Teoría del conocimiento. Juan Fernando Sellés Dauder
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Название: Teoría del conocimiento

Автор: Juan Fernando Sellés Dauder

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9788431355074

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СКАЧАТЬ vez a alguien le pueda gustar más el amarillo o el rosa que el blanco, pero que le guste más no quiere decir que conozca más con el amarillo o con el rosa que con el blanco, sino precisamente menos. Por ejemplo, si cuando falta la luz (i.e. al atardecer) se ve venir un automóvil a lo lejos en una carretera recta, se ve mucho mejor si el automóvil es blanco que de cualquier otro color.

      De modo semejante, a uno le puede gustar más tocar que oír o recordar, pero eso no quiere decir que conozca más la realidad física tocando, sino precisamente menos. Todo lo cual indica que el conocer humano no es en absoluto ‘democrático’, sino estrictamente jerárquico, y que intentar defender una supuesta democracia cognoscitiva es, sin más, ‘ignoratio elenchi’ (como decían los medievales) respecto de la índole del conocer humano.

      Si se agrupan los sentidos externos, es decir, las distintas facultades o potencias del conocer humano con soporte sensible que captan determinados aspectos de la realidad física externa actualmente presente, son tan distintos unos sentidos de otros, que se suelen agrupar en dos clases, a saber: los inferiores y los superiores.

      a) Los sentidos externos inferiores

      Se llaman ‘inferiores’ por su menor distancia espacial respecto de lo conocido. Estos son tres: el tacto, el gusto y el olfato. Los dos primeros no se distancian en absoluto de la realidad física, es decir, no vencen el espacio, pues conocen por contacto. El tercero, en cambio, lo vence, aunque en escasa medida (especialmente en el hombre) si se compara con el oído y con la vista.

      a.1. El tacto. Es el inferior o menos cognoscitivo de los tres sentidos inferiores aludidos. No es una facultad única sino plural y, por ello lo tangible no es una cualidad única sino múltiple. Los sensibles propios suyos son lo caliente y frío, lo seco y lo húmedo, lo duro y lo blando, lo rugoso y lo liso. Fisiológicamente hay distintos receptores para cada uno de esos sensibles. No usa de medio alguno para percibir, puesto que el medio es el propio órgano; por eso, conoce por contacto, sin distancia. Es el sentido más básico, en el sentido de más necesario; por eso está presente en el animal menos perfecto (ej. hay animales como la ameba que solo disponen de este sentido). Es el menos cognoscitivo porque permite conocer menos diferencias en lo real; no vence el espacio. Su soporte orgánico está repartido en todo el cuerpo, tanto en la superficie como en el interior.

      La tradición aristotélica ha prestado mucha atención a este sentido (también al siguiente), que más que uno son muchos. Pero detenerse en las averiguaciones clásicas y recientes al respecto desborda lo exigible a este manual. Para comprobar la pluralidad de sentidos, habría que atender no solo a la irreductibilidad de los objetos conocidos y los actos de conocerlos, sino también a la distinción entre las terminaciones nerviosas (pero no es el momento de esbozar un tratado de fisiología).

      a.2. El gusto parece una especie de tacto, pero es diferente del tacto porque no es convertible con él, puesto que puede conocer objetos sensibles que son incognoscibles para el tacto (ej. lo amargo, lo dulce, etc.). Sus objetos propios son los sabores. Los sabores extremos parecen ser lo dulce y lo amargo. Entre los intermedios, lo picante, lo áspero, lo agrio, lo ácido, etc. Su soporte orgánico es la lengua. Como el tacto, no usa de medio, sino que conoce por contacto, con el propio órgano, aunque ha de contar con la humedad (la segregación de la saliva) como de requisito imprescindible para gustar. Como conoce por contacto no vence el espacio, la distancia. Es más cognoscitivo que el tacto, pues detecta más matices que él.

      a.3. El olfato. Es el superior de los sentidos externos inferiores. Su soporte orgánico, en sentido amplio, son las terminaciones nerviosas que se encuentran en la nariz. Su objeto propio son los olores. En nosotros está menos desarrollado que en muchos animales. El medio que utiliza es el aire y el agua (entendiendo por tales, gases y líquidos). Conoce a cierta distancia, porque todos los animales que respiran rastrean al respirar. Vence en cierta medida, por tanto, el espacio. Por eso es un sentido superior a los precedentes. En los animales esto parece claro, porque su olfato es más fino que el humano; pero en el humano también se nota, porque capta a distancia, asunto prohibido para el tacto y el gusto; por tanto, conoce más, puede más que aquellos.

      La aludida tradición filosófica también añade muchas observaciones respecto de este sentido, por ejemplo, que se conoce más cuando la realidad física está húmeda que seca. Pero, como se ha adelantado, no es el momento adecuado para especializarnos en esas advertencias.

      b) Los sentidos externos superiores. Son dos: el oído y la vista

      b.1. El oído. Es el inferior estos dos sentidos. Su soporte orgánico está constituido por todo el oído. Su objeto propio son los sonidos. También en él hay muchos animales que aventajan a los hombres. El medio a través del que puede percibir es el aire y agua (gas, líquido). Vence más la distancia, el espacio, que el olfato. Es, por tanto, más cognoscitivo, pues capta, además, la tonalidad de los sonidos, muchos matices. Su término medio son los diversos sonidos mediales de la escala acústica, siendo sus extremos, lo agudo y lo grave, perjudiciales ambos para la audición: los excesivamente graves por no ser audibles, y los excesivamente agudos por corromper la naturaleza del órgano.

      Un sensible especial del sonido es la voz. La voz, además, posee cierta significación, con lo cual los animales dotados de voz poseen imaginación, porque se representan las cosas y las designan con la voz.

      b.2. La vista. Es el superior de los sentidos externos. Su soporte orgánico es, en sentido amplio, el ojo. Su objeto propio son los colores. En él nos aventajan también algunos animales (muchas aves por ejemplo). El medio, al igual que el de los dos anteriores, es el aire y el agua (gases-líquidos). Vence más que ningún otro la distancia, el espacio, pero no llega a vencer el tiempo, porque aunque cuenta con la ayuda de lo más veloz del mundo físico, la luz, no puede ni conocerla ni conocer lo más veloz que ella. Es el más alto de todos los sentidos externos por este motivo, pero también porque es el que más diferencias capta en lo real físico, y, por ello, lo preferimos a los anteriores.

      Está en correlación con la luz, pues sin esta, que es lo más formal (lo menos material) del mundo físico, los colores no son tales, y no son, por tanto, visibles. La luz no es visible por sí, sino que es visible lo iluminado por ella, el color anejo a ella, que ella ilumina. Aristóteles señaló que la luz es ‘acto’ respecto de lo transparente, y lo que más vence la distancia y el tiempo en lo físico. Todo lo cual indica que la luz es para la vista, que la luz es física y que el ver no lo es.

      c) Los sensibles comunes y los sentidos externos

      Los sensibles comunes se perciben por varios sentidos externos. Comunes a todos los sentidos son el movimiento, el reposo, el número, la figura y el tamaño.

      No hay más sentidos externos porque toda cualidad conocida sensiblemente por los actos de los sentidos externos es reducible a uno de ellos, si es sensible propio, o a varios, si es común. Se puede decir, además, que hay otros aspectos comunes en los sentidos externos, como es el medio, pues o bien se puede conocer por contacto (tacto y gusto), o bien por medio del aire y agua (olfato, vista, y oído). Existen esos sentidos; pero no se ve por qué no puede haber más.

      Sí se ve, en cambio, la conveniencia de que no haya un solo sentido externo, porque así se captan los sensibles comunes, los cuales pasarían inadvertidos más fácilmente, porque asociaríamos los comunes al propio del sentido. Además, como los sensibles comunes se captan mejor por un sentido externo que por otro, notamos que un sentido es superior a otro, es decir, más cognoscitivo.

      ¿Qué pasaría si con un solo sentido captáramos colores, sonidos, olores…? Pues que no notaríamos la jerarquía entre los objetos sensibles. Además, no podríamos diferenciar, por ejemplo, entre color y movimiento. ¿Qué ventaja tiene esta distinción? Pues que nos permite conocer la realidad física tal cual es, pues no son realmente lo mismo el color que el movimiento.

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