Tomar el control. Javier Urra
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Название: Tomar el control

Автор: Javier Urra

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9788426733894

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СКАЧАТЬ estrategias de afrontamiento centradas en la emoción y el problema. Brindemos apoyo social, opciones de tratamiento integrales y servicios de reducción de daños para abordar el uso de sustancias relacionado con el estrés.

      Se ha comprobado que el uso ampliado de telesalud para brindar tratamiento para afecciones de salud mental ayuda a reducir las secuelas de la COVID-19.

      Por otro lado, para promover la salud, resulta contraproducente estar emitiendo constantemente por los medios de comunicación lo que hace mal la población, pues reduce los comportamientos positivos entre las personas que ya se involucran en ellos.

      Con respecto a los profesionales, no hay que hipertrofiar los problemas; el ser humano tiene muchos sistemas defensivos, incluso ante hambrunas, guerras y pandemias.

      Alertamos del riesgo de publicar como datos contrastados, veraces, ciertos, fiables, creíbles, los que nacen de las interesantes pero subjetivas encuestas.

      Nadie niega los disturbios psicoemocionales, la generalizada vulnerabilidad psicosocial, pero no es menos cierto que la reacción ha resultado expandida al ser afectada también la sociedad rica del mundo. Hay exceso de información, mucho ruido. Esta es una sociedad en que se utilizan con poco rigor términos muy serios, como «estoy deprimido». Algunos colegas alertan con cierta sorna de que quizás hay realmente más estrés pretraumático que estrés postraumático.

      Padecer el confinamiento no conlleva estrés postraumático; otra cosa es el caso de los enfermos que han estado con respiradores.

      No lo comparto plenamente, pero hay quien prevé la posibilidad de un tsunami de trastornos psicopatológicos provocados por la pandemia si se agravan las continuadas olas de COVID-19 o los confinamientos.

      En lo que sí coincidiremos es en que hay que seguir apoyando la aplicación de medidas de ámbito comunitario para fortalecer la cohesión social y mitigar los sentimientos de soledad de las personas más vulnerables, como los ancianos.

      Desde la psicología, disciplina entre la biología y la cultura, cuyo objeto es la persona, con sus interrelaciones, reacciones, elaboraciones, interrogantes, conductas, sentimientos, pensamientos, espiritualidad… no esperamos una pandemia psicológica después del coronavirus. Eso sí, es buen momento para interrogarse sobre la concepción de lo que somos, para plantearnos nuestro devenir, para educar y educarse en el cuidado, para avanzar en el camino hacia la madurez personal, alcanzando el compromiso con la responsabilidad generosa por el tú.

      Haremos bien en rehuir del individualismo y el colectivismo, en entender que «el cuidado es la médula, fuerte y poderosa, de la vida humana» (Nel Noddings), en interiorizar la necesidad de vivir en relación, en reconocer al otro en toda su alteridad, en poner con el otro en común.

      ¡Atención! Por un lado, nos hemos hecho peligrosamente adictos a la seguridad. Por otro, cada vez se desconfía más de los políticos y, además, agredimos cotidianamente a la naturaleza, de la que somos parte, mediante un modelo productivo que es causante o corresponsable de una nueva crisis sanitaria que alcanza todos los confines del planeta.

      Desconfiemos del mercado de la cultura, del ecologismo como pose, de la negación del buen gusto, del intento de ridiculizar la correcta educación, de la negación de los valores y las virtudes tradicionales, del arrinconamiento del sufrimiento y de la inexorable muerte, del abolicionismo del sentido de trascendencia.

      Impulsemos cambios con criterio, tales como asumir que gobernar es prever. O que las empresas han de asumir responsabilidad social, también con una producción bio y ecológica.

      Y no nos equivoquemos considerando que la ciencia y la tecnología resolverán todos los problemas existenciales (algo que solo se atisba desde una inquebrantable e indiscutible fe religiosa).

      Confirmado, somos los más libres de la historia, pero vivimos con una penosa percepción de impotencia.

      Estamos confundidos, y más en las denominadas culturas posmodernas tecnológicamente avanzadas, donde la hiperrealidad dificulta la toma de conciencia para distinguir la realidad de la fantasía, lo que se agrava en esta intangible y onírica pesadilla.

      Pareciera que nos hemos chocado contra el fin de la eternidad. No hemos de abrazarnos a la tristeza y al miedo, pero sí debemos reconocerlos, aceptarlos, verbalizarlos, para que no deriven en rabia y enfrentamiento.

      Por contra, busquemos los pequeños y agradables momentos, las alegrías cotidianas, porque estas tampoco han desaparecido.

      Precisamos de nuevas estrategias y habilidades para superar la crisis sobrevenida. Si bien, las crisis forman parte del conocimiento de la especie humana.

      La COVID-19 está causando un daño que constituye un trauma psicosocial, con un quebranto de la confianza en las relaciones interpersonales e intergrupales, que implica el desmembramiento de las asunciones y creencias básicas sobre las que se asienta nuestra vida cotidiana, la confianza en la sociedad; el fatalismo; la posible ruptura en las principales redes sociales de protección y apoyo; la internalización del miedo; el debilitamiento de la autonomía personal y de la autoconfianza; la paralización de las metas a largo plazo.

      Lo primero es saber qué nos pasa, y después pedir ayuda. Tengamos presente que antes hablábamos mucho del futuro, un 50 % de lo que decíamos se refería al mañana; eso ahora no es posible y genera quebranto.

      Pese a todo, la mayoría de las personas convive con la pandemia superando el colapso emocional. Ayudan fortalezas y talentos como la capacidad de adaptar la planificación; también ayuda la tecnología, que ha resultado ser un salvavidas.

      Es fundamental el modelo explicativo que uno mismo se da, el hablarse con aceptación y ánimo, el decirse «soy capaz de afrontar la adversidad» y ponerse a la acción.

      Avanzamos por un paraje lleno de contradicciones en el que el humor nos permite esquivar la siempre peligrosa desesperanza y la ansiedad entendida como un miedo infundado o sin causa objetiva.

      Partimos de un país, España, que es el tercero en esperanza de vida, pero que está habitado por muchos quejicosos que ridiculizan a quien se autodenomina optimista y feliz, y que, además, persiguen al exitoso.

      Es un magnífico país, universal, histórico, pero muchos ciudadanos exigen sin aportar y no asumen ni valoran los éxitos y fracasos desde la responsabilidad individual.

      Y dado que en las tragedias aparece la negación, los políticos harían bien en dar consejos básicos y reconocer las dudas cuando no se tienen certezas.

      Los líderes han de crear expectativas reales, aportar un horizonte, y no acogotarnos mediante el miedo.

      Hemos de encontrar nuevos propósitos de la humanidad que trasciendan los objetivos del individuo, del pueblo, de la nación.

       En medio del invierno descubrí que había dentro de mí un verano increíble.

      Albert Camus

       A. VISIÓN PSICOLÓGICA DE LO QUE NOS ACONTECE

      TIEMPOS ALTERADOS

      A1 Lo que nos constituye es quebrado

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