Encuentro Con Nibiru. Danilo Clementoni
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Название: Encuentro Con Nibiru

Автор: Danilo Clementoni

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Научная фантастика

Серия:

isbn: 9788873047421

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СКАЧАТЬ con el pulgar y el índice. «¿Cómo se lo han tomado?»

      Â«Digamos que, después de la sorpresa inicial, creo que han reaccionado muy bien.» Azakis hizo una breve pausa, después dijo muy serio. «Les hemos propuesto utilizar el toroide con el superfluido»

      Â«Â¿El toroide?» exclamó su interlocutor poniéndose en pie con un salto que hubiera dado envidia a cualquier chaval. «Pero si no se ha podido probar a pleno rendimiento. ¿Recuerdas lo que sucedió la última vez, verdad?. Con ese artefacto podríamos crear una fluctuación gravitacional incontrolada y también está el riesgo de crear, incluso, un pequeño agujero negro.»

      Â«Lo se, lo se.» replicó sumisamente Azakis. «No creo que haya otra alternativa. Esta vez, si no usamos métodos drásticos, la transición de Kodon podría resultar fatal para los terrestres»

      Â«Â¿Qué has pensado?»

      Â«El encuentro de las órbitas de los dos planetas será, más o menos, dentro de siete días. Deberías preparar el toroide y traerlo aquí por lo menos un día antes»

      Â«No es mucho tiempo, ¿lo sabes?»

      Â«Debes dejarme un margen de tiempo para ponerlo en posición, para configurarlo y para proceder a la activación»

      Â«Tengo un mal presentimiento» dijo el Anciano mientras se pasaba una mano entre los blancos cabellos..

      Â«Petri es como es. Todo irá bien»

      Â«Sois dos muchachos muy inteligentes, no tengo ninguna duda pero tened cuidado. Ese artefacto se puede convertir en un arma mortífera»

      Â«Intenta que llegue a tiempo, nosotros nos ocuparemos del resto. No te preocupes»

      Â«Muy bien. Hablaremos en cuanto todo esté preparado. Buena suerte»

      La cara de su superior desapareció del monitor que volvió a mostrar las mismas ondas multicolores del principio.

      Azakis se levantó lentamente de la incómoda butaca y permaneció un rato con las manos apoyadas sobre el plano de la estrecha consola. Miles de pensamientos llenaban su mente y, mientras un ligero estremecimiento le recorría la espalda, tuvo la sensación de que estaban a punto de meterse en un montón de problemas.

      Â«Zak» exclamó alegremente su compañero de aventuras cuando lo vio salir de la cabina H^COM. «¿Qué dijo el viejo?»

      Azakis estiró un poco los brazos y dijo tranquilamente. «Nos ha dado el permiso. Si todo sucede como lo hemos planeado tendremos el toroide, o mejor el Newark, el día anterior a la transición»

      Â«Espero que lo consigamos. No será fácil configurar ese aparato en tan poco tiempo»

      Â«Â¿Por qué te preocupas, amigo mío?» replicó sonriendo ligeramente Azakis. «En el peor de los casos abriremos una distorsión espacio temporal que succionará la Tierra, Kodon, Nibiru y todos los otros satélites al mismo tiempo»

      Los dos terrestres, que estaban un poco apartados pero que no se habían perdido ni una sílaba de la conversación, quedaron petrificados.

      Â«Â¿Pero qué estáis diciendo?» consiguió balbucear Elisa mientras lo miraba estupefacta. «¿Distorsión espacio temporal? ¿Succión? ¿Estáis diciendo que si este plan no funcionase seremos los artífices de la destrucción de nuestro pueblo y del vuestro?»

      Â«Bueno, es un poco arriesgado» contestó con tranquilidad Azakis.

      Â«Â¿Un poco arriesgado? ¿Y nos lo dices así, con total calma y serenidad, sin ni siquiera inmutarte? Tú debes estar loco, y nosotros todavía más.»

      Â«Cálmate, tesoro» intervino Jack cogiéndola por los hombros y mirándola directamente a los ojos. «Son mucho más inteligentes que nosotros, están más preparados y si han decidido seguir este camino no podemos hacer otra cosa que apoyarles y darles todo el apoyo que sea posible.»

      La doctora dejó escapar un suspiro y luego dijo. «Tengo que sentarme. Demasiadas emociones por hoy. Si todo discurre como has dicho me da algo»

      Jack la cogió del brazo y la acompañó hasta la butaca más cercana. Elisa, emitiendo un leve gemido, se dejó caer encima como si fuese un peso muerto.

      Â«Quizás hemos reducido demasiado el porcentaje de oxígeno en el aire» susurró Azakis a su compañero.

      Â«He intentado que fuese lo más compatible posible para todos y evitar así el uso de esos antipáticos aparatos respiratorios»

      Â«Lo se, amigo mío, pero temo que ellos se están resintiendo demasiado»

      Â«OK. Voy a variar el porcentaje. Nosotros podemos adaptarnos más fácilmente.»

      El coronel, en cambio, no parecía resentirse en absoluto y estaba más pimpante que nunca. La acción y el riesgo era el pan suyo de cada día y en situaciones similares se encontraba como pez en el agua. «Bien» exclamó mientras se ponía debajo de la imagen tridimensional de Newark que destacaba majestuosa en medio de la habitación. «Este invento puede salvarnos a todos o llevarnos a la destrucción absoluta»

      Â«Un análisis muy conciso pero veraz» comentó Azakis.

      Â«Llegados a este punto» dijo el coronel con tono serio y voz profunda «creo que ha llegado el momento de avisar al resto del planeta de la inminente catástrofe»

      Â«Â¿Cómo piensas hacerlo?» preguntó Elisa desde la butaca. «¿Cogemos el teléfono, llamamos al presidente de los Estados Unidos y le decimos: “Buenos días presidente. ¿Sabe que estamos en compañía de dos alienígenas que nos han dicho que dentro de unos días llegará un planeta que nos va a destruir a todos?”»

      Â«Como mínimo hará que rastreen la llamada, hará que vengan a por nosotros y nos meterá en el manicomio» replicó Jack sonriendo.

      Â«Â¿No tenéis un sistema de comunicación global como nuestra Red?» preguntó intrigado Petri al coronel.

      Â«Â¿Qué entiendes por Red?»

      Â«Es un sistema de interconexión general que es capaz de memorizar y distribuir el Conocimiento a nivel planetario. Todos nosotros podemos acceder a ella mediante un sistema neuronal N^COM que en el momento de nacer se nos implanta directamente en el cerebro. Existen diversos niveles de conocimiento»

      Â«Genial» exclamó Elisa asombrada, después continuó diciendo «En realidad nosotros tenemos un sistema parecido. Lo llamamos Internet pero estoy segura que no hemos llegado a vuestro nivel»

      Â«Â¿No sería posible utilizar vuestro “internet” para mandar un mensaje a todo el planeta?» preguntó con curiosidad Petri.

      Â«Bueno, СКАЧАТЬ