Название: Santa María de Montesa
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Nexus
isbn: 9788491345107
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5. En efecto, a la solicitud real el papa respondía mediante la bula Inter cetera de 28 de abril de 1327 con una contundente negativa que reiteró más tarde en la Litteras regias de 1331, justo cuatro años después. Los argumentos eran demoledores: una nueva orden, para cuya constitución los plazos concedidos por Clemente V habían sido superados, tenía una más que discutible utilidad, probablemente no mayor que la que pudiera ofrecer la Orden del Hospital, a la que teóricamente ya se habían transferido los bienes del Temple. Philippe Josserand resume bien toda la problemática en torno a este frustrado intento y contribuye a aclarar la cronología de la cuestión; en Ph. Josserand: Église et pouvoir..., pp. 81 y 625-626.
6. S. de Moxó: «Relaciones entre la Corona y las Órdenes Militares en el reinado de Alfonso XI», en VII Centenario del Infante Don Fernando de la Cerda, Instituto de Estudios Manchegos, 1976, p. 129; véase asimismo Carlos de Ayala Martínez: «Un cuestionario sobre una conspiración. La crisis del maestrazgo de Calatrava en 1311-1313», Aragón en la Edad Media, XIV-XV, 1999, pp. 73-89. El tema de las fortalezas fronterizas había sido ya objeto de queja por parte del propio maestre ante la corte real desde el comienzo de su gobierno: a finales de 1298 Fernando IV se había visto obligado, a instancias de García López de Padilla, a ordenar a las autoridades locales que impidieran a mercaderes no autorizados por el maestre negociar con el azogue de los pozos de Almadén, porque eran precisamente sus rentas las que la Orden destinaba a la retenencia de sus castillos fronterizos (A. Benavides: Memorias de don Fernando IV de Castilla, Madrid, 1860, II, doc. cxxviii, pp. 178-179). Por otro lado, había ya antecedentes de relajación de la Orden en este punto. En diciembre de 1303, y en nombre del papa, un cardenal de la curia solicitaba del maestre que acogiese nuevamente en la milicia, tras la correspondiente penitencia, a un freire acusado de haber dejado perder un castillo a manos de los musulmanes; el freire, ausente, había dejado la fortaleza a un pariente suyo, y este la había entregado a los musulmanes huyendo después a su tierra (AHN, OOMM, Calatrava, carp. 445, doc. 68).
7. C. de Ayala Martínez: «La Corona de Castilla y la incorporación de los maestrazgos», Militarium Ordinum Analecta, 1, 1997, pp. 257-290; C. de Ayala Martínez: «Las órdenes militares y los procesos de afirmación monárquica en Castilla y Portugal (1250-1350)», en As relações de fronteira no século de Alcanices. IV Jornadas Luso-Espanholas de História Medieval. Actas, Oporto, 1998, vol. II, pp. 1279-1312; C. de Ayala Martínez: Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV), Madrid, Marcial Pons, 2003, pp. 714-716.
8. Monumenta Henriciana, I (73 y 74), Coimbra, 1960, pp. 150-160; C. de Ayala Martínez: «La escisión de los santiaguistas portugueses. Algunas notas sobre los establecimientos de 1327», Historia. Instituciones. Documentos, 24, 1997, pp. 53-69; L. Filipe Oliveira: «As definições da Ordem de Avis de 1327», en I. C. Ferreira Fernandes (coord.): As Ordens Militares. Freires, Guerreiros, Cavaleiros. Actas do VI Encontro sobre Ordens Militares, GESOS, Municipío de Palmela, Palmela, 2012, I, pp. 371-388.
9. Lo hizo en concreto el abad de San Pedro de Gumiel por delegación del de Morimond. También hubo mediación por parte de la Orden de Santiago: AHN, OOMM, Registro de Escrituras de la Orden de Calatrava (REOC), IV, 1344 C, ff. 219-222r. Más tarde intervendría también el maestre de Alcántara. A. Benavides: Memorias de don Fernando IV..., II, doc. clxxvi, pp. 241-242.
10. J. F. O’Callaghan: «The Affiliation of the Order of Calatrava with the Order of Cîteaux», Analecta Sacri Ordinis Cisterciensis, XVI (1960), en especial pp. 256-261 (reed. íd., The Spanish Military Order of Calatrava and its Affiliates, Londres, 1975, I); C. de Ayala: «Un cuestionario sobre una conspiración...», pp. 73-82. Sobre el inusual título de «maestre por la gracia de Dios», véase B. Casado Quintanilla: «Intitulatio y directio en la documentación de Calatrava», Cuadernos de Estudios Manchegos, 19, 1990, p. 42. Cit. Ph. Josserand: Église et pouvoir..., p. 533.
11. M. T. Ferrer Mallol: Entre la paz y la guerra. La corona catalano-aragonesa y Castilla en la baja Edad Media, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2005, pp. 27 y ss.
12. El hecho de que en plena ocupación de Murcia por las tropas de Jaime II, este, en 1298, concediera a García López de Padilla seguridades para los miembros y propiedades de la Orden en tierras aragonesas pudo no ser bien comprendido en la corte castellana (I. J. de Ortega y Cotes, J. F. Álvarez de Baquedano y P. de Ortega Zúñiga y Aranda: Bullarium Ordinis Militiae de Calatrava, Madrid, 1761 [ed. facs., Barcelona, 1981], p. 738, en adelante BC), y menos aún que Jaime II reconociera la lealtad del maestre castellano que actuaba en febrero de 1300 de auténtico «confidente» político del monarca aragonés; en aquella ocasión Jaime II se dirigía al maestre en contestación a la carta que este previamente le había mandado, reconociendo su lealtad. A. Giménez Soler: Don Juan Manuel. Biografía y estudio crítico, Zaragoza, 1932, doc. xxiii, p. 243. Poco después, en febrero de 1304, era el propio maestre quien, en consideración del afecto que Jaime II y sus antecesores habían mostrado hacia la Orden, confería vitaliciamente al infante don Juan, hijo del monarca aragonés, cuantos lugares, rentas y posesiones tenía la milicia calatrava en tierras italianas de Apulia, Principado y Romaña (Pedro Carlos Picatoste Navarro: «Intereses transalpinos de Jaime II en la época de conquista del reino de Murcia. La donación de los calatravos al infante Juan en 1304», en Jaime II, 700 años después, Alicante, 1997, pp. 463-464). Frente a estos datos, apenas resultan significativos indicios aislados que denotan algún tipo de fricción entre el maestre y el rey Jaime. Sirva de ejemplo la protesta que en junio de 1300 cursa ante la corte el subcomendador de Alcañiz y un procurador del maestre calatravo por la participación de los vecinos de Alcañiz y sus aldeas en la hueste del rey junto con los de Teruel, sin contar con el preceptivo permiso del maestre (AHN, OOMM, REOC, IV, 1344 C, f. 244).
13. La concesión incluía autorización para enajenar bienes, y sería confirmada por el abad de Morimond en el transcurso de su estancia en la Península en 1307: AHN, OOMM, Calatrava, carp. 462, docs. 182 y 185. Con todo, no era este el único medio que encontró el maestre para blindar posiciones. Sabemos que más adelante, en 1311, López de Padilla se comprometía a entregar anualmente dos caballos al cardenal Pietro Colonna, protector de la Orden en la curia pontificia, con el fin de facilitar la defensa de sus causas. AHN, OOMM, REOC, V, 1345 C, f. 86r. Cit. Ph. Josserand: Église et pouvoir..., pp. 128-129, n. 180. Otro cardenal, Francisco de Santa María in Cosmedin, acogía ese mismo año bajo su protección a las personas y bienes de la Orden de Calatrava (BC, p. 164).
14. AHN, OOMM, Calatrava, carp. 462, doc. 179. Cit. Ph. Josserand: Église et pouvoir..., p. 291, n. 334.
15. Se trataba, en cualquier caso, de una ofensiva conjunta de castellanos y aragoneses contra el emir de Granada. Lo cierto es que en ella contamos con claros testimonios de la participación de la Orden de Calatrava. Cuando las Cortes de Madrid, en las que se votaron los correspondientes servicios, aún no habían concluido, el maestre García López de Padilla había protagonizado una acción de cierta resonancia contra el arráez СКАЧАТЬ