Название: Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global
Автор: John Smith
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789874066046
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¿Cuándo fue la primera vez que la empleó y formuló Marini?
Muy probablemente haya sido en el artículo “Subdesarrollo y revolución en América Latina”, escrito, según él mismo recuerda en su propia Memoria (redactada en 1990 a pedido de la Universidad de Brasilia), en respuesta a una solicitud de la revista cubana Tricontinental.
Esa publicación emblemática se había fundado en La Habana el 16 de abril de 1967, cuando la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina [OSPAAAL] editó en un suplemento especial el texto íntegro del histórico “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental” del Che Guevara, en un folleto cuya página introductoria anunciaba la cercana salida de la revista. En ese texto con que se funda la revista Tricontinental, Ernesto Guevara afirmaba: “En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales —instrumentos de dominación—, armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta”. La misma tesis se reitera varias veces en el texto del Che, ubicando en la explotación de los “territorios dependientes” la base de sustentación del imperialismo como sistema mundial (Guevara [1967] 1970, T. 2: 588, 594, 597).
Recordemos que la OSPAAAL, de donde surge dicha publicación que sigue existiendo hasta hoy en día, se gestó en enero de 1966 en la Conferencia Tricontinental de La Habana, donde acudieron todas las corrientes revolucionarias y organizaciones marxistas del mundo, incluyendo las agrupadas en torno a la Unión Soviética, las que se sentían afines y simpatizantes de la República Popular China, las que promovían la solidaridad con Vietnam (por entonces dividido, invadido y en guerra con tropas norteamericanas) y Corea (del Norte, dividida luego de una guerra sangrienta ante la invasión del imperialismo estadounidense), la inmensa mayoría de quienes luchaban contra el neocolonialismo y el apartheid en África y las insurgencias latinoamericanas en sus diferentes tendencias, variantes y colores. Dato histórico más que relevante para tomar en cuenta la inscripción política en el seno de la cual nace la versión marxista más radical de la teoría marxista de la dependencia (TMD) y sus principales categorías analíticas. Hecho histórico habitualmente “olvidado” o ninguneado en las historiografías académicas de la teoría de la dependencia que, en primer lugar, despolitizan interesadamente su objeto de estudio suprimiendo esa gestación histórica y en segundo lugar, desplazan el supuesto origen de dicha teoría exclusivamente a la producción de Cardoso y Faletto, infinitamente más moderada, alejada del marxismo teórico, ajena a los movimientos políticos revolucionarios del Sur Global y en gran medida apologética de las burguesías.
La revista Tricontinental publica el trabajo original de Ruy Mauro Marini en su número séptimo, en julio-agosto de 1968. Menos de medio año más tarde, en abril de 1969, lo reproduce la célebre revista marxista y antiimperialista de Estados Unidos Monthly Review n.º 61, en su edición en castellano (por entonces desplazada en su impresión a Chile, debido al golpe de Estado de 1966 en Argentina).
En dicho artículo, en gran medida fundacional, Marini define el concepto teórico de superexplotación superando la estrechez del economismo, extendiéndolo y ampliándolo hacia otros ámbitos de la vida social: “La superexplotación del trabajo constituye así el principio fundamental de la economía subdesarrollada, con todo lo que implica en materia de bajos salarios, falta de oportunidades de empleo, analfabetismo, desnutrición y represión policíaca” (Marini [1968] 1969: 38, 47). En dicho trabajo pionero, coincidiendo con el análisis del Che Guevara, Marini llega a sostener incluso que el imperialismo se funda en la superexplotación del trabajo de las sociedades subdesarrolladas y dependientes (Marini [1968] 1969: 51), tesis radical que reactualiza la “olvidada” y herética formulación de Lenin sobre la superexplotación de los pueblos indígenas y coloniales, escándalo de presuntos “marxistas ortodoxos” y horror para todo el revisionismo eurocéntrico y occidentalista de ayer y de hoy (Lenin [1907] 1960,
T. 13: 71), ya que tanto para “ortodoxos” como para “revisionistas” eurocéntricos, la superexplotación sería un derivado necesario e inevitable producto de “la falta de capitalismo” y de la debilidad en el desarrollo de las fuerzas productivas que generaría como lógica consecuencia sistémica una productividad menor que en los capitalismos centrales e imperialistas.
En su libro Subdesarrollo y revolución de 1969, Marini vuelve sobre la categoría, enriqueciéndola y complejizándola, señalando que en las economías capitalistas periféricas se produce “la ruptura de la relación entre la remuneración del trabajo y su valor real, o sea, entre lo que se considera como tiempo de trabajo necesario y las necesidades de subsistencia planteadas efectivamente por el obrero [...] En este último caso, la fuerza de trabajo se estará remunerando a un precio inferior a su valor real, y el obrero no estará sometido tan solo a un mayor grado de explotación, sino más bien es objeto de una superexplotación” (Marini [1969] 1977: 115-116). De todos esos antecedentes, volcados posteriormente en Dialéctica de la dependencia, se nutre su reflexión sobre la superexplotación como categoría central de la actual crítica de la economía política.
En Dialéctica de la dependencia, Marini trata de identificar dos determinaciones centrales de la superexplotación: (a) “el aumento de la intensidad del trabajo” (lo cual no puede identificarse con el plusvalor absoluto) y (b) “que la fuerza de trabajo se remunere por debajo de su valor real” (Marini [1973] 1987: 42, 92-93).
Bolívar Echeverría, un pensador que no pertenece a la escuela de la TMD, pero con una abrumadora erudición en torno a Marx y El Capital, coincidió sobre la importancia central de dicha categoría para la crítica contemporánea de la economía política, volviendo sobre esas dos determinaciones centrales de la misma: “el desgaste cotidiano excesivo de la fuerza de trabajo” y “la insuficiencia del salario respecto de las necesidades del trabajador” (Echeverría [1978] 1986: 126-127).
Dentro de la TMD infinidad de autores y autoras han coincidido en que esa categoría es la principal de todas las formuladas por Marini (Traspadini y Stedile, en Marini 2005: 34; Osorio 2009: 27-28, 109; Sotelo Valencia 2012: 115).
Lo cierto es que en Dialéctica de la dependencia esa categoría no está “suelta” ni formulada en abstracto, al margen de todo el resto de hipótesis que propone Marini.
Por momentos, Marini la formula como parte del núcleo esencial y determinante del imperialismo y la dependencia. Tal es así que afirma: “Es en este sentido que la economía dependiente —y por ende la superexplotación del trabajo— aparece como una condición necesaria del capitalismo mundial [...] (Marini [1973] 1987: 91). Mientras que en otros pasajes de su obra, la ubica como una derivación lógica del flujo de capital y plusvalor propio del intercambio desigual, caracterizándola como “un mecanismo de compensación” para las burguesías de las formaciones económico sociales dependientes, periféricas y subdesarrolladas (Marini [1973] 1987: 38). Esta doble caracterización de Marini sobre la categoría es lo que probablemente ha abierto mayores debates en las y los continuadores de esta escuela de pensamiento e investigación marxista.
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