Название: Plan Patagonia
Автор: Daniel Sorín
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Imaginerías
isbn: 9789878619293
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—Tomás... —oyó sin responder—. Tomás Sanmartino, ¿me escuchás?
Estaba paralizado, sabía que le hablaban a él, pero no podía contestar. ¿Sería el salto definitivo que estaba esperando para su carrera?
—Tomás Sanmartino, en Neuquén, ¿me podés escuchar?
—Perfectamente.
—¿Qué tal, Tomás? Queremos saber cómo está la situación allá en este momento.
Sanmartino trató de reconocer la voz, había bastante ruido en la línea, pero creyó que era Mauro Valle.
—Mauro, aquí...
Entonces levantó la vista y vio el televisor: en la pantalla no hablaba Valle ni Beraja ni Paz. Entonces, se dio cuenta del error.
—Tomás.
—¿Sí?
—Valle está en otro canal... y Dios lo tenga allá, muy lejos de este.
Se escucharon risas.
—Te habla Jorge Amadeo, este es el programa Luz Verde, de Canal 8... Queremos preguntarte: ¿Cómo está la situación en este momento y a cuánto asciende el número de muertos?
Sanmartino se repuso, le echó la culpa al ruido de la línea y, de paso, mintió que lo estaban llamando de todos los canales y radios de Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Aparentemente, dijo, los muertos son dieciocho, pero era un número provisional, porque había varias personas internadas en grave estado.
El problema que tenía Sanmartino era que los comentarios que él tenía anotados para Canal 6 no funcionarían con Amadeo, que tenía un perfil más progresista. De manera que se vio obligado, nuevamente, a lanzarse a la creación y puso al aire el reportaje que le hiciera a Elba antes de la represión. Jorge Amadeo quedó encantado con el reportaje y le pidió que la ubicase para el día siguiente.
—Quedate en línea Tomás, que la producción arregla con vos. Un abrazo.
—Gracias, Jorge.
Silencio.
—¿Sanmartino?
—Sí.
—Te habla Robi Pérez, productor de Jorge. ¿Podés conseguir a Elba y a los dirigentes del Mapu?
—Bueno...
—Saldremos al aire desde Neuquén, están viajando María Laura Sosa y Esteban Festa. Los tres conducirán desde allá y Jorge, desde aquí.
Sanmartino no lo podía creer, lo estaban incluyendo.
—No hay problema —se oyó decir a sí mismo.
—Bien, mañana a las nueve de la mañana llegan en el vuelo de Aerolíneas, ¿podrías mandar a alguien al aeropuerto?
—Yo estaré allí.
—Muchas gracias Tomás.
—Hasta mañana.
Cuando cortó, las manos no dejaban de temblarle.
Los acontecimientos producidos la noche del 30 de abril arrojaron un saldo final de veintiún muertos y veinte heridos graves, que sufrieron desde la amputación de un brazo hasta la pérdida total de la visión. Entre los heridos que lograron salvar su vida de forma milagrosa debe subrayarse el caso de Nicanor Barrios, quien guardaría una bala alojada en su cráneo hasta su muerte, ocurrida de manera accidental tres años después. Además, se produjo una cantidad indeterminada de heridos con diferentes traumatismos de menor consideración.
El país entero se indignó por lo desmedido de la represión. Hay momentos, cuando la inflación sube y la actividad económica baja, que la buena gente sacude su habitual modorra.
Obligado a diferenciarse, el gobierno nacional amenazó con intervenir la provincia si “rápidamente no se deslindaban responsabilidades”.
El periodismo también sobreactuó su molestia. Buscó en su memoria y se acordó de la marginación y de otras muertes. Muertes ignoradas, provocadas aquí y allá por la pobreza extrema que recorría como un fantasma la geografía del país. Muertes ocurridas en oscuros y mugrientos hospitales infestados de plagas y carentes de insumos.
Ofendida se mostró la Iglesia Católica, que exigió el arrepentimiento previo de los victimarios para llegar a una “imprescindible e impostergable reconciliación nacional”. No obstante, su sabia mirada pidió a las víctimas que, como buenos cristianos, supieran perdonar. Al fin de cuentas “Dios mismo, en su infinita ternura, ofreció la otra mejilla”, declaró el obispo Sicurella.
El gobernador Castillo tuvo mala suerte; el día posterior a los hechos fue Primero de Mayo, y siempre un Primero de Mayo es un Primero de Mayo.
Las organizaciones gremiales llamaron a huelga general. La moderada central de Azopardo, que tenía buenos acuerdos con el presidente, acusó de lo sucedido a las autoridades provinciales y declaró un paro general para el viernes 3. Los gremios reunidos en la central más combativa, liderada por Fortunato Lulli, clamaron de odio contra los asesinos —dicho así en forma indiferenciada y general— y también llamaron a un paro con movilización para el mismo día.
La gente pareció escuchar poco a unos y a otros y, acaso porque un Primero de Mayo es siempre un Primero de Mayo, no esperó al viernes 3. Decenas de miles de anónimas personas convergieron en las plazas céntricas de cada ciudad y cada pueblo. En Buenos Aires, la Plaza de Mayo se colmó como en otras épocas; hubo pocas banderas, un rencor contenido y una visceral emoción cuando, con los últimos rayos del sol, la multitud cantó el Himno Nacional. Tan espontánea y contundente, tan llena de amor y de odio fue la respuesta popular, que nadie se atrevió a ir en su contra.
Mario Cruz
Fue arduamente buscado por los periodistas, su esposa dijo que no iba a hablar, no en ese momento, pero que estaba impresionado y dolorido por los “luctuosos acontecimientos”. Sin embargo, el mutismo del doctor Mario Cruz fue imprevistamente roto cuando concedió una entrevista para el programa especial que hacía el equipo de Amadeo. Junto a él, en Neuquén, estaban sus dos enviados, María Laura Sosa y Esteban Festa, acompañados por el joven Sanmartino.
—Doctor Cruz, puede decirse que usted previó estos hechos cuando dijo que los reclamos de piqueteros y estatales, si bien exagerados, eran justos.
—Sí, Sanmartino, y dije también que había cosas más importantes que los números en rojo.
—Disculpe que lo interrumpa doctor —terció Amadeo desde los estudios en Buenos Aires— aquí se está acusando al gobierno de Castillo de ser un títere de las compañías petroleras. Usted fue su ministro de Servicios Públicos hasta hace unos días, ¿no le parece que se dio cuenta un poco tarde?
El exministro trató de mantener la calma, no estaba acostumbrado al estilo agresivo del periodista porteño.
—Vea, СКАЧАТЬ