llamado Leborgne, a quien atendió en el hospital de Bicêtre en 1861. El paciente presentaba un cuadro de epilepsia de 20 años de evolución y llevaba hospitalizado 21 años. Broca lo conoció tan solo cinco días antes de su muerte. Había ingresado al hospital a los 30 años, y el síntoma que más llamaba la atención era un compromiso progresivo del lenguaje. Era capaz de entender las cosas que le decían, pero no podía pronunciar casi ninguna palabra. Su lenguaje se circunscribía casi a un solo vocablo que era ‘tan’, llegando a ser llamado ‘señor Tan’. Paul Broca denominó a esa condición como afemia (la palabra afasia sería acuñada por Trousseau posteriormente). Luego, Leborgne desarrolló un severo compromiso motor de su hemicuerpo derecho (una hemiparesia espástica) (6, 8).

      Paul Broca estaba convencido de que el lenguaje era una función que estaba relacionada con áreas específicas del cerebro. Valga la pena recordar que eran momentos de tensas discusiones al respecto entre ‘localizacionistas’ como él y ‘holistas’ como Gratiolet y Aubertin. El paciente falleció el 17 de abril de 1861, a causa de una infección de una de sus escaras. Se llevó a cabo la autopsia y se encontró en su cerebro una lesión tumoral en la región frontal izquierda, muy cerca de la tercera circunvolución frontal. Un día después del deceso del paciente, Broca llevó el cerebro a la Sociedad Antropológica, donde hizo una presentación sobre el tema. Posteriormente analizó otros ocho casos que tuvieron situaciones similares, demostrando inefablemente la existencia de esa región en la corteza cerebral, a la que, en honor a él, se le dio la denominación de “área de Broca” (8, 29, 32).