Название: Los niños escondidos
Автор: Diana Wang
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia Urgente
isbn: 9789873783944
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LA HUIDA A VARSOVIA. A fines del 39 tuvimos que dejar nuestra casa e ir a lo de mi tía, éramos muchos viviendo ahí. Fue antes de entrar al gueto, nos tuvimos que poner la estrella amarilla. Después mis tíos se mudaron a Varsovia, que parecía más seguro que Lodz, entonces nosotros tuvimos que alquilar un departamento. Estaba más cerca del gueto. Mi papá se había ido junto con otros hombres a Varsovia. Al principio, papá mandaba cartas y plata, a mí me mandó una tarjeta para mis quince años. En abril del 41, nos llegó una carta de la Gestapo convocando a mamá. Ella quería ir pero estaba enferma, entonces fui yo en su lugar. Cuando llegué presenté ese papel y un hombre me mostró una carta de mi papá que decía que él había pagado de contrabando para que nos llevaran a Varsovia. También pedía que nos preparáramos porque nos iban a ir a buscar. Parece que papá había sobornado a un hombre de la Gestapo para que pudiéramos ir. Cuando llegué a casa y le conté a mamá que papá nos esperaba y que tenía todo preparado, se puso contentísima. Al final nunca fuimos, nos quedamos en Lodz, no sé por qué. Pero igual, si hubiéramos ido, hoy sabemos cómo fueron las cosas en el gueto de Varsovia. No había salida.
Lwow
El 17 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia Oriental. Lwow y Bialystok estaban en esa zona. Al poco tiempo, los alemanes se retiraron e ingresaron los rusos. En junio de 1941, los nazis rompieron el pacto con la Unión Soviética e invadieron todos los territorios polacos.
Había 110 mil judíos viviendo en la hermosa ciudad de Lwow, también llamada Lemberg, capital de uno de los reinos antiguos de Polonia (la otra capital era Cracovia). Lwow era la tercera comunidad judía en número de miembros, una ciudad cosmopolita que competía con Varsovia y Cracovia en el desarrollo y la vida cultural y profesional de los judíos.
Ania (11 AÑOS)
VACACIONES. Yo no tenía ni la menor idea de lo que era la guerra. Me acuerdo que era el último día de vacaciones de verano y a mí no me importaba que hubiera empezado la guerra porque sabía que el lunes ya no iba a ir al colegio, seguían las vacaciones.
LA ESTRELLA. Cuando después de casi dos años los rusos se retiraron porque atacaron los alemanes, se llevaron a muchachos jóvenes para que lucharan con ellos, entre los cuales estaba mi hermano. Enseguida empezaron las persecuciones y nos pusieron un brazalete con el maguén David,1 que tenía que estar bien visible, de ocho centímetros con fondo blanco y la estrella en color celeste. Todos estábamos señalados. Los ucranianos violaban a chicas judías de 15 ó 16 años. También cada vez había que entregarles cosas, por ejemplo, radios. Los judíos no podíamos tener radios ni pieles ni joyas. Si encontraban a alguien que tenía algo que no había entregado, lo mataban. Yo quería seguir yendo al colegio, pero la maestra me dijo que no podía asistir a clases porque era judía.
El fin del verano*
El coche trotaba
por las calles de Varsovia,
dos tablas anchas,
dos troncos a los costados.
El trote golpeando
los adoquines
de la calle Twarda.
Los bártulos cargados
del veraneo
que se terminaba
(bártulos atados con apuro:
había que volver
rápidamente,
los vientos de la guerra
estallaban).
Las paredes de siempre desfilaban
frente a las pupilas de la niña,
que las veía ahora
con otros ojos.
* Poema escrito por Zosia sobre recuerdos de sus once años.
Bialystok
En la primera ocupación, en septiembre de 1939, los alemanes prendieron fuego a la sinagoga de Bialystok con mil judíos adentro en lo que se llamó el “Viernes Rojo”. Los nazis siguieron llevando a cabo varias matanzas masivas de judíos hasta que los soviéticos ocuparon la ciudad. El 22 de junio de 1941, los nazis invadieron Rusia y el 27 de junio Bialystok fue anexada al Reich.
Dina (7 AÑOS)
UNIFORMES. Me acuerdo de los alemanes, de los tanques, los uniformes. Se quedaron como unos diez días. De ahí recuerdo algún comentario de mi mamá, por ejemplo, contó que a un hombre que caminaba por la calle con las manos en los bolsillos, unos alemanes le gritaron que las sacara y como no les entendió porque no sabía alemán, lo mataron ahí mismo.
El 20 de septiembre los alemanes ocuparon Bialystok con su infantería, camiones, blindados y aviones que sobrevolaban la ciudad. El mismo día mamá llevó a papá a la estación de tren para que viajara a Vilna, Lituania. El temor de mamá era que los alemanes se lo llevaran a los campos de trabajo, como había sucedido con los hombres durante la Primera Guerra Mundial. Inmediatamente pasamos a vivir a la casa de mi tía Sonia, con su familia. Mamá vendió todas nuestras pertenencias.
BAJO DOMINIO SOVIÉTICO. El 30 de septiembre, a raíz del tratado RibbentropMolotov, se produjo la partición de Polonia. Bialystok quedó bajo dominio soviético. Recuerdo que salimos a la calle para ver la retirada alemana y la llegada de las tropas soviéticas.
Mamá comenzó a planificar y ejecutar la estrategia para reunirnos con papá en Vilna.
Mira (11 AÑOS)
¡LA GUERRA! Los bombardeos empezaron cuando tenían que comenzar las clases. Fue por la mañana. Papá trabajaba, mamá estaba pegada a la radio y de repente gritó: “¡La guerra! ¡Alemania atacó Polonia!”.
El hospital, del que papá era director, tenía un sótano muy grande donde habían puesto una alarma por los bombardeos y se había preparado el bunker.2 Era terrible estar allí escuchando el ruido de los aviones y de las bombas. Tenía miedo de quedar enterrada viva. Aunque después me pasaron cosas peores, creo que lo de los bombardeos fue lo que más me quedó, tal vez porque fue lo primero.
LOS PRIMEROS ALEMANES. Aparecieron las tropas alemanas, la Wehrmacht, los soldados regulares, todavía no eran los SS.3 Igual me impresionaron mucho, como papá hablaba alemán a veces charlaba con ellos. No eran violentos, entraban en el hospital, conversaban con el personal. Un soldado joven me preguntaba con insistencia si yo sabía alemán, si era volksdeutsche, polaca de origen alemán. Me aconsejó que así me presentara. Que era mejor que no dijera que era judía.
LA ENTRADA DE LOS RUSOS. A la semana de haber entrado, los alemanes se retiraron y llegó el Ejército Rojo. Para nosotros, además de la liberación de los alemanes, representaba la posibilidad de volver a ver a mi hermano que estaba estudiando en Moscú. Los judíos y los polacos comunistas salieron a recibirlos porque eran los salvadores. Yo tenía una bata roja y me paré en la ventana del hospital haciéndola flamear y gritando de alegría.
LA VIDA FUE MEJOR. La vida en Bialystok volvió a la normalidad, se reabrieron los colegios. Mi Gymnazium hebreo se transformó en una escuela de diez СКАЧАТЬ