Название: Hastío De Sangre
Автор: Amy Blankenship
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Жанр: Ужасы и Мистика
isbn: 9788835408673
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—¿Alguien te dijo que eres un alfa magnífico? —Micah rio y palmeó a Titus en la espalda.
—Tal vez deberíamos ir a trabar todas las malditas puertas y ventanas por si alguno se quiere hacer el valiente. No quiero que se aprovechen mientras estamos con el idiota encadenado en la otra habitación —agregó Titus sacudiendo la cabeza.
—Tal vez deberíamos hablar sobre turnarnos para que haya alguien siempre aquí para cuidarla —propuso Micah—. Pero ahora creo que Tasuki podría desatarse con nuestro hombre si no vamos enseguida.
Titus arqueó una ceja.
—Buen punto.
En la sala de observación, Tasuki aferró el respaldo de la silla y fulminó con la mirada al hombre lobo del otro lado del espejo. Cerró los ojos, incapaz de impedir que volviera a atormentarlo el maldito recuerdo. Era la última vez que había soñado con ella... pero esa había sido la última vez que había dormido.
Esa vez había habido una jaula que pendía en el centro de una enorme caverna y Kyoko estaba atrapada entre sus barrotes. Pero en el sueño se sentía como si se la hubiera arrebatado un monstruo. Él daba vueltas alrededor de la jaula buscando el cerrojo que la liberaría del monstruo que la había encerrado, pero solo veía enormes barrotes de hierro. Había prometido salvarla, pero ¿cómo podía hacerlo si ni siquiera había una maldita puerta?
Miró hacia arriba y sus ojos se encontraron con los de Kyoko justo cuando unas manos salieron de la oscuridad y lo arrastraron hacia la muerte. Recordaba haber muerto.
Tasuki abrió los ojos mientras el recuerdo se desvanecía. No importaba cuántas veces tuviera ese sueño, siempre terminaba igual: él moría y Kyoko seguía atrapada en la maldita jaula. Se pasó la mano por el flequillo tratando de calmarse. No importaba cuán real parecía el recuerdo de los sueños, estaban solo en su cabeza y tenía que mantenerlos ahí.
Mirando al secuestrador en la otra habitación, decidió descargar su ira contra los monstruos reales que tenían el fetiche de encerrar a chicas en jaulas. ¿Por qué no? No tenía nada que hacer.
Micah siguió a Titus a la sala de observación y encontró a Tasuki apoyado contra una silla mirando con furia al guardia detenido del otro lado del espejo. Si las miradas pudieran matar, entonces ese hombre sería una mancha grasosa en la silla.
—¿Podemos hacer que pase corriente eléctrica por la silla para ponerlo a bailar? —preguntó Tasuki... mitad en broma.
—Tentador, pero no —respondió Titus—. Pero que Phillip haya venido para lo que vino genera una preocupación genuina.
Tasuki asintió.
—Tienes que dejarle algo de ropa cerca por si se despierta y decide cambiar. —Miró a los cambiaformas cuando ninguno de los dos se movió. —Tal vez la oficial que participó de la redada tiene una muda de ropa en su casillero. ¿Quieren que vaya a buscarla y le pregunto?
—No, va a estar muy sobrecargada haciendo que las otras chicas vayan a una revisación médica —le informó Micah frotándose el mentón, cuando se le ocurrió una solución a sus dos problemas—. Pero tengo una idea.
—Eso sí que es una novedad —dijo Titus, que hizo una mueca tras recibir un codazo de Micah.
—Ja, ja —gruñó Micah—. Como estaba diciendo, esperen que la llamo a Alicia para que traiga ropa.
—¿Quién es Alicia? —preguntó Tasuki.
—Es la hermana menor de Micah —le informó Titus—. Él está de mal humor desde que se puso en pareja con un Dios del Sol.
—¿Un Dios del Sol? —preguntó Tasuki confundido. Eso era nuevo para él, aunque no sabía por qué se sorprendía. Pensarías que a esta altura ya sería inmune.
—Basta de decirle a todo el mundo lo que comí en el desayuno —gruñó Micah y tomó su celular. Mientras marcaba, suspiró sabiendo que Titus tenía razón. Era cierto que últimamente había estado triste porque echaba de menos a su hermana y Damon estaba siendo un imbécil porque la mantenía escondida varios días seguidos. Esto le da una excusa genial para verla y averiguar si aún era feliz con el Sr. Posesivo.
—¿Vas a hacer que Alicia cruce media ciudad solo para que traiga un poco de ropa? —Titus alzó una ceja—. Un poquito desesperado, ¿no?
—¿Qué demonio es un Dios del Sol? —Tasuki de verdad quería saberlo, así podía agregarlo a la creciente lista de cosas en su Muro de lo Extraño mental.
Micah estaba a punto de presionar «enviar» cuando Titus cuestionó sus motivos. Rápido de reflejos, inmediatamente tuvo una excusa incluso mejor.
—En realidad, podemos matar dos pájaros de un tiro. —Sonrió con satisfacción—: Alicia me dijo que ese Damon le ha estado enseñando a poner a las personas bajo su control. —Señaló al hombre del otro lado del espejo—. Podríamos golpear hasta el cansancio a ese descerebrado y conseguiríamos mucho menos que Alicia con un par de preguntas simples. Además, a ella tendría que decirle la verdad y a nosotros... No tenemos modo de saber si no está diciendo mentiras para salvar su pellejo con Lucca.
—Está bien. —Tasuki suspiró aceptando el hecho de estar siendo completamente ignorado—. Seguro que terminaré averiguándolo.
Capítulo 3
Alicia estaba terminando de prepararse una taza de café cuando empezó a sonar el celular. Se apresuró a buscar su bolsa y tomó el aparto mirando quién llamaba. Se lo llevó a la oreja con una gran sonrisa.
—¡Hola, Micah! ¿Qué tal?
—¿Tienes un poco de tiempo para tu hermano mayor? —preguntó Micah dando la espaldas a los otros dos hombres para no pudieran ver la expresión de alivio en su rostro. Casi que se había esperado que Damon atendiera.
Alicia se encogió de hombros.
—Sí, supongo que sí. Damon salió con Michael y Kane. Probablemente, tarde en regresar.
—Bien, porque realmente necesito un favor —empezó a explicar Micah—. Tenemos una mujer lobo en una de las celdas. La rescatamos en una redada en el circuito de trata de esclavas. Aún no ha cambiado, pero cuando lo haga... Va a necesitar ropa. ¿Puedes venir a la estación a traerle algo?
Alicia miró su guardarropas lleno antes de asentir.
—Sí, creo que puedo encontrar algo. ¿Cuándo me quieres allí?
—Lo más pronto que puedas —respondió Micah—. No sabemos cuándo se irá el efecto del tranquilizante.
—Allí estaré —dijo Alicia—. ¿Necesitas algo más?
—Me alegra que hayas preguntado —dijo Micah dejando que Alicia oyera la sonrisa en su voz—. Necesito que pongas un lobo bajo tu control y hacer que responda algunas preguntas. ¿Crees que puedes hacerlo?
—Sí —respondió Alicia con demasiada rapidez—. Dame unos momentos para vestirme y tomar algunas cosas СКАЧАТЬ