Italia oculta. Giuliano Turone
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СКАЧАТЬ Mafia, ‘ndrangheta e camorra. Analisi politica e intervento giudiziario, Franco Angeli, Milán, 1983, pp. 116 ss.; «Tecniche di indagine» (con Giovanni Falcone), en Riflessioni ed esperienze sul fenómeno mafioso, Consiglio Superiore della Magistratura, Roma, 1983, pp. 38 ss.; «Indagini collegate, procure distrettuali e procura nazionale antimafia», en V. Grevi (ed.), Processo penale e criminalità organizzata, Laterza, Roma-Bari, 1993, pp. 141 ss.; «Indagini patrimoniali in materia di criminalità organizzata», en Corso di aggiornamento sulle tecniche di indagine «Giovanni Falcone», vol. IV. Indagini bancarie e patrimoniali, Consiglio Superiore della Magistratura, Roma, 1993, pp. 22 ss.; «Le strategie di contrasto dell’economia criminale (dall’indagine patrimoniale alla confisca dei valori ingiustificati)»: Questione giustizia, 1 (1994); «La investigación de los casos de corrupción a través de las técnicas de seguimiento de la pista de los papeles (following the paper trait)», trad. cast. de J. Fernández Entralgo, en Jueces para la democracia. Información y debate, 26 (1996); «La Europa de los capitales y las fronteras de la acción penal», en P. Andrés Ibáñez (ed.), Corrupción y Estado de derecho. El papel de la jurisdicción, Trotta, Madrid, 1996, pp. 110 ss.

      9.Sobre la evolución y el entonces nuevo perfil de la mafia, sigue siendo una obra de referencia la de Pino Arlacchi, La mafia imprenditrice. L’etica mafiosa e lo spirito del capitalismo, Il Mulino, Bolonia, 1983.

      10.Es el resultado de una investigación iniciada en su momento por el instructor Rocco Chinnici (asesinado por la mafia en 1983) y continuada por los magistrados Giovanni Falcone, Paolo Borsellino, Leonardo Guarnotta y Giuseppe di Lello. Un extracto de lo fundamental del texto (de 40 volúmenes y 8607 páginas en el original) puede verse en Corrado Stajano (ed.), Mafia. L’atto di accusa dei giudici di Palermo, Riuniti, Roma, 1986.

      11.Casos: P2, Sindona, Luciano Liggio. Por eso, Matteo Tonelli, entrevistador de Giuliano Turone, con motivo de la aparición de la edición original, pudo titular algo más que metafóricamente: «Il giudice dei misteri ha riaperto le indagini» («Il venerdì», suplemento de la Repubblica, de 4 de enero de 2019).

      12.En efecto, pues la obra de Turone tiene además esta interesante particularidad. Me refiero al uso, singularmente experto, de una abundantísima documentación judicial, en este caso no orientada a la determinación de la «verdad procesal», sino al desvelamiento de la «verdad histórica». Una tarea intelectual en la que bien puede concurrir la circunstancia de que datos de aquella procedencia que, en el marco de la causa seguida por algún delito, no sirvieron para dar sustento bastante a la hipótesis acusatoria, trasladados a un nuevo contexto e integrados con otros de fuente extrajudicial, puedan servir, sin embargo, para abonar una conclusión contraria, plausible y dotada de un riguroso fundamento historiográfico. Con este modo de operar ha puesto en ejercicio una práctica, sin duda, impensable para el Calamandrei de «El juez y el historiador» (trad. cast. de S. Sentís Melendo, incluido en Estudios sobre el proceso civil, Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1961, pp. 107 ss.). En este clásico trabajo, aquel analiza comparativamente los modos de proceder de cada uno de estos profesionales, subrayando agudamente las analogías y las diferencias. Turone, con su modus operandi, ha inaugurado un cierto tertium genus, que, seguramente, habría suscitado el interés, incluso el asombro del gran jurista florentino. Sobre el asunto de esta nota véanse también las interesantes reflexiones de Michele Taruffo, «Il giudice e lo storico: considerazioni metodologiche»: Rivista di diritto processuale, 3 (1967).

      13.En Storia d’Italia, trad. it. de A. Acquarone, G. Ferrara degli Uberti y M. Sampaolo, Laterza, Roma-Bari, 62011, p. 616.

      14.Entrevista recogida por Corrado Stajano y Marco Fini, La forza della democracia. La strategia della tensione in Italia 1969-1976, Einaudi, Turín, 1977, pp. 169-171.

      15.Por su pertinencia y expresividad, se hace uso del título de la conocida obra de Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina (Siglo XXI, Madrid, 61.a edición, 10.a de España, 1990). Las «máquinas de picar carne humana» —léase aquí: también la de las 85 víctimas mortales y los 200 heridos de la estación de Bolonia y tantas otras de acciones terroristas ejecutadas en Italia— escribe Galeano, «integran un engranaje internacional» (p. 452). Algo sobre lo que, a tenor de la rigurosa información ofrecida por Turone, acerca de las conexiones y financiaciones que hicieron posibles las masacres, no puede caber la menor duda.

      16.Es el modo como Noam Chomsky alude al criterio inspirador de la política exterior, al descarnado ejercicio del imperialismo por parte de Estados Unidos, en el título de uno de sus libros, donde, entre tantos datos expresivos del tenor de aquella, se refiere a la «preocupación» (ciertamente activa y operativa), de sus dirigentes por «los peligros de la política democrática en Francia e Italia», «‘amenazadas’ por la participación de los comunistas en los gobiernos» (en La quinta libertad, trad. cast. de C. Castells, Crítica, Barcelona, 1988, pp. 109 y 306).

      17.Por la viuda de Moro, que testificó en este sentido ante la Comisión parlamentaria, se supo que, en una entrevista con Kissinger celebrada posiblemente el 27 de septiembre de 1974, en ocasión de un viaje oficial a Estados Unidos, este le dijo: «Honorable… debe renunciar a perseguir su proyecto político de llevar a todas las fuerzas del país a colaborar directamente. O renuncia a hacerlo o lo pagará caro. Entiéndalo usted como quiera». Se sabe asimismo que, después de esto, Moro se sintió mal, y tuvo que anticipar el regreso a Italia. Es también elocuente que, por aquella época, Moro hubiera dicho a su alumna Luisa Familiari: «¿Cree que yo no sé que puedo acabar como Kennedy?» (véase Alfredo Carlo Moro, Storia di un delitto annunciato, Riuniti, Roma, 1998, pp. 148-149).

      18.Infra, pp. 354 ss.

      19.«¿Es posible que estéis todos de acuerdo en querer mi muerte por una presunta razón de Estado que alguien malignamente os sugiere, casi como solución de todos los problemas del país?», preguntará Aldo Moro, desde su cautiverio, a Zaccagnini, a la sazón, secretario nacional de la Democracia Cristiana, en carta del 21 de abril de 1978. Carta en la que, más adelante, se lee una severísima y dramática advertencia: «Recordad, y que lo recuerden todas las fuerzas políticas, que la Constitución republicana, como primer signo de novedad, canceló la pena de muerte. Así, queridos amigos, vendría a reintroducirse, sin hacer nada para impedirla, haciendo con vuestra propia energía, insensibilidad y respeto ciego de la razón de Estado, que entre de nuevo, de hecho, en nuestro ordenamiento. He aquí, que, en la Italia democrática de 1978, en la Italia de Beccaria, como en siglos pasados, yo soy condenado a muerte» (cf. L. Sciascia, L’affaire, cit., pp. 88-90). Diametralmente opuesta sería tres años más tarde la actitud del partido ante el secuestro del también político democristiano Ciro Cirillo, por parte de las Brigadas Rojas, cuando sí se pagó un rescate por su liberación.

      20.Aristóteles, Política, ed. bilingüe y trad. de J. Marías y M. Araujo, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989, 1287 b, p. 104.

      21.San СКАЧАТЬ