Italia oculta. Giuliano Turone
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      22.Hans Kelsen, Teoría pura del derecho, trad. cast. de R. J. Vernengo, UNAM, México, 1979, pp. 57, donde da comienzo el parágrafo rotulado: «El derecho como orden coactivo normativo. Comunidad jurídica y ‘bandas de ladrones’».

      23.Desde luego, no es el único caso. Pero la masiva, estructural y sistémica relación del Partido Popular de nuestro país con la corrupción, de cuya ejecutoria al respecto hay aparatosas muestras en todos los territorios en los que ha tenido presencia con responsabilidades de gobierno, es un desolador motivo para la reflexión. Una buena razón para preguntarse por la clase de estímulos y la calidad de la cultura que los protagonistas de tal inabarcable número de acciones criminales han podido difundir en el interior de las instituciones y en el entorno social. Y más, en vista de las actitudes negacionistas de los primeros responsables de esa formación, empeñados en ignorar con llamativa desvergüenza lo evidente, o tratando de rebajar su significación con el manoseado «de eso hace ya mucho tiempo».

      24.Véase Poderes salvajes. La crisis de la democracia constitucional, trad. y prólogo de P. Andrés Ibáñez, Trotta, Madrid, 22013, pp. 45-46, nota 2. «La expresión ‘poderes salvajes’» —dice Ferrajoli— «alude claramente a la ‘libertad salvaje y sin ley’ de la que habla Kant como poder del más fuerte, en cuanto no sujeto a límites y a reglas, que inevitablemente se afirma en el estado de naturaleza, por la falta de los límites jurídicos que caracterizan al ‘estado jurídico’ o de derecho» (I. Kant, Principios metafísicos de la doctrina del derecho, § 47, en La metafísica de las costumbres, trad. de A. Cortina y J. Conill, Estudio preliminar de A. Cortina, Tecnos, Madrid, p. 146; ibid., pp. 45-46, nota 2).

      25.Cierto que estas tampoco han sido del todo ajenas al odioso fenómeno del terrorismo de Estado. Ahí están los GAL y el caso Lasa y Zabala, en España; la voladura del Rainbow Warrior de Green Peace en Nueva Zelanda por militares franceses; los múltiples episodios de la guerra sucia contra el IRA, en Gran Bretaña.

      26.Las que conforman «el otro [país] intacto y limpio», al que se refiere Pasolini, en «La novela de los atentados», publicado inicialmente en Corriere della Sera, de 14 de noviembre de 1974, ahora en Escritos corsarios, cit., p. 111.

      27.Y sombra que no acaba de disiparse: «Los mandantes de las masacres de ‘aquellos años de plomo’ estuvieron, y desgraciadamente están, protegidos por el Estado republicano nacido de la Resistencia: aún en 2017, los parientes de las víctimas de las matanzas de la estación de Bolonia del 2 de agosto de 1980—85 muertos y 200 heridos— se ausentaron cuando tomó la palabra el representante del Gobierno, porque todavía siguen cubiertos por el secreto de Estado los documentos que podrían hacer luz sobre los mandantes de la mayor masacre de la historia republicana: y habían pasado 37 años» (Mario G. Losano, Norberto Bobbio. Una biografia culturale, Carocci editore, Roma, 2018, p. 148).

      PRÓLOGO

       Corrado Stajano

      Una historia negra. Una historia desgraciadamente verdadera esta de Giuliano Turone, Italia oculta, donde todo está minuciosamente documentado mediante diligencias judiciales, sentencias, autos, confesiones, interrogatorios, testimonios, pericias balísticas, atestados, quizá infravalorados o no comprendidos en su momento, aquí, en cambio, analizados con la paciencia del escritor que a menudo, como magistrado, estuvo en el centro de lo que relata. No es una autobiografía. Si no se conocen los hechos, solo cabe detectar la presencia y la función del autor por alguna minúscula nota a pie de página, justo lo contrario de la exhibición.

      El protagonista de las vicisitudes narradas es un país enfermo, a menudo moribundo, una ciénaga no desecada donde en los setenta-ochenta del siglo pasado, del atentado de Piazza Fontana al asesinato de Moro, a la masacre de la estación de Bolonia, se desencadenó un pandemonio, matanzas, asesinatos, complots, intentos de golpe de Estado. En una alianza, esta sí novelesca, entre política y criminalidad se desprenden de estas páginas los personajes más diversos, ministros, bandidos, hermanos, presidentes de Gobierno, presidentes de la República, aventureros, terroristas, provocadores, jefes mafiosos, jueces corruptos, agentes secretos, implicados en el doble juego, sicarios, generales desleales que deshonraron su uniforme. Un Triunfo de la muerte capaz de dar envidia a Pieter Brueghel el Viejo. Luego está la otra Italia que, con esfuerzo, se mantuvo firme, a la que el libro está dedicado, representada aquí por Tina Anselmi, presidenta de la Comisión de investigación de la logia P2, el coronel de la Guardia di Finanza (GF) Vincenzo Bianchi, el comisario de policía Pasquale Juliano, el general de carabineros Giorgio Manes, el juez Giancarlo Stiz, simplemente, «Servidores de la República».

      En el libro de Turone los hechos no siguen una aparente continuidad temporal. Italia oculta está construida con fragmentos: la logia P2; Michele Sindona, el banquero quebrado asesino, un día definido por Andreotti «el salvador de la lira»; Giorgio Ambrosoli, el abogado que pagó con la vida su honestidad; Piersanti Mattarella y su homicidio en Palermo; las masacres de los trenes; el proceso Pecorelli.

      Estos fragmentos y tantos otros se recomponen naturalmente en un diseño de conjunto sobre la estrategia pensada y ejecutada por los enemigos de la República: cancelar la Constitución, destruir la democracia que costó tanta sangre y tanto dolor.

      «Cuántas historias. La P2 no fue más que un club de caballeros», dijo en varias ocasiones el ex presidente del Gobierno Silvio Berlusconi (carnet 1816 de la logia). Y Gelli, años después, en 2008, en tiempos del último gobierno Berlusconi, devolviéndole el favor, reivindicó con orgullo la paternidad del «Plan de resurgimiento democrático» para la logia P2 con estas palabras: «Pena no haberlo depositado en la SIAE [Sociedad Italiana de Autores y Editores] por los derechos: todos se han inspirado en él: el único que puede llevarlo adelante es el actual presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi».

      Los entonces jueces instructores Giuliano Turone y Gherardo Colombo, responsables de la investigación sobre la P2, habían llegado a Gelli tras la muerte de Giorgio Ambrosoli, asesinado por la mafia cerca de la iglesia de San Vittore, en el centro de Milán. En una agenda intervenida a Sindona en Estados Unidos, en 1979, remitida luego a Italia, figuraban todas las direcciones de Licio Gelli, hombre de negocios de Arezzo conocido de la policía. Entre otras, la ignorada de una empresa de vestimenta masculina, la Giole, del grupo Lebole, en Castiglion Fibocchi, en la provincia de Arezzo, donde el 17 de marzo de 1981 se produjo la famosa entrada y registro del Núcleo Regional de Policía Tributaria de la GF. A infundir sospechas había contribuido también, meses antes, la clamorosa entrevista de Mauricio Costanzo (carnet 1819 de la logia) publicada en el Corriere della Sera el 5 de octubre de 1980. Su título: «Habla, por vez primera, el ‘señor P2’».

      Un manifiesto publicitario. Una toma de posición cargada de mensajes codificados. Una advertencia amenazadora.

      En su libro, Turone está también atento a los particulares más diminutos, útiles para la comprensión del clima de esa época. Como el atestado de la entrada y registro en la Giole escrito por el mariscal Francesco Carluccio: la secretaria de Gelli, Carla Venturi, que trató de hacer desaparecer la llave de la caja fuerte, el estupor del suboficial al abrirla y encontrarse con listados, documentos, correspondencia y, en una maleta, las carpetas con nombres inimaginables, ministros, generales y almirantes, jefes de los servicios secretos, gobernadores, parlamentarios, СКАЧАТЬ