Название: Hastío De Sangre
Автор: Amy Blankenship
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Жанр: Ужасы и Мистика
isbn: 9788835408673
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—Quizás deberíamos interrumpir el espectáculo.
Micah eligió ese momento para unirse a ellos y mirar con furia a los oficiales.
—Sí, están actuando como perros en celo.
Tasuki alzó una ceja ante la similitud.
—En este caso... Probablemente sea así.
—Más de lo que te imaginas —dijo Titus y se dirigió a los hombres en cuestión—: Bien, muchachos, hora de volver al trabajo —les informó—. No es la primera vez que ven a una mujer lobo.
Titus se puso alerta cuando un par de ellos parecían que no iban a obedecer... Su pulsión sexual ya los estaba haciendo dejar de pensar. Realmente, no estaba de humor para ejercitar sus músculos de alfa. En lo que a él concernía, era el único alfa temporal, pero Boris parecía pensar que era permanente. Lucca era el único otro alfa a cargo en la ciudad, así que parecía que un rol temporal no era opción.
—¡Ahora! —tronó Titus, y los hombres se sobresaltaron y se dispersaron. Una vez que se fueron, Titus se acercó a la puerta de la jaula y abrió la cerradura, preparándose para trasladar a la mujer lobo a una celda donde estaría segura.
—¿No hay ningún oficial que no viva en el Night Light que pueda cuidarla, así no está en otra jaula? —preguntó Tasuki sintiendo que su piel se erizaba al acercarse a la jaula.
—Necesita los barrotes como una protección adicional contra la manada a la que con tanto entusiasmo la estás exponiendo —explicó Micah—. Mira, no la mantenemos encerrada porque la queremos tener prisionera. Es para su protección. Una mujer lobo sin pareja es algo muy codiciado, y Titus no quiere tener que reprender a su manada por pensar con sus regiones bajas... No sé si me entiendes. Y lo que es peor: cuando te fuiste, encontramos viales vacíos y jeringas en el basurero cerca de su jaula. Las etiquetas de los viales indican que le estuvieron inyectando hormonas.
—¿Hormonas? —preguntó Tasuki sintiendo que lo que Micah decía no le entraba en la cabeza.
—Estaban tratando de hacer que entrara en celo para poder aparearse con ella —explicó Titus con frialdad—. Más del setenta por ciento de los lobos en la fuerza son solteros y la mayoría tienen parejas humanas. No haría falta demasiado para iniciar una revuelta. Por lo que sé, probablemente ella es la única mujer lobo en la ciudad que está en edad fértil y no tiene pareja. Nuestra raza tiende a empezar por las hembras mucho antes de que lleguen a la edad fértil.
Tasuki asintió, con una nueva perspectiva.
—Cuando lo dices así, lo entiendo... Pero aun así apesta.
—No es nada. Aún hay un montón de cosas que no sabes sobre los cambiaformas, pero aprendes rápido. Seguro que muy pronto vas a ser capaz de entender nuestras leyes sin pensarlo. — Micah lo palmeó en el hombro.
—Genial —refunfuñó Tasuki—, más leyes para aprender.
Titus subió a la camioneta y entró en la jaula, pero cuando se inclinó para tomarla en brazos, sintió su olor y maldijo. La última vez que había estado cerca de una cambiaformas en celo había recibido una trompada de lleno en el rostro de parte de un Dios del Sol celoso. Y él aprendía rápido.
—Eh, Micah, ¿aún tienes ese enmascarador de olores?
Atrapó en el aire el pequeño aerosol que venía hacia él. Se tomó unos minutos para usar todo lo que quedaba en el envase y se lo guardó en el bolsillo. La alzó con suavidad y salió de la jaula.
Tasuki no pudo evitar admirar lo hermosa que era como lobo cuando Titus la trajo a la luz del edificio. Su pelaje era de un negro sólido y, como ella lo había mirado por breves instantes a través de los barrotes del depósito, sabía que sus ojos eran de un hermoso dorados con manchas de azul y verde.
—Me pregunto cuántos años tiene —caviló Tasuki con calma, tratando de no despertarla aunque habían dicho que el tranquilizante le haría dormir durante un tiempo más.
—Boris cree que tiene unos veinte años, por el tamaño de sus pies —respondió Micah con una mueca—. Pero parece que la pasó muy mal en el cautiverio.
Titus la llevó a una celda vacía y la colocó sobre la cama con suavidad. Mientras escuchaba la conversación entre Micah y Tasuki, la miró con más atención.
Había aceptado en silencio su tratamiento a cargo de Lucca. Su pelaje, si bien oscuro y hermoso, estaba sucio y apelmazado en algunos lugares, lo cual indicaba que ella se había negado a cambiar a su forma humana durante bastante tiempo. Las almohadillas de sus pies estaban arañadas y ásperas, y también podían observarse algunas quemaduras producidas por la picana.
Él sabía por qué se había negado a transformarse y admiraba su testarudez. Si la capturaban en su forma humana... ahí es cuando la habrían violado. Había usado la única arma que tenía contra ellos: el hecho de que una mujer lobo no puede quedar preñada en su forma animal. Eso no solo demostraba su fortaleza, sino también su inteligencia.
Refrenando su temperamento, Titus salió de la celda y aseguró la puerta detrás de él. Cuando despertara, todavía estaría furiosa, pero al menos esta celda era muchísimo mejor que la jaula en la que la tenían.
—¿No deberíamos empezar a interrogar al guardia que tenemos para ver si sabe dónde tienen otras rehenes? —preguntó Tasuki mientras se dirigía a la sala de observación.
Titus estaba por responder cuando uno de los oficiales que se había perdido la redada se escabulló por la entrada y empezó a ir hacia las celdas.
—¿Dónde demonios estás yendo, Phillip? —Titus le llamó la atención.
El oficial, uno de los hombres lobo jóvenes del escuadrón, se congeló y sonrió sumisamente.
—Me perdí la redada y quería ver si ya había cambiado a su forma humana.
—¿Ves lo que te decía? — Micah codeó a Tasuki.
Tasuki puso mala cara y se cruzó de brazos.
—Desafortunadamente.
El motivo de la aparición del oficial disparó señales de alerta en la cabeza de Tasuki e hizo que su ira volviera con plena fuerza. Si la mujer lobo cambiara a su forma humana, no le quedaría nada de privacidad porque estaría desnuda. Era evidente que la advertencia de Micah sobre los instintos de los lobos era verdad.
—Es un ser vivo como tú, no una maldita diversión para tus ojos —gruñó Tasuki antes de irrumpir en la sala de observación.
—El chico tiene agallas. Se lo reconozco —murmuró Micah.
Titus miró a Phillip arqueando las cejas.
—Creo que tienes nuestra respuesta. Hasta orden en contrario, todos deben mantenerse alejados de este departamento, ¿quedó claro? De hecho, ¿por qué no haces guardia en la puerta y te aseguras de que nadie tenga la misma idea que tuviste tú?
—¿Y qué les digo? —Phillip era tan estúpido como para preguntar eso; luego, dio varios pasos rápidos hacia atrás СКАЧАТЬ