Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá. Darell L. Bock
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Название: Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá

Автор: Darell L. Bock

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781629462271

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СКАЧАТЬ no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia».40 Oseas 6:7 también indica un marco basado sobre el pacto para la experiencia de Adán en el Edén, «Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí».

      En el pacto de la creación, Dios nombra a la humanidad como sus administradores sobre la tierra. El Señor crea a los seres humanos a su imagen y pone a toda la creación debajo de ellos para que su desarrollo glorifique a Dios.41 Aunque hay un rico conjunto de ideas alrededor del concepto de imagen de Dios, textualmente sabemos que al menos una de las principales es el dominio de la humanidad sobre la tierra:

      Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:26-28, letra cursiva añadida)

      Ya que fueron hechos a la imagen de Dios bajo las obligaciones del pacto, Adán y Eva deben desarrollar la cultura humana para la gloria de Dios, ejercitando un dominio justo sobre toda la tierra. Esto, por supuesto, Adán y Eva no lo pueden hacer solos, entonces Dios les bendice y les manda «fructificad y multiplicaos» y «llenad la tierra», para que ellos puedan «sojuzgarla» en obediencia (Génesis 1:28a). Al poder para señorear (la “imagen de Dios”), para el bien de la humanidad (“Dios les bendijo”) le sigue la autorización (“sojuzgad”) y la obligación (“Dios les dijo... señoread”) de ejercer dominio.

      Y porque la cultura humana es la suma de las actividades normativas en el mundo, es necesaria la actividad corporativa de todo ser humano trabajando en unidad. Esto requiere orden social y político para promover el desarrollo de la civilización y el progreso de la cultura. Contrario a las teorías evolutivas y humanistas, la Biblia registra sin error el desarrollo temprano de la cultura humana. En verdad, procede a un paso marcadamente rápido: el inicio de la ganadería, la creación de instrumentos musicales, y el trabajo con metales mientras Adán todavía vive (Génesis 4:17-22). Este es el llamado santo de la humanidad, el impulso ordenado por Dios desde la creación: «El hombre tiene que ejercer dominio. Es parte de su naturaleza hacerlo».42 Trágicamente, sin embargo, el pecado entró al mundo

      Como resultado de la caída . . . el impulso del hombre a ejercer dominio ahora está pervertido, ahora no ejerce la autoridad bajo Dios y por su gloria, mas bien tiene el deseo de ser igual a Dios. Esta fue precisamente la tentación de Satanás, que cada hombre fuera su propio dios, decidiendo por sí mismo lo que está bien, y lo que está mal (Génesis 3:5).43

      En respuesta a la traición rebelde de la humanidad, Dios, quien creó el mundo para su gloria, actua en misericordia soberana para iniciar la redención según el pacto y así poder efectuar la reconciliación con sus criaturas caídas. En el contexto histórico de la caída, Dios promete redención y jura que aplastará a Satanás, quien incita la rebeldía de la humanidad. Dios dice a la serpiente, usada por Satanás y representante de él, (Génesis 3:15):

       Y pondré enemistadentre ti y la mujer,y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza,y tú le herirás en el calcañar.

      Este es el pacto edénico, que es la fuente de redención y que complementa el pacto de la creación.

      Aquí tenemos el proto-evangelio, la primera promesa del Evangelio. Este pasaje anticipa que habrá lucha en la historia: las simientes de los participantes representativos en la caída se trenzarán en un combate mortal. En suma, esta es la lucha cósmica entre Cristo y Satanás, un conflicto desarrollado sobre la tierra y en el tiempo entre la ciudad de la humanidad (bajo el dominio de Satanás) y la ciudad de Dios. Es crucial entender su naturaleza histórica: la caída ocurre en la historia; la lucha ocurre en la historia; la simiente de la mujer aparece en la historia (el Cristo histórico, quien es la encarnación del Creador trascendente, Juan 1:1-3, 14).

      Es significativo para el debate escatológico, que esta lucha histórica termina en una victoria histórica: la simiente de la mujer (Cristo) aplasta la simiente de la serpiente (Satanás). Sabemos por la evidencia del Nuevo Testamento, que la crucifixión y resurrección históricas de Cristo fueron causa legal de la ruina de Satanás: «y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz» (Colosenses 2:15). Verdaderamente, esto es una razón fundamental de la encarnación, porque «Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del Diablo» (1 Juan 3:8b; cf. Hebreos 2:14). Además aprendemos que la obra redentora de Cristo tendrá consecuencias en la historia: «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo» (Juan 12:31-32). El hecho histórico de que Cristo fue levantado, hecho sobre el cual está fundada su victoria, ocurrió ya sea en su crucifixión, o en su resurrección, o en su ascensión, o quizás lo mas probable, en los tres eventos, considerados estos como una sola unidad redentora.

      Los posmilenialistas enfatizan la derrota de Satanás en la historia con la primera venida de Cristo, con el desarrollo progresivo de su resultado en la historia en el contexto de la rebeldía original de Adán, la lucha subsiguiente de Satanás, y la llegada en carne de Cristo. El proto-evangelio promete en forma simbólica la victoria de Cristo en la historia, tal como la caída y sus efectos están en la historia. El levantamiento del segundo Adán superará la caída del primer Adán. Dios no abandona la historia.

      El pacto con Abraham

      Aunque hay varios pactos significativos en las Escrituras que están relacionados con la redención, la falta de espacio no me permite resaltar cada uno. Sin embargo, voy a considerar el pacto con Abraham, un pacto importante que tiene que ver con la redención. La esencia del pacto con Abraham aparece en Génesis 12:2-3 (aunque después la Biblia desarrolla más el concepto del pacto; cf. 15:5-7):

       Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré,y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré;y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

      Aquí la revelación de la simiente del pacto se va enfocando cada más, pasando de la simiente de la mujer en general (es decir, un ser humano), a una familia específica (es decir, esta será de la familia de Abraham). Al final, por supuesto, la línea de la simiente se hará más estrecha hasta llegar a un individuo: Jesucristo, «el Hijo de David, el Hijo de Abraham» (Mateo 1:1; cf. Juan 8:56; Gálatas 3:16, 19).

      Para mi propósito presente, note que «serán benditas en ti [en Abraham] todas las familias de la tierra». El Nuevo Testamento nos explica esto:

      Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones... Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. (Gálatas 3:8,16, letra cursiva añadida)

      O, como Pablo lo relata en otro lugar, la promesa a Abraham es «que sería heredero del mundo» (Romanos 4:13).

      Esto apoya el optimismo histórico del posmilenialista. Esta condición de Abraham como heredero del mundo, se desarrolla por medio de la extensión del Evangelio. La posibilidad histórica de la victoria del Evangelio, la cual trae bendición СКАЧАТЬ