Hastío De Sangre. Amy Blankenship
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Название: Hastío De Sangre

Автор: Amy Blankenship

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Ужасы и Мистика

Серия:

isbn: 9788835408673

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СКАЧАТЬ los había usado de ese modo.

      —Buenas noches, hermoso —ronroneó la demonio batiendo sus largas pestañas.

      Michael se acercó a ella y rozó su hombro izquierdo con el de él, caminando alrededor de ella mientras mantenía el contacto con su cuerpo.

      —Vaya que son buenas —susurró Michael siguiendo el juego—. ¿Y tú quién eres?

      —Quien tú quieras —respondió susurrando también.

      —Quiero que seas tú —le dijo al oído mientras se acomodaba frente a ella. Dejó que una sonrisa mostrara sus colmillos, que lograban que él y sus hermanos fueran tomados por vampiros.

      La demonio inclinó su cabeza y sonrió.

      —Ya veo.

      Michael asintió mientras relajaba su sonrisa.

      —Claro que ves.

      —Puedes llamarme Morgana. —Lo tomó del brazo con ambas manos, y empezaron a caminar hacia un viejo edificio de un piso al final de la calle.

      Entraron, y Morgana cerró la puerta. Michael dio una mirada al espacio abierto y tomó nota mental de la cantidad de cuerpos que había. El lugar apestaba de sangre vieja y putrefacción... Adecuado para la demonio comedora de carne que se aferraba a su antebrazo.

      —¿Te gusta mi casa? —susurró Morgana y lanzó una risita mientras se giraba para apreciar su obra.

      Michael se encogió de hombros.

      —Se verá mejor cuando tu cadáver esté junto a los otros.

      Se agachó justo a tiempo para evitar las repentinas y largas garras de Morgana que trataban de separarle la cabeza del resto del cuerpo. Girando su torso, Michael arremetió con el codo contra su abdomen, lo que hizo que ella se doblara. Su puño se elevó y le pegó a Morgana en la nariz tan fuerte como para arrojarla hacia atrás.

      Morgana aterrizó con estrépito contra el suelo y lanzó una furiosa mirada al vampiro; con una mueca, su rostro se retorció que develó su verdadera esencia. Sus ojos color avellana se alargaron y se tornaron rojos, sus cejas se afilaron y su otrora hermosa boca se estiró en una horrible sonrisa llena de dientes desparejos y puntiagudos. Su larga lengua serpenteó hacia afuera y lamió la sangre que había caído de su chata nariz a sus labios.

      Michael hizo un gesto... daba asco. Definitivamente, le hacía un favor a la ciudad eliminándola. Semejante fealdad estropeaba completamente el paisaje.

      Trepando la pared hacia atrás, la usó como un trampolín para arremeter contra él de nuevo, sacudiendo sus alargadas garras en frente de ella. Esta vez las garras atraparon el frente de su camisa y le dejaron algunos rasguños... No eran peligrosos, pero fueron suficientes como para hacerlo sangrar. Él cerró su puño derecho y le dio un revés en la cara a la demonio, cuya cabeza giró en un ángulo antinatural. Con una veloz patada al costado de la rodilla, se oyeron cómo sus huesos se rompían. No sintió remordimientos, ya que la demonio estaba usando lo que ya era un cadáver.

      Cuando Morgana se dobló por segunda vez, Michael lentamente se acercó y la tomó del cabello. Levantándola del suelo, se detuvo medio segundo y cerró sus ojos cuando finalmente le llegó el aroma de la sangre de la demonio.

      —Los demonios no son más que híbridos monstruosos desterrados por los caídos que los engendraron —siseó Michael, de repente comprendiendo mejor qué era un demonio. Nunca antes había notado los débiles rastros de sangre caída dentro de los demonios, pero ahora sabía qué sabor tenían.

      Los caídos y los Dioses del Sol eran similares en eso: creaban monstruos de su propia elección. La única diferencia era cómo los engendraban.

      Morgana alcanzó el brazo que la sujetaba por el cabello y hundió sus garras derechas en la carne que logró encontrar. Se quedó sin aliento cuando de repente se halló flotando sobre el suelo y mirando hacia unos furiosos ojos color amatista. Los zapatos baratos cayeron al piso, y con la otra mano tomó a Michael de la nuca, con la esperanza de seccionarle la espina y liberarse.

      Sintiendo que esa mirada de amatista la penetraba, no pudo evitar abandonarse... Ahora colgaba solo del cabello.

      —Suéltame —murmuró Morgana repentinamente asustada. Ella era fuerte, de los demonios más fuertes en esta parte de los barrios bajos, pero este vampiro, que había creído una presa fácil, era muchísimo más fuerte que cualquier cosa con la que se hubiera encontrado antes.

      —¿Soltarte? —preguntó Michael, como si fuese un concepto extraño—. ¿Tú mataste a todos esos humanos y demonios para comerlos solo basándote en la apariencia y quieres que te deje ir?

      —Te daré toda la sangre humana que quieras —dijo Morgana, mitad lloriqueando, mitad siseando—. Seré tu sirviente... Los atraeré y te los entregaré.

      —No necesito ayuda para atrapar mi próxima comida —dijo Michael con sarcasmo. Su voz se suavizó abruptamente—: Pero, querida, estoy dispuesto a apostar que los demonios saben mejor que los humanos.

      Morgana respiró con dificultad cuando un dolor repentino y atroz estalló en su hombro y, al sentir que el vampiro le estaba extrayendo la vida, emitió un alarido inhumano. Renovó sus esfuerzos por liberarse y le clavó sus garras con fuerza, pero la verdadera oscuridad ya empezaba a nublar los bordes de su visión.

      —¿Quién eres? —susurró con el último aliento.

      Michael siguió hasta extraerle la última gota de su fuerza vital antes de dejarla caer. Hizo una mueca cuando oyó el golpe seco del cuerpo contra el suelo. Quién hubiera imaginado que podía matar a un demonio vaciándolo... Apostaba que ni siquiera los demonios sabían ese pequeño truco, porque los vampiros desalmados solo buscaban sangre humana. Miró al demonio consumido con disgusto.

      —Puedes llamarme Michael.

      Aterrizó suavemente y fue hacia la puerta. Usando la manga, se limpió los restos de sangre de los labios; luego, miró la sangre negra... sangre contaminada. Abrió la puerta y salió, acomodándose la chaqueta para que no se vieran los rasgones de la camisa.

      Michael giró y desanduvo sus pasos por el mimos camino por el que había venido. Notó que ahora un gran grupo de demonios se había reunido cerca de la entrada del edificio. Debían ser los subalternos de Morgana que querían ver al hombre que había matado a su ama. Estas criaturas no mostraban ningún signo de vida humana, y Michael no les prestó atención mientras pasaba con calma a su lado.

      Había hecho lo que se había propuesto, y ninguna de esas criaturas podía llamarle la atención... El bajo nivel de su poder no valía la pena. Cuanto más poder tenía un demonio, más sabor a sangre de caídos ... Estaba seguro de eso.

      La euforia que le había dado la sangre de Morgana ahora corría dentro de sus venas en un cálido y borroso latido. Lo calentaba y agudizaba sus sentidos. Recordaba eso de la época en que bebía de Aurora.

      Michael quedó helado cuando tuvo plena conciencia de sus pensamientos. El pánico se unió inmediatamente a la euforia, y la idea de Aurora hizo que una masa de miedo se apoderada de su abdomen y que lo recorriera un profundo escalofrío. Recordó la advertencia de Kane en esa azotea, tras haber matado a Samuel. Le había dicho a Aurora los peligros de СКАЧАТЬ