Название: Santa María de Montesa
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Nexus
isbn: 9788491345107
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44. El 11 de septiembre de 1319 el clavero frey Erimán de Eroles encargó al oficial real Berenguer de Cardona la percepción de rentas en las villas y lugares ya en poder de la Orden (AHN, SOM, Perg., Montesa, P 738; ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, doc. 41, f. 52r-v); el mismo día Vidal de Vilanova requirió al propio delegado real para que también actuara en aquellas otras sobre las que Montesa todavía no ejercía su dominio y que, por tanto, seguían dependiendo de la monarquía (ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, doc. 42, ff. 52v-53r).
45. ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, referencia en doc. 6, f. 2v.
46. ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, doc. 6, f. 2v.
47. ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, referencia en doc. 74, ff. 74r-75r.
48. AHN, SOM, LM, Montesa, 820C, doc. 5, ff. 3v-4r; transcrito en V. Ferran y Salvador: El castillo de Montesa..., doc. 17, pp. 186-187.
49. El infante Jaime había renunciado a sus derechos sucesorios en favor de su hermano Alfonso el 22 de diciembre de 1319. Entró entonces en la Orden del Hospital de la mano de Arnaldo de Soler, dignatario a la sazón de dicho instituto. Una vez convertido este en maestre de Montesa, admitió al infante en la orden el 20 de mayo de 1320 (J. E. Martínez Ferrando: Jaime II de Aragón. Su vida familiar, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1948, vol. I, pp. 94 y 96-97); de dicha ceremonia informó al monarca (AHN, SOM, LM, Montesa, 820-C, doc. 7, f. 5r-v). Con independencia de que Jaime II pudiera haber dirigido este movimiento, lo cual parece lo más lógico, este es un signo más de la cercanía del nuevo instituto al monarca.
50. ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, doc. 154, ff. 123v-124v.
51. ARV, Clero, leg. 895, caja 2357, Prot. PLB, doc. 204, f. 168v.
52. H. de Samper: Montesa Ilustrada, vol. II, p. 460; J. de Villarroya: Real Maestrazgo de Montesa, vol. 1, pp. 153-154 y 168. Para las referencias archivísticas al capítulo de 25 de mayo de 1330, vid. supra, n. 1. Un esquema gráfico de la distribución de las rentas acordadas en el capítulo, en L. García-Guijarro Ramos: Datos para el estudio de la renta feudal de Montesa en el siglo XV, Valencia, Institución Alfonso el Magnánimo, 1976, cuadro I, p. 133.
53. Sobre los avatares del infante Juan, vid. J. E. Martínez Ferrando: Jaime II de Aragón. Su vida familiar..., vol. I, pp. 141-151.
54. Un análisis de este diseño, que permitió la existencia de órdenes propiamente dichas, en L. García-Guijarro Ramos: «Commanderies and Military Orders in the medieval Iberian peninsula: A conceptual overview», en M. Rojas Gabriel (ed.): La conducción de la guerra en la Edad Media: historiografía y otros estudios, Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, en prensa.
55. Los comendadores eran los encargados de los distritos de Peñíscola, Sueca, Tenencia de las Cuevas, Chivert, Burriana, Tenencia de Culla, Perpuchent, Onda, Villafamés, Ares y Ademuz-Castellfabib.
56. AHN, SOM, Perg., Montesa, P 908. El número total de freires citados es de quince, pero frey Sanz Pérez del Ros no era conventual, sino comendador de Burriana, probablemente en visita al convento central en ese momento.
LA ORDEN DE CALATRAVA EN EL CONTEXTO DEL NACIMIENTO DE MONTESA
Carlos de Ayala Martínez Universidad Autónoma de Madrid
PLANTEAMIENTO
El nacimiento de la Orden de Montesa es obviamente consecuencia directa del proceso de disolución del Temple. Pero esta evidente asociación resulta insuficiente a la hora de explicar aquel nacimiento. Detrás de la disolución del Temple, y por tanto del nacimiento de la Orden de Montesa, hay todo un conjunto de circunstancias, un contexto que nos obliga a ampliar un poco el foco de análisis y que, en definitiva, constituye la trama explicativa para el estudio de todas las órdenes militares en el decisivo primer tercio del siglo XIV.
Esa trama explicativa se articula sobre la base de tres procesos distintos pero que afectan a todas y cada una de las órdenes militares:
1. El cuestionamiento de su papel a raíz del fracaso de las cruzadas tras la caída de Acre en 1291, un cuestionamiento generalizado que se traduce en críticas, advertencias y proyectos de reforma.
2. La voluntad generalizada entre las monarquías de Occidente de acelerar procesos de integración política que apuntaban directamente a las órdenes militares y que aspiraban a su control por parte de las respectivas coronas.
3. La intensificación de la tensión interna en cada una de las órdenes militares, orientada hacia una redefinición de sus estructuras en la que el protagonismo nobiliario adquiere cada vez mayor presencia.
Este cuadro que afecta al conjunto de las órdenes militares puede ejemplarizarse en una de ellas, la de Calatrava, que a lo largo de este primer tercio del siglo XIV vive con intensidad una dinámica conflictiva coincidente con el largo y complejo maestrazgo de García López de Padilla (1297-1336), y en la convendrá contextualizar, y en buena parte explicar, el nacimiento de la Orden de Montesa.
CRÍTICAS Y FÓRMULAS ALTERNATIVAS
Las críticas a las órdenes militares son antiguas, anteriores a la caída de Acre. Ya eran una realidad después de la derrota de Hattin, e incluso con anterioridad,1 pero es cierto que a raíz de aquel acontecimiento, el de la caída de Acre, esas críticas arreciaron y se tradujeron en búsqueda de fórmulas alternativas que devolvieran su eficacia a las milicias.2 La más conocida de todas ellas, y que involucra a la Orden de Calatrava, es el proyecto luliano de la Orden de la Milicia formulado en 1305. Todas las órdenes militares, empezando por templarios y hospitalarios y acabando en todas las peninsulares, se reunirían bajo el liderazgo de un bellator rex, un hijo de rey que debería acabar ciñendo la corona de Jerusalén.3
Estos proyectos nunca se materializaron, desde luego no en lo que se refiere a las órdenes militares peninsulares, y de manera muy imperfecta y lenta por lo que respecta a Temple y Hospital, cuando la disolución de la primera en 1312 comportó el teórico traspaso de sus bienes a la del Hospital. La razón del fracaso es que los reyes occidentales no veían con buenos ojos la concentración de tanto poder en una sola institución, a menos que quedara bien clara su directa dependencia respecto a la Corona.
Los papas, que habían defendido algunos de estos proyectos de unificación, hubieron de plegarse a la negativa de los reyes, pero eso no les impidió que intensificaran sus críticas sobre la ineficacia de las órdenes militares. De hecho, en 1320, ante los rumores СКАЧАТЬ